¡Quién diría que uno de los escritores más importantes del siglo XX, se rehusaría a formar parte del ejército de 1942, el mismo ejército que le haría frente a las huestes alemanas durante la Segunda Guerra Mundial! En efecto, Ítalo Calvino, antes de ser escritor, fue un muchacho que recibió de sus padres una educación laica y antifascista. De igual manera, aunque conocido comúnmente como italiano, nació en realidad en Santiago de las Vegas, Cuba (1923). Fue hijo de un botánico y agrónomo afamado de nombre Mario Calvino, quien dirigía una importante estación experimental de agronomía. Su madre, Marnelli, de misma profesión, era de origen sardo, de ahí, quizá, el gusto de Ítalo por las ciencias exactas, tales como las matemáticas, la botánica, la geología, entre otras ciencias duras que se verían reflejadas en obra literarias posteriores como Las cosmicómicas (1984) ―colección de cuentos extraordinariamente creativos y únicos dentro del género de ciencia ficción que también cultivó el autor.
Sin embargo, dos años después de su nacimiento, la familia Calvino decidió trasladarse a Italia para residir en San Remo. Fue en este lugar donde Ítalo pasó parte de su infancia, junto con su hermano Floriano. Ya en su juventud, el autor de El barón rampante (1957) recibió una educación liberar y crítica que le hizo tomar una posición ideológica antifascista, misma que fue incentiva por sus padres, pues ellos también tenían esa misma actitud de librepensadores.
Por otra parte, en cuanto a sus primeros estudios, Ítalo fue la escuela secundaria en Cassinis de San Remo, donde trabó amistad con Eugenio Scalfari desde ese momento y para toda la vida. Lo anterior es importante porque Scalfari sería el fundador del periódico más importante de Italia, República. El periodista comentó mucho sobre su amistad con el afamado escritor, ideas como las siguientes: “Teníamos casi la misma edad, Calvino era mayor que yo por algunos meses. Él era un saturnino al que le hubiera gustado ser un voluble y yo un voluble que hubiera quería ser un saturnino”. Así trascurrió la infancia del escritor.
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La vida de Ítalo ocurrió en San Remo, donde vivió la mayor parte de su infancia. También ahí inició los estudios en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Turín, seguida de la de Florencia, en el mismo sentido que lo habían hecho toda su familia, pues quería seguir los estudios que su padre, pero este deseo fue interrumpido debido a que inició la Segunda Guerra Mundial, hecho que le obligó a abandonar sus estudios como a muchos jóvenes de su época.
Por demás, fue llamado para incorporarse a las filas del ejército al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Pero el joven Calvino no sólo no se unió al llamado, sino que pasó a la clandestinidad. Posteriormente se unió a las Brigadas Garibaldi, que era un grupo partisano de tendencia comunista, junto con su hermano. En tanto, sus padres quedaron como rehenes de los alemanes; mas Ítalo luchó como partisano contra el fascismo. Todo ello fue llevado a la pluma, quedando plasmado en una de las obras maestras de la narrativa de la resistencia: El sendero de los nidos de araña (1947). De igual manera colaboró en publicaciones como L’Unita, Il Politecnico o Rinascita, constribuyendo a la causa antifascista como partisano y escritor de la resistencia. En 1944 se afilió al Partido Comunista Italiano.
Luego de estos eventos, finalizó la guerra y finalmente pudo retomar sus estudios de agronomía en la Universidad de Turín, pero al poco tiempo los abandonó para ingresar a la carrera de Letras, la cual sí concluyó y de la que se graduó en el año de 1947 con una tesis sobre el escritor Joseph Conrad, a quien, sin duda, admiraba. En este periodo escolar, conoció a Cesare Pavese, extraordinario escritor, y quien fungiría como su padrino, pues fue Pavese quien lo recomendó para que fuese contratado por la editorial Einaudi. Con este trabajo, Calvino pudo entrar en contacto con intelectuales de izquierda, también le permitió publicar su primera novela (1947), y hacer una carrera literaria. A partir de ese momento y en adelante, colaboró de manera continua con diversos diarios y revistas, posteriormente trabajó como asesor editorial; y, finalmente, efectuaría estancias en Francia, gracias a esta primera posibilidad laboral vinculada al gremio literario.
