Esto pasa cuando entrevistas a un periodista, terminas siendo interrogada por el entrevistado y los papeles se voltean en momentos. Ni cuenta te das, cuando ya estás en la silla de los acusados respondiendo preguntas. Este es Federico Campbell Peña, hijo de dos reconocidos personajes del periodismo y la literatura mexicana, Federico Campbell y Margarita Peña, que engulló desde pequeño el oficio de las letras y la comunicación.
Yo te preguntaría, primeramente, antes de entrar a cualquier otro tema, para entrar en materia: ¿Quién es Donald Trump?
Es un empresario que hizo negocios con la mafia rusa, probablemente lavado de dinero ruso en sus casinos en Atlantic City y en la Torre Trump en Toronto Canadá. Eso ya lo documentó en su momento el diario New York Times, y la manera que Vladimir Putin le ayudó a llegar a la presidencia en 2016, para fregarse a la progresista, pero corrupta Hilary Clinton, que también estaba metida en cuestiones extrañas, entre ellas, con su marido en la Fundación Clinton que nunca han tenido claridad en sus finanzas, pero lo más importante es que Trump se logra colar, gracias a un ultraderechista, Roger Stone, que le hizo la campaña desde hace 8 años, pero es hasta hace 5 años, el 15 de junio de 2016, que Trump y Stone lanzan la candidatura presidencial en un evento que quedó grabado en las mentes de los mexicanos, cuando dijo que no todos, pero que muchos de los mexicanos que llegan allá, son violadores y ladrones. No ganó la elección del voto popular, pero sí los colegios electorales que son los que finalmente deciden la elección, y tomó posesión el 20 de enero de 2017 con una política antinmigrante. Por eso, en Ciudad Juárez, incluso hay una pequeña Cuba, Little Cuba, de todos los cubanos que pedían asilo, pero se quedaron de este lado de la frontera, porque ya Trump no les va a dar espacio. Y nuestro amigo Beto O’Rourke, demócrata del El Paso no haya que hacer, fuera de estimular el llamado a votar. Te quiero adelantar en exclusiva a tu periódico que mañana martes 3 de noviembre la profesora Isla Campbell y otros de la UACJ van a ir de observadores a las casillas en El Paso, Texas, invitados por el demócrata Beto O’Rourke. Es un hecho. Ellos van a estar observando las casillas.
¿Qué tantas posibilidades ves de que gane Trump?
No, va a ganar Biden. El voto popular lo van a ganar los demócratas, Estados Unidos se va pintar de azul, aquí la cosa es que Trump va a meter demandas en estados donde está muy pareja la votación, que son Florida, Carolina del Norte, Iowa y Ohio, entonces Trump y los republicanos van a impugnar en las cortes de cada estado, sin embargo, si ellos ganaran, Joseph Biden va a tener los suficientes votos en el colegio electoral para que el 14 de diciembre lo nombren presidente electo de los Estados Unidos.
¿Y cómo ves el futuro con Biden para los mexicanos y para los latinos en general?
Muy bien, excelente. En los primeros días de gobierno Biden ha ofrecido, lo dijo en el debate último con Trump, en el debate del 22 de octubre, hacer una regularización de los 11 millones de indocumentados, muchos de ellos mexicanos. De tal manera que es un compromiso de campaña. Kamala Harris lo ha secundado, que es la candidata a vicepresidenta. También mantener a 800 mil dreamers dentro de los Estados Unidos y que no haya amenaza, como con Trump, de que se vayan del país.
Y no hay cierto temor de que, por ejemplo, se hablaba de que Obama fue muy buen presidente, pero con Obama hubo muchísimos deportados, más que con Trump.
Lo que llevó a Biden a pedir disculpas públicamente, porque él era vicepresidente de Obama y a hacer un compromiso de regularización de indocumentados, mantener el DACA para los dreamers, el acuerdo temporal de permanencia, el TPS, pero no sólo para centroamericanos, si no para los venezolanos que están huyendo de Venezuela, cosa que Trump no les quiere otorgar.
Y eso de que le dio el virus a Trump, ¿habrá sido una estrategia o realmente…?
Según esto en 4 días se curó con el remdesivir y un tratamiento de 600 mil dólares, que no los tiene ningún paciente. Y que Melania supuestamente ya está repuesta y ella acompañó de gira a Trump, imagínate tú, a Florida. El voto útil es no votar por Trump, y por ahí se está inclinando mucha gente que está viendo que el covid no lo manejó bien Trump, no hizo caso a Anthony Fauci, su asistente, y además, el señor Biden sí quiere poner mascarillas, obligatorias, ¿eh?
Claro, es que está fuera de control allá. Si aquí está fuera de control, allá está peor.
