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Cuando la hija de Paz expuso su dolor a Ernst Jünger por no ver a su padre

Te presentamos una misiva de Helena. La soledad en el laberinto

Por Redacción / Poetripiados / 19 de febrero de 2025

Helena. La soledad en el laberinto reúne la correspondencia inédita entre la poeta mexicana Helena Paz Garro (1939-2014) y uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, el escritor alemán Ernst Jünger (1895-1998).

El libro ofrece una clave para comprender parte de la relación entre Helena y su padre. A través de diversas misivas, revela el dolor que sentía por su distanciamiento del poeta. Helena no solo fue relegada por la sombra de su padre, sino también por Bona de Mandiargues, la mujer con quien el Nobel vivió en París.

La italiana vio su trabajo literario y pictórico reducido a la relación amorosa que mantuvo con el mexicano. Nacida en 1926, se le vincula con la vanguardia surrealista y se le atribuye la separación del poeta y Elena Garro. Bona conoció a Paz en 1948 en Venecia, cuando aún estaba casada con el escritor francés André Pieyre de Mandiargues.

Según testimonios de amigos cercanos a Paz, el autor de El laberinto de la soledad era amigo de André, pero el romance con Bona surgió de manera inesperada, algo que se reflejó en algunos de sus poemas.

Diez años después de aquel encuentro en Venecia, Bona viajó a México para presentar una exposición de arte. El poeta no desaprovechó la oportunidad y la convenció de que se quedara un tiempo con él en el país.

Tras varios meses juntos, Paz, descrito por sus amigos como «enloquecido de amor», la siguió hasta París cuando ella decidió regresar.

Entre 1958 y 1962, Paz y Bona mantuvieron una intensa relación en la capital francesa, periodo en el que la distancia entre Octavio y su hija se acentuó.

En Helena. La soledad en el laberinto, la hija de Elena Garro y del autor de Piedra de sol expresa su dolor a Ernst Jünger, especialmente en la denominada «quinta carta», donde expone su situación con Bona.

La misiva fue escrita en París y, aunque no tiene fecha, por la secuencia de los acontecimientos se estima que fue redactada entre abril y mayo de 1962:

La quinta carta de Helena a Ernst Jünger

Querido Ernst Jünger,

Sin lugar a duda mi silencio lo ha de haber asombrado. Principalmente después de haber anunciado mi viaje a Alemania.

Esta semana regresé de España a donde fui con mi padre por algunas semanas. Algo muy importante ha pasado en mi vida. Yo no he visto a mi padre en los últimos tres años, aunque los dos vivimos en París. Porque él vive con una mujer italiana llamada Bona de Mandiargues, la esposa del escritor André de Mandiargues. Ahora ella me ha prohibido, bajo pena de severas represalias, acercarme o incluso llamar a mi padre. Como ella y su marido pertenecen a la secta surrealista, critican a mi madre por no compartir sus ideas sobre la moral. Ellos nos han acosado con bastante violencia, tengo que decir, calumniándonos, empujando a mi padre a lastimarnos. Incluso, aunque aparentemente nos dañaron mucho, no lo hicieron profundamente porque dejaron intacto nuestro espíritu. Y esto gracias a mi madre, quien miró sus actos con calma.

Y por haber empleado esta expresión muy española: “no debes entrar en el terreno del toro”.

Renuncié ver a mi padre durante tres años; nosotras más o menos nos hemos retirado del mundo. Usted nunca sabrá, querido Ernst Jünger, cuánto nos han consolado sus libros en ese momento.

Como todos los valores se derrumbaron alrededor de nosotras, su Diario era lo único sólido a lo cual nos aferramos. Estoy disgustada por todas estas personas de París, y así como usted lo describe tan bien, y por todos estos nihilistas que, cuando la verdadera cara de la derecha aparece, ¡son los primeros en escapar!

Todos estos adoradores del Marqués de Sade deben admirar a Adolf Hitler, el único verdadero discípulo del “Divino Marqués”, el único que se atrevió a establecer el nuevo orden demoníaco. Porque el verdadero maestro de Hitler es Sade.

Sin embargo, mi padre ha dejado a esta señora. Y yo me encuentro otra vez de cara con él, de frente como un extraño. El gobierno mexicano lo ha designado como embajador de México en Nueva Delhi, India. Y a él le gustaría llevarme ahí en septiembre. Yo no sé qué hacer. Seré honesta, prefiero quedarme en París con mi madre. Pero los papeles han cambiado; ahora nuestra vida está organizada y la de él desordenada. Él se siente muy solo porque no tiene otra familia más que nosotras.

Nosotras ya conocemos el oriente, pues mi padre fue designado en Japón. Vivimos ahí por un año.

¿Usted ama Egipto mucho, no es verdad? Yo sólo conozco el puerto Said, donde el bote se paró un día, y el canal de Suez. ¡Pero me gustaría leer lo que usted escribió acerca de las pirámides!, y sobre la civilización egipcia.

Pensando en este pasaje de Gärten und Strassen (Jardines y calles)4 que he leído hoy otra vez: “De la egiptología en general espero una explicación sobre todo en el pasaje de las imágenes a las letras: ésta es la piedra angular entre el antiguo y el nuevo mundo. Los griegos y los persas. El oriente y el occidente. Cuando considero mi estilo, me parece particularmente insistir sin duda en el hecho de que una pequeña parte de las imágenes del mundo actual están aún vivas en él, una gota de bálsamo de Heraclitus”.

Y esto es porque sus libros siempre dan la sensación de plenitud, de realidad, de belleza, como si usted hubiese alcanzado el núcleo del sueño de la vida. Sin embargo, después de haber leído a Aldous Huxley (que, por cierto, me gusta mucho), nos quedamos con un sabor amargo, como si uno hubiera entrado en un mundo plano, muy bien observado, pero con dos dimensiones. Y esto es porque Aldous Huxley está bastante aislado del mundo de las imágenes, y esto es un producto característico de nuestro tiempo. Y es también porque sus personajes, a pesar de la inteligencia y la claridad con la que los representa, tienen siempre algo artificial, algo fabricado.

¿Recibió usted el libro de mi padre? Él se lo envió en estos días, yo le he dado a él su dirección. Él se va para México en tres semanas, donde estará durante el verano y después regresará en septiembre.

Querido Ernst Jünger, usted se va a reír, pero estamos pensando en ir a Alemania este verano.

¿Estará usted en Riedlingen durante junio, julio, agosto, septiembre? ¡Yo no quiero dejar Europa antes de haber ido a Riedlingen!

Esperando impacientemente una señal de nuestro arcángel privado.

Su Helena Paz.

Helena Paz, 1962

QUIZÁ TE INTERESE LEER: VIDEO: Lo que Helena dijo cuando le preguntaron sobre la muerte de su padre Octavio Paz

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