Como se sabe, Calvino siempre tuvo una posición política comprometida con el Partido Comunista Italiano (PCI), aunque también siempre tuvo una formación muy crítica y liberal, incluso en esta opción ideológica, por ello mismo abandonó el PCI en 1957, debido a sus discrepancias, esencialmente por el enfoques totalitarios del partido, así como por los sucesos ocurridos en Hungría, específicamente a la pasiva actitud del PCI ante dichos eventos. Por supuesto, el autor escribió una feroz crítica en el libro La Gran Bonanza de las Antillas (1957).
En cuanto a su obra literaria, la primera fue de corte realista, posteriormente experimentó con una serie de relatos que combinaban un escritura simbólica-fantástica y otra irónica. Tras publicar algunas antologías de fábulas contemporáneas, escribió la trilogía novelística que le haría famoso en gran parte del mundo: Nuestros antepasados, integrada por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente, entre 1952 y 1957. A través de ellas hizo una denuncia de la realidad postbélica, anunciando la soledad y el recelo implícitos en la condición humana. Sin duda, su obra forma parte de la decepción ideológica del autor, tras la Invasión de Hungría por la URSS (1956).
Sin embargo, para quien nunca haya leído la obra de Ítalo Calvino, no hallará en su trilogía un resumen histórico de lo ocurrido con la guerra o con las posteriores formaciones de bloques políticos en Europa, sino una narración fantástica y poética, plagada de elementos maravillosos. Calvino antepone el efecto estético y literario al ideológico y realista. Con él no se trata de repetir un evento biográfico o de ficcionalizarlo, sino de hacer una creación totalmente nueva y metafórica de esas experiencias de vida. Esa es una de sus características más extraordinarias en la obra del autor.
El joven partisano, también lo fue en las letras, siempre fue un combatiente militar, político y cultural. Fue crítico de los problemas que la sociedad industrial contemporánea generaba, tales como la alienación urbana, la explotación y la soledad, la cual cristalizó a través de tres obras: La especulación inmobiliaria, La nube de smog y La jornada de un interventor electoral.
En su faceta como crítico literario, publicó sus textos en la revista Il Menabo, que codirigía junto a Elio Vittorini. Posteriormente leyó la obra de Raymond Queneau y del grupo experimental francés Oulipo, que le influyeron poderosamente durante un periodo de su creación. Este grupo basaba sus planteamientos literarios en el juego formal y la combinatoria de formas y estructuras matemáticas posibles, a esta etapa debemos obras como algunos de los cuentos incluidos en Las cosmicómicas.
El autor siempre tuvo muchos intereses intelectuales y nunca rompió con su gusto por las ciencias exactas y naturales, al mismo tiempo amplió sus intereses a la sociología cuando se trasladó a París y entró en contacto con el Ouvroir de Litterature Potentielle, es decir, con el Taller de Literatura Potencial, con el que continuó hasta su muerte.
Como todo autor y trasterrado, Calvino regresó a Cuba en 1964, conoció el lugar donde había nacido: su casa, a personalidades de la época como el famoso guerrillero Ernesto Che Guevara. La sangre latina le llamó siempre, ese mismo año se casó con Esther Judit Singer, de origen argentino en La Habana, aunque su lugar de residencia definitiva fue Roma, donde un año después nació su hija Giovanna.
Ítalo Calvino murió en 1985, debido a un ataque de Ictus cerebral en el hospital de Siena a la edad de 61 años. Quedaron algunos trabajos suyos inconclusos: una serie de conferencias que preparaba para la Universidad de Harvard. Su publicación fue póstuma y en su idioma original, que luego sería traducida como Seis propuestas para el próximo milenio, obra de actualidad, extraordinariamente crítica, fiel a su visión de partisano e idealista.
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