Pero el presidente de México no usa… es “mascarillafóbico” (risas)… Y es un debate como si debatiéramos si usar el preservativo o no, ¿no crees? ¿Tú dónde vas a estar el martes, en San Luis Río Colorado o en San Luis, Arizona?
Yo me quedo aquí hasta diciembre.
¿No vas a ir a la pachanga demócrata en el restaurante Pinche Gringo de Polanco?
Sí me invitas, sí (risas)…
Tú eres de la coalición contra el muro fronterizo, sí te dejan entrar. ¿O dónde vas a estar el martes? ¿Ramón dónde anda?
Aquí está, trabajando también.
¿Viendo las noticias?
Muy bien informados.
¿Y cómo está Staines? ¿Sigue arriba?
Sigue en Tlalpan.
¿Haces machaca con huevos? (Risas)… ¿Y qué pasó con el Choko de Radio Política y Rockanroll, y Alex, de Hermosillo?
Creo que están iniciando, están retomando los micrófonos por ahí.
¿Y este pintor neurótico que era amigo del Borrego Gándara?
¿Cuál pintor?
Fernando Robles.
¿Es neurótico?
Él vivía con el Borrego en la Condesa.
Pues se compró una casa en la Roma.
Y ahí fueron a la inauguración hace 10 años, ustedes.
Sí, con el Shoby Ochoa.
Y llegó el Shoby con Eugenia Leñero.
No, llegó solo. Éramos bien poquitos, nada más estábamos tu papá, el Shoby, una francesa, Ramón Cota, el Gándara y yo, nada más.
Y cambiando de tema, ¿tú cómo te has sentido?, ¿no te angustia estar encerrada?
Lo que pasa es que cada quince días voy a casa de Luis Aguilar, me distraigo, vamos a comer, no estoy cien por ciento enclaustrada, pero tampoco me la paso en la calle.
¿Y estás escribiendo poesía?
No hay de otra, no hay remedio. Pero me tomo mis descansos, tampoco me gusta presionarme mucho.
No. ¿Lety Luna y Angélica Valero, son de tu grupo de mujeres poetas?
Lety Luna sí es mi amiga, a la otra no la conozco.
¿Por qué no has ido a la Pulquería con Fadanellí? Presentaron un libro el sábado, con Martínez Rentería, el sábado pasado.
El sábado pasado estaba muy ocupada. Pero el aniversario de la revista Generación es el 8 de noviembre.
A ver, ¿de qué más quieres que hablemos?
Te quería preguntar, hablando de tu papá, ¿qué tanto sigue significando para ti y qué tanto ha pesado el apellido Campbell?
Él siempre fue un amigo conmigo. Desde que yo era niño me llevaba a Proceso a la redacción, yo lo veo como un compañero de trabajo y un colega, luego se me presenta a veces en las noches. Antier pasaron una película donde él sale en una escena, Morir en el Golfo de Héctor Aguilar Camín, y él actúa, bueno, ahí en la redacción sale un ratito, o un segundo. Entonces, así se me presenta a mí, por episodios. Lo tengo aquí en unas fotos, en su altar, ya le puse su altar. A mí papá ya no le tocó ver a Trump, se hubiera asustado, él no supo quién era. No le tocó nada, no le tocó este infierno, y de que sus amigos murieran de covid. Aunque él murió de influenza, que la cogió en Tijuana en febrero del 2014.
Me acuerdo muy bien. En cuanto enterramos a tu papá, 3 ó 4 días después me dio a mí el AH1N1, estuve en el hospital, no internada, pero estuve…
¡Nombre! Y eso que estuvimos en la reunión en casa de Rodrigo Ayala, el pintor.
Sí.
No sabía.
Me dieron síntomas fuertes, pero no me morí. Me salvé.
Qué bueno… (risas)…
Platícame un poco cómo fueron tus inicios en el periodismo y tu infancia.
Es que él me llevaba los viernes a Proceso y yo me subía a la sección internacional a cortar cables de las agencias de noticias, con otros reporteros.
¿Qué edad tenías?
Yo tenía 12, 13 años y ya recortaba noticias internacionales. Y de ahí me fui maleducando en la redacción de periódicos, en La Jornada, en El Financiero y en Canal 11. La redacción, sobre todo en las antiguas, es como una droga. Sólo si tienes el olfato de la adicción al periodismo, lo percibes cuando entras a la redacción del Washington Post, El Universal o La Jornada o El Imparcial; ese olor a redacción, pero lamentablemente ya todo es digital. A mí me gusta leer los periódicos en papel y oler la tinta, embarrarme de papel y tinta y lamentablemente ya todo es digital, mano.
Sí, ya todo lo tienes que leer en línea.
