Uberto Stabile es un poeta español nacido en Valencia en 1959. También es editor, traductor y gestor cultural. Desde 1994 organiza Edita, el Encuentro Internacional de Editores Independientes, en Punta Umbría. Es coeditor de las ediciones Garvm y de la revista de poesía Alameda 39. Sus doce libros de poesía han sido recopilados bajo el título ‘Habitación desnuda 1977/2007’ (Ed. Baile del Sol, Tenerife 2007) y sus artículos están reunidos en el volumen ‘Entre Candilejas y Barricadas’. (La Espiga Dorada. Caja Rural, Huelva, 2006). Ha estado cerca de México, específicamente de Ciudad Juárez, donde encabezó junto a autores locales, el movimiento internacional Escritores por Ciudad Juárez. Además ha publicado en sus proyectos editoriales a varios poetas y narradores mexicanos.
-¿Qué es la poesía?
Es una visión, una mirada divergente, una deconstrucción de cuanto entendemos como realidad, va más allá de las palabras, incluso del lenguaje, es iluminación, capacidad de hallar, de poner nombre a las cosas.
-Cuéntanos un poco sobre cómo te hiciste escritor
No me considero escritor, aunque no imagino mi vida sin la escritura. Escribo entre líneas, no siempre se convierte en texto. No lo entiendo como un oficio, más bien es una vocación irrevocable, una actitud, algo vital, un intento, a veces imposible, por interpretar cuanto me rodea. Siempre me recuerdo escribiendo.
-Sin el afán de comparar, ¿qué diferencias encuentras entre el ambiente cultural en España y el de México?
Depende que entiendas por ‘ambiente cultural’. Si te refieres al papel que juega la cultura en nuestras sociedades, es muy similar, si bien la diferencia de dimensión entre ambos países es tan grande que necesariamente influye en la producción y difusión de los productos culturales. Pero si por ‘ambiente cultural’ te refieres a los creadores, poetas y escritores, creo que en general América disfruta de una mayor libertad creativa con respecto a sus círculos hegemónicos. En México existe un mayor distanciamiento frente al canon, y eso se traduce en una poesía más rica en matices y abierta a la experimentación.
-¿Se puede enseñar a escribir poesía?
Nadie nace sabiendo escribir, se puede enseñar a escribir, pero sobre todo se puede enseñar a leer poesía, que es la mejor manera de empezar a ver, a percibir y a escribir o hacer poesía.
-¿Se puede escribir una poesía universal, aun siendo regionalistas?
Para ser universal hay que ser local, sin esta premisa lo universal carece de matices, es lo que llamamos globalización, es monocroma, reduccionista; lo universal, al contrario, se construye desde lo local, desde la pluralidad y la diversidad, la mejor manera de ser universal es incorporar la esencia de cada una de nuestras propias diferencias.
-¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial? ¿Crees que sea válido o ético utilizarla para escribir?
Una cosa es la inteligencia y otra es el pensamiento. La inteligencia artificial, elaborada a partir de sistemas informáticos o combinaciones de algoritmos, puede adquirir capacidad para entender, comprender y resolver problemas, como lo hace la mente humana, pero la facultad de crear y desarrollar un pensamiento que incorpore las variables de percepción física, mental y emocional, a su vez particular y universal, que se rigen y están condicionadas por los valores éticos y morales de cada individuo, eso ya es otra cosa. Sobre la segunda cuestión, si es válido o ético utilizar la inteligencia artificial para escribir, creo que no se trata de una cuestión de ética o falta de ética, el problema no reside en utilizar máquinas que sustituyan al ser humano para escribir, el problema es que no tengamos capacidad para diferenciarlo. En ese adocenamiento y adiestramiento mediático, propio de una sociedad postindustrial, que de manera magistral retrata José Saramago en La Caverna, está la diferencia, el reto es poseer el conocimiento, la capacidad y la conciencia necesarias para que no nos den ‘gato por liebre’.
-¿Consideras que estamos en una decadencia mundial en cuanto al desarrollo de las artes en general?
Las artes son el reflejo de su propio tiempo, han ayudado a encumbrar tiranos y a denunciar injusticias, no están exentas de moral. Podríamos decir que vivimos en una sociedad bipolar, el desarrollo industrial y científico, que supuestamente debería contribuir al bienestar global, es el mismo que provoca la destrucción del planeta, alimenta guerras y facilita el control de sus ciudadanos. Del mismo modo las artes, que deberían responder a nuestras aspiraciones de libertad, formación crítica y crecimiento en valores, tienden a reducir nuestra capacidad de transformación social y espiritual en favor del entretenimiento y el ocio de masas, elaborando productos culturales de muy baja calidad y fácil consumo, propios de una sociedad hedonista e irresponsable. Nos convierte en avestruces, renunciando a ver el mundo tal como es, hasta que los cambios se imponen, a veces con toda su dureza.
-¿Cómo determinas cuando un poema es bueno o es malo?
No creo que existan poemas malos, si son malos no son poesía. Hay poemas que nos complacen porque responden en su forma o en su discurso a cuanto hemos configurado en nuestra, llamémosla, ‘poética de confort’, pero ni siquiera a estos los considero buenos poemas. Los buenos poemas son los que dejan una huella indeleble, provocadora e inquietante, los que no se terminan de explicar ni se declaran abiertamente, los que dejan que el lector evolucione y cuestione su propia gratitud frente al texto complaciente. A veces el mejor poema no es el mejor escrito, es el que mejor nos interroga, el que hace tambalear todo cuanto teníamos por cierto.
-¿Cómo es tu proceso creativo?
Soy muy caótico, no tengo ninguno en particular. Suelo dar muchas vueltas y desechar muchas ideas, pero una vez que empiezo ya no me detengo, sea la hora que sea y en el lugar que sea. Después sobreviene ese proceso interminable de las correcciones; nunca doy por cerrado un poema, incluso si ya está publicado. Si bien es verdad que cada vez escribo menos.
-¿Qué planes tienes para este año que comienza?
Dejar que fluya de la mejor manera.
Es autor de las antologías: Mujeres en su tinta, poetas españolas en el siglo XXI (Atemporia, México, 2009 y A Fortiori Ed., Bilbao 2012), Tan lejos de Dios, poesía mexicana en la frontera norte (UNAM & Ed. Baile del Sol, México/Tenerife, 2010), Tras los claveles, 35 poetas portuguesas 1970-1999 (La Oveja Negra 2022) y de la antología de micro relatos Un minuto de ternura (Ed. Baile del Sol, Tenerife, 2016). En Portugal tiene publicados los libros Só mais uma vez (Livrododia, Torres Vedras 2007) y Os rapazes rebeldes (Lua de Marfim Editor, Lisboa 2016); y en México Cien días de mayo (Homo Scriptum, Monterry, 2006) y Tatuaje (Ed. Atemporía, Saltillo, 2009).
Poemas suyos han sido traducidos al italiano, portugués, inglés, búlgaro, turco, lituano, catalán y francés.