In memoriam O. P
En la inmensidad del desierto veo surgir el templo iluminado; se abre paso entre la fina arena color paja. Una tolvanera irrumpe la imagen que me ofrece el nacimiento. Con mi atavío de beduino cubro mi rostro del aire y el polvo. Bajo la marejada del verano espero que el templo me abra sus puertas. Las torres se elevan hasta tocar el cielo: Babel en la palma de mi mano. Cierro los ojos. Dentro del recinto una densa neblina cubre los eróticos relieves, que hablan del amor. Cantan, bailan, ríen. Entre el silencio y la música, el arte y la vida, la nieve y el sol, hay un hombre. Amir, el poeta de dulce habla de loro, me guía entre las cámaras del templo hasta un patio rodeado de enormes árboles. Una Venus de alabastro surge de las aguas del estanque: Ríes desnuda en los jardines de la llama. Amir me lleva a la ermita del santo y el poeta. Me detengo frente al mausoleo y noto que el aire me acompaña; huele a buganvilia, a gardenia. El aire de los cien días mece al pipal que canta a la tarde y a la noche. Amir se despidió entre las tinieblas. Fui a sentarme al borde del estanque, mientras la Venus tejía su manto de estrellas. En algún lugar Lingam y Yoni se amaban: lo sé porque las flores se estremecían con los gemidos. La hora del viajero llega con el alba. Recorro una por una las laberínticas cámaras del santuario; el poeta y el santo van a mi lado, prometen acompañarme hasta el final. Intento descifrar los treinta y dos signos de la vida, pero me quedo con el enigma. Los pájaros de mil colores rodean las columnas donde está inscrito el futuro del mundo; no permiten que nadie se acerque, su canto hipnotiza. Los nómadas vendrán pronto con regalos de otros pueblos; ellos conocen los secretos del templo. Dejarán sus presentes a los pies de Ishtar para que les conceda el don de la sabiduría y los presagios. Escucho a lo lejos los lamentos del árbol de Ansar, que llora sus heridas, y los pájaros tratan de curarlo cubriéndolo de miel y flores. Un torbellino murmura mi nombre; la hora ha llegado: Nunca estoy solo, hablo siempre contigo hablas siempre conmigo. A oscuras voy y planto signos.
El poeta y el santo continúan a mi lado, como lo prometieron. Un viento frío se cuela por entre las hendiduras de los mosaicos; entra despiadado hasta mi alma. La Venus me cubre amorosa con su manto. Sigo al santo y al poeta que me guían por el sendero al encuentro con los nómadas. Sólo llevo mi atavío y mis flores que se vuelven cristales de colores transparentes. Un extraño olor a mirra encendida me recuerda a los muertos del río, y rezo una plegaria por mi alma y la de ellos. El ave sagrada despliega su plumaje rojizo y verde; su gran cola se enrolla en la columna donde está escrito el nombre secreto del guía de los sadús. Llegamos al paso de Tanghi Garu; los nómadas ya estaban esperándome. Uno se acerca a mí con un cántaro lleno de vino, lo cuelga en mi hombro y me indica el camino, señalando hacia el oeste. El poeta y el santo se despiden; le devuelvo a la Venus su manto, y parto con los nómadas: No hay, ni un alma entre los árboles. Y yo, no sé a dónde me he ido.
(Lazurd, del árabe, significa cielo, por el color)
(El texto pertenece al libro Aire de sueños, publicado en el 2001, por Filo de caballos)
———————————-
Gabriela Velázquez Villegas nació en la Ciudad de México, el año de la primera nevada en la ciudad, 1967. Adquirió su primer libro, Belleza Negra de Anne Sewell, mientras se recuperaba en una sala de hospital. A partir de ahí recibiría libros como obsequio, Las mil y una noches, entre otros. Comenzó a escribir en la secundaria, como típica alma solitaria, consecuencia de las constantes mudanzas familiares. Deseaba estudiar cine, pero terminó en Europa a los 18 años. Trabajó en Genval y vivió París de noche. Cursó la carrera de Letras Hispánicas e Hispanoamericanas paralelo a la carrera de cine en la UDG. Comenzó a publicar en revistas y suplementos, así como sus primeros libros de cuentos y relatos. Incursionó como empresaria en el área de alimentos orgánicos. Se desempeña como docente desde hace varios años, así como mediadora de salas de lectura.