Y eso no me late. Entonces si tú ves la película de Bod Woodward, Todos los hombres del Presidente, del Washington Post, con Dustin Hoffman y Robert Redford, ahí sí se ve lo que es una redacción de periódico formal, que apesta a tabaco, alcohol y a café. Porque acuérdate que los periodistas tienen los mismos horarios que los travestis, las prostitutas, los bomberos, los médicos de guardia y enfermeras y los torturadores de la policía judicial… (risas)… o sea, ese mismo esquema de vida, solitario, alcohólico, cafetero…
Cigarrero…
Tabaquista, fumador de tabaco. Es lo mismo para un periodista, para un policía judicial o un chichifo (risas)…
¿Y te identificas tú con esa forma de vida?
Mira, los periodistas como mi papá se levantan a las dos de la tarde y se duermen a las 4, 5 de la mañana (risas)… entonces, yo era niño y tenía horarios de niño y me levantaba a las 9 cuando vivía con mi papá y él se iba levantando a la 1.
¿Y tú solo te preparabas el desayuno?
No, porque tenía yo como 5 años, 6 años…
¿Y qué hacías? (risas)…
Pues esperarme. Pero, eso era cuando vivíamos en la cueva de Damas. Él tenía una cueva en Damas 119, int. 3, colonia San José Insurgentes; era muy feliz ahí, viviendo solo y conmigo, recibiendo a sus amigas eventuales y yendo a trabajar a Proceso hasta las 5 de la mañana; porque en Proceso siempre han tenido la virtud de hacer todo a lo último (risas)… entonces cerraban la revista súper colgados y super al último, sin ninguna previsión ni nada, y ahí tenían a mi papá corrigiendo galeras. Proceso siempre ha sido un lugar de misóginos, donde juegan dominó. Scherer… bueno, Scherer no porque él era conservador y se iba a su casa a dormir, pero lo que es Vicente Leñero, Carlos Marín, no sé si don Rafael Rodríguez Castañeda, pero jugaban dominó, y ya que jugaban cerraban la revista súper mega tarde, a las 4 de la mañana los viernes y mi papá tenía que corregir esas pinches galeras, con sus gafas… Y luego, al final, el típico, “mándalo tipear” (risas)… o sea, te mandaban un pinche artículo, “mándalo tipear”, entonces, puta, hasta las 5 de la mañana. A eso de la 1 iban por las tortas de Félix Cuevas, frente al Hospital 20 de Noviembre, las famosas tortas de pollo. Hace 32 años de esto.
¿Y te quedabas con tu papá en el periódico o te quedabas solo en tu casa?
Mi mamá me dejaba con él a las 7, 8 de la noche, los viernes, y hasta las 12, 1 de la madrugada me iba a llevar a que durmiera en el departamento, y él se regresaba a trabajar hasta las 4 de la madrugada. Una redacción es como una panadería, van saliendo tarde los productos, la masa, se van cociendo los panes, entonces tenía que esperar a que los de linotipos mandaran las plantillas con los textos para corregirlos, ya tipeados. El sábado era despertar a las 2 de la tarde, comer en Coyoacán de 3 a 5, encontrarte a los vagos en la librería El Parnaso, echarte el octavo café y luego irte a la Cineteca a ver alguna película de arte. Y ya en la noche, el sábado, llegaba Proceso impresa y ya la leías. Y el domingo el plan era también levantarse tarde y yo ya no sé en qué se iba al día, en el parque de los Venados… ¡ah!, era ir a La Veiga, con v chica, porque eran unos españoles gallegos de Vigo, pero unos cabrones para burlarse le ponían La Nalga (risas)… Y ahí nos encontrábamos a Luis González de Alba con su novio Ernesto, que vivían atrás de La Veiga (risas)…
Suena muy curioso (risas)…
Lamentablemente ellos no vivieron la apertura gay con Marcelo Ebrard, entonces no se pudieron casar. Aunque quien sabe si les latería casarse, ¿no? Pero eran muy felices. Te estoy hablando del año 80. Ernesto era actor y murió de Sida. Luis lo cuenta en un libro.
¿Y González de Alba no se contagió?
No, Luis se contagió después, en unos baños en Turquía…
Qué elegante (risas)…
En Estambul, con árabes, bueno, con turcos. Oye, y ese era el México de los 80tas. Kena Moreno era la delegada en Benito Juárez del PRI, la que hacía la revista Kena, era una señora avanzada y le dio a González de Alba permiso para abrir una sex shop, por el Parque Hundido, en el Centro Armand, ahí fue la primera sex shop, de Luis González de Alba, en el 81. Ahí podías comprarte tus dildos y lo que necesitaras (risas). Pues así pasaron los años. Mi papá veía a Juan Rulfo en el café El Ágora, en Barranca del Muerto e Insurgentes, atrás del café Libanés. Ahí estaba yo sentadito escuchando a Juan Rulfo a mi papá y a un profesor de la normal de maestros que era amigo de ellos, no me acuerdo del nombre. Luego llevábamos a Rulfo a su casa, caminando, a San José Insurgentes; vivía atrás de la calle Manuel M. Ponce del café El Juglar, pero Juan Rulfo era un asiduo cafetero de El Ágora. Te estoy hablando de cuando los discos eran LP, enormes, cuando los libros sí se leían en papel, cuando no había este desmadre de internet.
