Definitivamente, Carlos Martínez Rentería es uno de los personajes icónicos de la contracultura nacional, en especial de la Ciudad de México, donde se ha dedicado al activismo a favor de la despenalización de las drogas, desde 1996, y coordina las actividades culturales de La Pulquería Los Insurgentes. Es, según sus propias palabras, degustador de sustancias prohibidas.
Si eres Carlos Martínez Rentería, esta es la pregunta obligada, lo siento: ¿Qué es la contracultura?
Es una pregunta recurrente. Pero bueno, para mí ha sido importante tratar de entender el significado de la palabra ‘contracultura’, más allá de un referente histórico; y lo más importante es desconceptualizar el concepto para darle un sentido más filosófico. La contracultura es la manera de nombrar al movimiento de la cultura. Cuando la cultura se mueve y se convierte en una experiencia nueva, se convierte en contracultura, pero sólo es contracultura en el instante del movimiento. Podríamos hablar de referentes de otras épocas en donde la cultura se hizo contracultural, con movimientos de vanguardia, de ruptura, que cambiaron las épocas y detonaron inquietudes que trascendieron incluso al ámbito del arte, del pensamiento, para convertirse en experiencias de la vida cotidiana.
Entonces, ¿la contracultura existe en todo momento, no es algo que se generó anteriormente, está existiendo todo el tiempo?
Sí, la contracultura es intemporal y es como una dialéctica ante la cultura. La cultura es todas estas dinámicas del comportamiento humano que encuentran un consenso y se convierten en el deber ser de una época, eso es la cultura. Y la contracultura son todas las manifestaciones que le dan vida y movimiento a la cultura. La contracultura en sí misma, en el momento en que se manifiesta, es incómoda, no aceptaba, pero de una manera paradójica, son los impulsos que le dan movimiento a la cultura, es decir que, si no hubiera contracultura, la cultura estuviera muerta.
Carlos Martínez Rentería estudió teatro en el Instituto de Arte Escénico, y periodismo en la Escuela Carlos Septién García. Fue reportero cultural del periódico El Universal (de 1984 a 1995). Cofundador y director de la revista contracultural “Generación” (de 1988 a la fecha, y no se le ha hecho vicio). Escribe la columna “Salón palacio” en el diario La Jornada (de 2001 a la fecha); es coeditor de la revista Cáñamo-México (de 2015 a la fecha); ha colaborado en diversos diarios y revistas como “Suplemento Sábado” (Unomásuno), El Nacional, El Financiero, Milenio, Play Boy, Siempre! y Cáñamo España.
¿Qué ha sido para ti ser el contraculturista más dinámico y sobresaliente del país?
(Risas)… Bueno, eso lo dices tú; yo sinceramente, me divierto y juego… En lo que sí me comprometo es a tratar de entender y potenciar e identificar dinámicas contraculturales. Alguna vez leí un estudio hecho por un grupo de “juvenólogos” catalanes que decían que hay tres dinámicas de la contracultura: quienes viven la contracultura, que ni siquiera les interesa pensar en el concepto; quienes piensan la contracultura y la estudian y la interpretan; y quienes buscan las maneras de difundirla, que fundamentalmente es a través de la música, de los conciertos y movimientos musicales. Son tres dinámicas, pero no necesariamente es así. Pero yo, en todo caso, me considero un provocador, un impulsor de reflexiones y un catalizador del ser contracultural; pero, pues bueno, puedo tener actitudes y dinámicas de vida, totalmente culturales.
¿A quiénes te gusta provocar?
Bueno, la provocación es ante lo establecido, lo políticamente correcto, a quienes se presumen de liberales, pero son altamente conservadores, como podemos verlo con el presidente de nuestro país. (Risas)…
¿Quiénes son para ti los artistas más sobresalientes de la contracultura actualmente?
Hay una larga lista, que además siempre será relativo ubicarlos, porque la contracultura es algo no concreto, muy volátil; podríamos identificar a músicos como… no sé, se me ocurre pensar en la DJ Ali Gardoqui, de un movimiento lésbico muy intenso, muy fuerte, fundadora de Las Ultrasónicas, Kumbia Queers, y además es una activista en defensa de las diferencias sexuales. Pienso en artistas plásticos como José Agustín Ramírez, hijo de José Agustín; Felipe Posadas, y yo creo que en general las manifestaciones artísticas, en esencia, son contraculturales. Podemos enumerar a poetas, escritores de gran intensidad transgresora y provocadora en sus estéticas y en sus filosofías, como Guillermo Fadanelli, JM Servín, y bueno, tú misma puedes ser una transgresora contracultural, porque lo que identifica a la contracultura es la provocación de algo que no estaba, de una reacción ante el establishment del deber ser cultural.
