Carmen Nozal es una poeta nacida en Guijón, España, en 1964. Radica en la Ciudad de México desde 1986. Es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM y egresada de la Escuela de Escritores de la Sogem. Este año recibió la investidura de grado de Doctora Honoris Causa. Es autora de varios libros, entre los que se cuentan: Visiones de piedra, Premio de Poesía UNAM, 1991. Vagaluz, Premio Nacional de Poesía Elías Nandino, 1992. Hacia los flecos del frío, Premio Nacional de Poesía Salvador Gallardo Dávalos, 1993. El espejo de Luzbel, premiado por la Universidad Veracruzana, 1994. En el reino de la luz y otros poemas, publicado por el Ateneo Jovellanos, por recibir el accésit de dicho galardón internacional, España, 1999, entre otros.
Me recibió en el recinto de Konesh Soluciones, en la calle de Tuxpan, en la emblemática colonia Roma, en una casona de antaño, adaptada para oficinas. Nos sentamos en una mesa larga, perfecta para reuniones de varias personas.
Comenzamos con la pregunta obligada:
¿Qué cosa es la poesía mexicana?
Mucho más que una Piedra de sol.
¿Por qué crees que te hiciste poeta?
Por mi familia. Recién nacida mi tía Fely me dormía recitándome poemas de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León y Sor Juana Inés de la Cruz. Todos los días tenía su repertorio y como era feminista, terminaba con Hombres necios. Cuando llegaba a la estrofa que dice: «Parecer quiere el denuedo / de vuestro parecer loco / al niño que pone el coco / y luego le tiene miedo», en vez de dormirme, me despertaba porque las únicas palabras que me interesaban eran dos: niño y coco (risas)…
Por otra parte, continúa la poeta, cuyos poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, alemán y bable e incluidos en medio centenar de antologías, “sucedió que un día mi padre me llevó con mi abuela paterna a un despacho de abogados. Yo tenía cinco años y aunque no iba al colegio porque mi padre decía que ahí me iban a echar a perder, ya sabía leer y escribir pues en casa todo el tiempo me ponían a hacer deberes. En un momento dado, le dijeron a mi abuela que firmara. Y mi abuela puso su dedo pulgar en una almohadilla. Miré a mi padre y le pregunté: «¿Por qué hace eso abuelita? ¿No sabe escribir?» Y mi padre muy fresco me respondió: «Ni escribir ni leer». Esa misma noche, en mi cama con linterna en mano, metida entre las sábanas para que nadie me viera, escribí mi primer poema. Recuerdo que tenía que ver con el mar, los pescadores y las sirenas. En mi mente infantil hoy sé que lo hice por salvar a mi abuela del analfabetismo, aunque a mi abuela lo que menos le importaban eran los versos. Su mundo era el campo, las vacas, la leche, los quesos y la manteca. Y pues sí, me hice poeta por amor a mi abuela Carmen.”
¿Quiénes son los protagonistas contemporáneos de la poesía mexicana?
Los amorosos de Jaime Sabines, los migrantes de Balam Rodrigo, los muertos de María Rivera. Es decir, los protagonistas no son los poetas, son los personajes que habitan los poemas y que reflejan a México.
Como Promotora Cultural se ha desempeñado en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”, en la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura y en el Museo Nacional de Arte (MUNAL). En 2021 publicó De la confesión nocturna, finalista del Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo 2020” en España. En ese mismo año, recibió la presea del Pakal de Oro por su trayectoria literaria y publicó Poesía reunida 1991-2021 en Mastodonte Editores.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué haces para que las palabras lleguen?
Lo que escribo surge de lo que experimento. Generalmente, tiene que ver con el pasado. Nunca con el futuro. Para que las palabras lleguen no hago nada. Aparecen en la medida en que vivo y medito y salgo a pasear con Gea y viajo y cocino y veo a mis amigos y leo y veo arte y hago cosas sin mayor trascendencia.
¿Dónde y cómo escribes?
Generalmente, escribo en mi estudio y en mi computadora. Prefiero escribir en la noche porque hay menos interrupciones y más silencio. Para escribir necesito estar sola. Pero también es cierto que de pronto me despierto en la noche y escribo en mi libreta con mi pluma. También en la tercera de forros de los libros que leo. A veces, me encuentro en mi escritorio servilletas y trozos de papel con versos. La verdad es que ya ni sé de dónde salen tantos escritos.
¿Crees que se lee suficiente poesía en México?
Claro que no. Quien lea poesía que levante la mano. En México se asesinan a diez mujeres al día. Si leyeran suficiente poesía, no se asesinaría a ninguna.
¿Crees que haya elitismo en la literatura mexicana en general?
Por supuesto que sí.
En Italia fue publicado su libro A veces en la vida en Rafaelli Editore, en español e italiano, en 2022, y en México Natural en Letras de barro. También obtuvo la presea “México en tus manos” por su destacada labor dentro de la difusión de la cultura.
¿Crees que el Estado debería participar más en la sobrevivencia de revistas y organismos culturales?
¿El Estado? ¿Qué es eso? ¿A ti te sirve de algo el Estado? No creo en eso. Creo en la creatividad individual, en la iniciativa privada y en el poder de la comunidad.
¿Qué opinas de las políticas culturales de la actual administración?
No se le pueden pedir peras al olmo.
Para terminar: ¿Cuáles son tus proyectos para este nuevo año?
Bajar de peso, reírme mucho, andar en bici, viajar con mis hijos, ir a España a conocer a mi sobrino Enol que está a punto de nacer, tomar mis medicinas, ayudar cuando alguien me pida ayuda, leer, ver pelis, salir con mis amigos y estudiar a Shakira, a ver si logro «facturar» algo este año… (risas)…
Carmen es una mujer alegre, de una gran nobleza, quien ama a sus hijos, a la gente y ama a México. Actualmente, se desempeña como Directora de Comunicación, Difusión y Prensa en la empresa mexicana Konesh Soluciones.