El peyote ha inspirado a artistas, escritores y antropólogos para escribir sobre el rito ancestral de danza y canto rarámuri. Se han escrito muchas canciones, poemas y pintado una infinidad de obras sobre la tradición del viaje como caminante en Chihuahua, y también de la transformación mística e inolvidable de esta especie alucinante y perteneciente a la familia Cactaceae.
En 1987 se publicó el famoso poema de largo aliento del escritor chihuahuense José Vicente Anaya, fallecido en agosto de 2020. Su texto Híkuri, con el que rescató una parte de la visión de los tarahumaras, literalmente lo hizo volar a las galaxias.
Antes de publicar ese gran poema, escribió en uno de los manifiestos del infrarrealismo algo que dejaba ver cómo sería su destino:
“La cordura y la sensatez destruyen la imaginación del ser humano y lo reducen a un plano objetual en el que permanece cotidianamente reproduciendo una vida miserable; el individuo es aplastado por su propia impotencia y conformismo para hacer nada:
—los hambrientos dejan pasar el pan frente a sus narices;
—los artistas piensan que el arte se termina cuando los publican o exponen sus obras;
—los amantes se niegan a aventurarse buscando nuevas respuestas al amor;
—los “pensadores” se dedican todo el tiempo a buscar epítetos con los cuales denigrarar sus detractores;
—las corrientes políticas se consideran “Demiurgos” con sus teorías inmediatistas, apráxicas, ante la realidad social;
—y un millón -por- segundo de etcéteras más”.
Para Anaya la felicidad nunca terminaba, es decir, la obtuvo en el ´aquí y ahora´, y fue así como encontró el punto de no retorno con Híkuri. Aunque muchos piensan que el texto lo escribió por sus experiencias con esta planta, varias veces aclaró que no fue así sino a consecuencia de otras cosas. “Yo fui -a la Sierra- porque tengo un abuelo Tarahumara, Jesús Leal, de quien me siento muy orgulloso porque fue indígena, guerrillero y villista, algo casi insólito; y yo quería ir para ver cómo vivían mis antepasados, pero no fue con el afán de escribir un poema”, dijo en el 2007 en la inauguración del VIII Congreso Internacional de Poesía y Poética de la UAP.
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Después de que el movimiento de los infrarrealistas concluyó, Anaya se dedicó a viajar por todo el país mochila en mano, y vivió muchas experiencias en la Sierra de Chihuahua con su familia y el peyote. Ése viaje terminó por transformarlo y el resultado fue uno de los poemas más memorables cuyo epicentro es el peyote.
Poetripiados te comparte un video en el que Anaya lee un fragmento de Híkuri, durante la presentación de la reedición de éste por Malpaís ediciones en la colección Archivo Negro de la Poesía Mexicana. El video fue subido a YouTube en septiembre de 2015.