Yendo un poquito más atrás, ¿a qué hora determinaste tu rumbo, en qué momento dijiste: “Esto es lo que yo voy a hacer”?
Yo nunca me propuse nada de una manera premeditada, todo ha ido surgiendo desde una irresponsabilidad de ser yo, con una necedad de libertad, que ni yo mismo controlo. Yo vengo de una familia conservadora, yo no soy como otros que niegan su pasado conservador, porque finalmente la detonación a todas estas preocupaciones de irreverencia, de ruptura, de asumir una postura políticamente incorrecta, pues sí, tienen que ver con un origen católico, apostólico, y romano. Entonces, pues, mi relación con la cultura, el arte, mi trabajo como reportero cultura, me fue abriendo perspectivas a través de conocer a muchísima gente que me enseñaba cosas, que eran diferentes a las que yo estaba programado desde mi educación formal, y yo creo que todo esto fue contribuyendo a que mi trabajo se abriera, de alguna manera, donde el atrevimiento al salto al vacío fuera definitivo.
¿A qué se dedicaba tu padre?
Él estudió leyes y se dedicó al trabajo burocrático. Obviamente estuvo trabajando para el PRI. Fue católico, le iba al América…
Uuuuy, totalmente convencional, de ahí te viene la rebeldía, ¿no?
Pues la verdad es que mi ruptura con muchas circunstancias en mi niñez y mi adolescencia… para algunas personas de mi familia soy un traidor, soy, ¿cómo se llama?…
¿La oveja negra?
La oveja negra de la familia. Pero bueno, yo me siento muy feliz en este camino de equivocación.
Carlos ha sido coeditor y coordinador de 15 antologías, entre ellas Cultura Contracultura (Plaza y Janés, 2000), La cresta de la ola. Reinvenciones y digresiones de la Contracultura en México (Generación 2009), Charles Bukowski Revisited, de Juchitán a Los Ángeles (Generación, 2010), Cultura de las drogas en México (en coautoría con Leopoldo Rivera, CUPIHD 2011), La utopía posible. Periodismo por la despenalización de las drogas (Cáñamo, CUPIHD, Pulquería Insurgentes, Generación, 2012).
¿Cómo ves a la 4T? Esta es otra pregunta obligada que te tenía que hacer. Ya sé lo que me vas a decir, pero quiero escucharlo.
¡No sabes lo que te voy a decir! ¡Aaah…! (risas)… Yo creo que es demasiado pretencioso adelantar una apuesta tan ostentosa antes de construirla, ¿no? Digamos que la Independencia, la Revolución, todos estos movimientos que ha habido en nuestro país, nunca se propusieron antes de hacerlo, sino que se fueron dando históricamente, a través de grandes epopeyas, y muchos sacrificios, con las ideas de grandes estadistas, constitucionalistas y grandes revolucionarios. Digamos que esta iniciativa nace con esa equivocación de querer hacer historia antes de comenzar a hacerla, querer acabar con la corrupción cuando ni siquiera hay una estrategia clara de cómo acabar con ella. Pretender una cuarta transformación cuando apenas se está luchando en algunos intentos de cambio. Creo que hay demasiada pretensión en una muy buena intención de López Obrador porque cambien cosas en este país; en primer lugar, acabar con la corrupción y romper con esta gran injustica entre ricos y pobres, pero él se adelanta a todo, todos los días presume que ya cambió a este país, que ya todo es diferente y eso es demagogia pura, no es posible que en nombre del pueblo se digan tantas mentiras. Me parce que hay muy buenas intenciones, que hay una preocupación por romper injusticias de tantos años, de violencia, de corrupción y creo que todos queremos eso, pero pretender que con discursos mañaneros vas a lograrlo es una verdadera grosería.
¿Cómo ves el futuro de la revista Generación y de las revistas independientes?
No veo como un futuro, digamos que la revista Generación ha durado 32 años, pero nunca nos hemos puesto a pensar en nuestro futuro, siempre hemos vivido al día y siempre con la posibilidad de que el número más reciente pueda ser el último. Acabamos de sacar un número durante la pandemia dedicado a Tacubaya, que milagrosamente logramos salvar ante la debacle más terrible que ha vivido nuestro país, tanto por la pandemia, como por las ineficiencias gubernamentales, como también por la actitud de muchos mexicanos que están demostrando más una postura de egoísmo de supervivencia, sin faltar, claro, iniciativas de generosidad, de apoyo de algunos sectores; pero bueno, no tenemos ningún futuro. Como dijeron los punks: “No hay futuro”, menos para la cultura, menos para la ciencia, menos para el pensamiento, todo es futurismo.
¿Cómo has mantenido tu revista y por qué crees que Nexos y Letras Libres merecen el apoyo del Estado y la tuya no?