Ni teléfonos inteligentes ni nada. Cuando la gente era feliz y libre.
Luego mi papá estuvo en el PSUM, el Partido Socialista Unificado de México, y a mí me llevaba a las marchas donde andaba por ahí Humberto Musacchio y Tere Gil. En Proceso hizo varios libros, también era el editor. Hizo el primer libro sobre el 10 de junio de los Halcones, se llama La investigación, es donde sale que Martínez Domínguez es responsable del Halconazo, y las fotos son de Armando Salgado que murió hace 4 años, hace menos, en 2018. Mi papá hizo Operación Cóndor sobre la guerra contra el narcotráfico en Sinaloa, ordenada por la DEA. Claro, los textos eran de Pepe Reveles y otros reporteros.
Pero él era el editor.
Y mi papá publicó lo de Carlos Armando Biebrich de Sonora, en Proceso, lo de la desaparición del periódico ABC de Jesús Blancornelas por Bob de la Madrid, un pésimo gobernador de Baja California, del PRI. Luego cómo Blancornelas funda Zeta.
Crónica de una infamia, sí lo leí.
El de Biebrich fue el 79 ó 78. También mi papá hizo la editorial La Máquina de Escribir, con su lana, yo lo acompañaba al correo de Coyoacán a gastarse su lana en mandar sus libritos a todo mundo, a la provincia y aquí en el DF, porque le publicaba a Carmen Boullosa, Juan Villoro, David Huerta, y no les cobraba, él pagaba el librito. Ahí me tienes con él, yendo a la imprenta Juan Pablos en Iztapalapa, en su bocho rojo, a pagar y recoger mil libritos. ¿Y sabes cuál fue la gota que derramó el vaso? Mi papá ya había publicado a quince autores, a Javier Molina a Ricardo Yáñez, y un pendejo llegó y le reclamó, “oye, quedó muy mal la edición, Federico, no era este punto, era más grande la letra”, y la chingada, (risas)… Entonces mi papá dice: “Hasta aquí llegué”, y los manda a la verga y le da la editorial a… ya sabes a quien…
Creo que a Ricardo Yáñez.
Sí.
¿Se está haciendo buen periodismo en México actualmente?
No, se está haciendo un periodismo polarizado, sectario, que encona y abona a una guerra civil, esto ya se vivió en Venezuela. Entonces en este proceso iniciado en 2018, debemos tomar en cuenta lo ocurrido en Venezuela para no repetirlo. El triste episodio del desplegado y luego el contra desplegado de los intelectuales, no ilustra más que una polarización espantosa y peligrosa que recuerda lo sucedido en Venezuela en años resientes. El periodismo ya dejó de tener formalidad, ya todo son diatribas en redes sociales, digamos, polarizando. Ahora, sí hay periodismo serio que se está haciendo en Proceso y en otras revistas, Contralínea, Revista Zócalo. Mi papá estuviera muy deprimido con lo que está ocurriendo en México.
¿Cómo es un día ordinario en tu vida?
Desde las 9 de la mañana tengo que enviar notas de las elecciones en Estados Unidos a Canal 11, a las 11 hacer el noticiero de las 2, recoger todo lo que hay en monitoreo, en imágenes, en la noche hacer otras notas. Son tres noticieros, matutino, vespertino y nocturno.
¿Desde tu casa o estás yendo ya al Canal?
No, desde mi casa porque yo soy hipertenso. Entonces trabajo de domingo a viernes en la casa.
¿Y dónde estás viviendo, sigues en Taxco?
Ya no he ido a Taxco, ahora estoy en Tlalpan, a tus órdenes.
Ah, en tu casa de Tlalpan que conocí.
Sí, con mi mamá, aquí está la biblioteca. A Taxco ya no voy porque se puso violenta la cosa. El crimen organizado esta desatado en México.
Y en todos lados, ya no se salva ningún lugar.
Ya no se salva nada.
Terminamos esta doble entrevista, como espejeada y nos despedimos con un: “Gracias, te quiero”. “Yo también te quiero, cuídate mucho. Bye”. Ahora estoy acariciando la idea de ir a visitar la ofrenda de Federico Campbell padre, a su casa de Tlalpan, para saludar a mi amigo y peculiar personaje, quien siempre me asombra con las historias que tiene que contar.