Yo creo que todas las publicaciones culturales deberían de tener un apoyo para su supervivencia. Pero desde luego que, con la publicidad y los apoyos a un sólo número de publicaciones como Letras Libres o Nexos, yo podría hacer diez o veinte ejemplares de mi revista. No hay comparaciones posibles.
Tu revista es tan valiosa como esas otras.
Sí es importante que se regule ese despilfarro que beneficia a un solo par de publicaciones. Pero no estoy de acuerdo de la manera tan grosera como se descalifica y se deja de apoyar a estas dos revistas, que mucho han aportado a la cultura, al pensamiento y al arte en este país. Creo que aquí hay una gran confusión entre el despilfarro y la gran aportación de recursos a solo unos cuantos proyectos y a la descalificación del contenido y a la apuesta que han hecho. No existen políticas de distribución de publicidad. Yo creo que lo ideal sería un análisis muy serio de qué está pasando en el panorama editorial, particularmente en la cultura en general, en todo el periodismo.
¿Por qué Víctor Roura y tú tienen revistas que se han mantenido por muchos años sin el presupuesto del gobierno?
Porque somos unos necios; y, además, sí hemos tenido apoyo, mínimo, pero lo hemos tenido. No somos unos héroes, no somos unos inmaculados. Porque claro que, si me dan un anuncio, lo tomaré con mucho gusto y no me importa que sea de cualquier gobierno.
O de una élite del narcotráfico…(risas)
Nombre, no, del narco no estaría bien, porque luego te andan persiguiendo con sus metralletas (risas)… Hablando de narcotráfico, es urgente que este gobierno despenalice las drogas, en lugar de andar gastando millones en anuncios amarillistas, que despenalicen las drogas y que regularicen su consumo y que no criminalicen a sus consumidores…
Estoy de acuerdo.
El narco existe porque las drogas son ilegales, y ya viste la… se está destapando la cloaca. El narco no existiría si no tuviera la complicidad de militares y de policías.
¿Qué tanto las drogas y el alcohol colaboran en la creación del arte?
Es un tema que se ha discutido de toda la vida. Obviamente el hecho de consumir drogas o alcohol, bueno, es lo mismo, de consumir sustancias que alteren la conciencia, no necesariamente por eso alguien va a ser artista o va a escribir, pero de una manera muy coincidente en la historia del arte y del pensamiento, están presentes esas sustancias que estimulan la conciencia. Digamos que… siempre han sido circunstancias cercanas, pero no son definitivas de nada.
Pero han marcado la literatura. Hay grandes obras que se han escritor bajo el influjo de esas sustancias.
No necesariamente, digamos que la mayoría de los artistas, porque esto no solo se queda en la literatura, está en el cine, en la muisca, en la pintura, digamos que los artistas que consumen sustancias, regularmente dicen que sus momentos de creación, no son en estados alterados, en ocasiones sí, pero los estados alterados sirven para construir universos o advertir perspectivas que después transmiten a través de una obra; no necesariamente, aunque también ocurre, te pones a escribir o a dibujar o a hacer una obra musical.
¿Cómo ves la relación locura-creación?
Yo creo que la locura es una palabra que tiene por lo menos dos interpretaciones fundamentales, una es la locura que se genera por una detonación de un impulso de pensamiento y de creación, que desborda la congruencia de lo sensato y se convierte en una locura de imaginación y fantasía, y la contraparte es una enfermedad neuronal, que definitivamente dispara la conciencia hacia espacios de perdición. Esto lo podría explicar mucho mejor un psiquiatra o un neurólogo de cómo hay locuras que son creativas y reveladoras de pensamientos y otras que de plano son la pérdida de toda conciencia y que se convierten en una de las tragedias más terribles del ser humano.
¿De qué te sientes más orgulloso?
De mi hijo, creo que de alguna o de otra manera ha hecho lo mejor de él.
Platícame de Emiliano.
No quiero pecar de ser un padre orgulloso, decir que mi hijo es maravilloso, pero creo que ha sabido ser lo suficientemente sensato para no volverse loco con un padre como yo.
A pesar de ti…
Yo creo que a pesar de mí y gracias a mí, aaaah… (risas)… Bueno, yo creo que un punto de partida fundamental de su formación, ha sido el apoyo de su madre que fue quien se comprometió a que en sus años iniciáticos estuviera aplicado al estudio; fue un buen estudiante, estudió una carrera, una disciplina que definitivamente no es rentable, es decir, estudió filosofía, que la filosofía finalmente como metodología de estudio, lejos de lo que mucha gente piensa, sí ayuda a construir perspectivas de pensamiento que sirven para acomodar todas las dinámicas para desarrollar un trabajo profesional. Le gusta escribir, está muy interesado en el cine, y, sobre todo, llevamos una buena relación, nos peleamos de vez en cuando, pero ha sido muy generoso y un cómplice amistoso, muy importante en mi vida; sobre todo ahora que me acerco peligrosamente a la senectud. Estamos en la senectud en éxtasis, como decía Guillermo Fadanelli (risas)… Pues sí, creo que es lo mejor que me ha pasado.
También pienso que Emiliano es un ser inteligente, pensante y reflexivo, solidario.
Pero no hemos hablado de la revista Generación. Es mi hija.
Bueno, acaba de salir Tacubaya y de aquí en adelante, ¿qué sigue?
El 8 de noviembre vamos a cumplir 32 años, así es que es una locura, una necedad. Todo esto que ha ocurrido en 32 años ha sido definitivo para todo lo que yo soy. La impresionante cantidad de historias, de circunstancias, de personas, de atrevimientos, de gente, de amigos; es algo que me cuesta trabajo abordar, entenderlo en su gran magnitud. Cada vez que reviso un número viejo de Generación, me digo: “no es posible, qué cosa tan chingona hicimos. Hay números que son legendarios, que quedaron ya en un inconsciente colectivo…
Y emblemáticos para muchos. Yo recuerdo aquel número de las azoteas, estuvo muy bueno.
Hay muchos temas que hemos tocado que son impresionantes. He estado revisando los números del Corno Emplumado, el número que hicimos de la generación Beat, el que hicimos de contracultura gabacha y todo esto porque está a punto de salir ya, la próxima semana, un libro dedicado a la generación Beat, a partir de textos publicados en la revista Generación. Con este librito vamos a conmemorar los 32 años de Generación y creo que es muy simbólico que aparezca este libro porque reúne textos de un puñado de jóvenes que hace 50 años detonaron… ¡más!, más de 50 años, ya son 70 años del surgimiento de los poetas Beat, que desafiaron a las buenas conciencias, a la hipocresía de una época, a la doble moral, que recuperaron dinámicas de la dignidad humana. De la generación Beat surgió este gran movimiento hippie, y bueno, creo que hasta la fecha sigue siendo vigente esta actitud humanista.
¿Qué otras actividades harán por el 32 aniversario de la revista?
Para celebrar tanta necedad y resistencia contra viento y marea (muchas mareas), vamos a presentar este libro que te dije, es una reunión de los más significativos textos que hemos publicado en varios números de la revista sobre y de la Generación Beat. Será un libro en homenaje al recién fallecido José Vicente Anaya, y hay textos de José Agustín, Jorge García Robles y del mismo Anaya, así como traducciones de una veintena de poetas Beats, incluyendo a varias mujeres. Si la pandemia no dice lo contrario, este libro se presentará de manera presencial en la Pulquería Los Insurgentes el próximo sábado 7 de noviembre. Se imprimirán un par de playeras conmemorativas con dibujos de los Beats, incluidos en el mencionado libro, realizados por el artista Jesús Iglesias.
¿Cómo es un día normal en tu vida pandémica?
Mis actividades pandémicas son de lo más convencionales: veo mucho cine, hasta la madrugada, y me levanto tarde. A mí me toca lavar los trastes y Emiliano cocina (cada día lo hace mejor). Llevo en confinamiento tres meses más que todos los demás, pues me operaron del pie derecho desde diciembre del año pasado; he tenido una paciencia casi heroica; además, estuve en abstinencia total durante siete meses. Cada día salgo con más frecuencia y me he emborrachado dos o tres veces, pero lo más insólito es que me he puesto a hacer ejercicio y he aumentado por lo menos cinco kilos. También escribí tres poemas (escribo muy lentamente, nunca me he tomado en serio eso de ser poeta) y hacemos un programa de radio que se transmite en www.canamoradio.com. Sigo escribiendo mi columna «Salón Palacio» en La Jornada cada 15 días. Esas han sido mis actividades pandémicas.
Carlos ha publicado los poemarios Barbarie (Editorial Moho, 2011), De las mujeres y el no tiempo (Sindicato de Editores Independientes, 2013) y Polvos Blasfemos (Amargord, Madrid, 2014). Dirigió el Congreso Nacional de Contracultura (2003- 2013).
Lo conocí hace muchos años, durante una de mis incursiones a Ciudad Monstruo, y desde entonces entablamos una entrañable amistad, interrumpida solo por la distancia y el tiempo. En esa ocasión, me invitó a la legendaria cantina El Nivel, que se ubicaba en el Centro Histórico. Llevaba a su hijo Emiliano, quien entonces tenía 4 años. Carlos es un tipo afectuoso y divertido, relajado, y un ser comprometido como pocos en crear y promover la cultura dentro y fuera de nuestro país.
Terminamos la entrevista y seguimos brindando.