Beatriz Cecilia es una de las artistas más completas del escenario mexicano, hoy por hoy: actúa, baila, canta, es coreógrafa y escritora. Nació en la Ciudad de México. Este 26 de noviembre se estrenó la película de terror Desde el más allá, cinta donde ella actúa, en salas de Cinemex; “cine mexicano realmente independiente, sin becas, ni fideicomisos”, según sus propias palabras. También actuó en la serie televisiva Capadocia de HBO/Argos y en innumerables proyectos teatrales, telenovelas, películas, múltiples programas unitarios de TV y radio, más de 150 comerciales de publicidad y más de diez temporadas en Teatro-Bar.
¿Cómo fue tu infancia?
Yo soy hija de una mujer bailarina que se divorció justo antes de que yo cumpliera un año, entonces crecí a lado de mi abuela, que era una mujer maravillosa, autodidacta, llegó hasta tercero de primaria porque la agarró la revolución y tuvo que suspender sus estudios y la vida campante que tenía de niña se le volvió otra cosa. Una mujer con gran capacidad y gran placer por aprender, tenía una biblioteca inmensa, ella fue quien me acercó a las lecturas. Entré a estudiar danza desde muy pequeña, pero bueno, fue una infancia con sus bemoles y sus “sube y baja”, pero muy tranquila, muy acompañada, muy apapachada, muy consentida. Así fue mi infancia, con dos hermanas mayores y yo.
¿Qué es lo más relevante que has hecho en cuanto a tu trabajo en cine y televisión?
Pues, mira, se divide en dos, estoy orgullosa de haberme ganado personajes importantes en teatro, sobre todo, he hechos personajes muy difíciles de comedia musical, de lo que le llaman erróneamente “comedia musical”, porque no todas son comedias. Pero también me enorgullece mucho todo lo que he logrado yo, como inventora de mis propios proyectos. Me he desempeñado también en lo muy comercial, te puedo decir que trabajé 15 años en Televisa, 10 años en TvAzteca, que es comercial, pero también he estado en subterráneo, en el underground, como escritora, productora, como actriz de teatro independiente, sin ganar un peso, y esas dos vertientes me gustan mucho. He tenido grandes fracasos que también me enorgullecen porque me han enseñado mucho. Como productora independiente, empiezo desde el papel en blanco, escribo todo, pongo hasta el último clavo de la escenografía; entonces, yo me hago cargo desde los logos, el guion, vestuario, pestañas, tacones, todo. Eso para mí es un gran logro, y bueno, que me llamen y me contraten para hacer una película, también es un gran logro, porque la vida está muy cabrona; que sea valorada mi experiencia, eso también me llena de satisfacción. Lo mismo hago una telenovela de esas horrendas, infumables (risas), que hago recitales…
O un capítulo de La Rosa de Guadalupe.
(Risas)… Sí, sí, sí… pues, ni modo, o hago una comedia espantosa. Y he estado dando funciones en los camellones, en los hospitales, en centros de salubridad, con enfermos psiquiátricos. He estado de verdad en el inframundo, en las peores condiciones dando funciones en el cemento…
Pero también en los grandes escenarios, con los grandes reflectores.
Exacto. Te digo que estoy en los dos extremos. Pero, uno alimenta al otro, el ganar dinero en el ámbito comercial me da oportunidad de poder escribir como loquita. Tú me echas el quinto a la pianola y yo me hecho a volar.
Pues qué bueno que tienes esa facilidad para desarrollar proyectos, porque muchos estamos un poco discapacitados mentalmente para empezar algo y terminarlo.
Me cuesta trabajo sentarme a escribir, pero ya que tiene estructura en mi cabecita, abro la compu y pongo la hoja en blanco y me pongo a escribir, y ya empezando, me voy a explicando las cosas. Este asunto de escribir, es un poco la necesidad de explicarme lo que pienso, tanto en la poesía como en la narrativa y lo que he escrito de teatro. Yo escribo para explicarme cosas, tanto a nivel social, político, sentimental, existencial; me siento, lo escribo y me lo explico. Realmente así fue como empecé a escribir. Yo no soy una persona de marco teórico, ni soy egresada, yo escribo, básicamente, porque se me da la gana y nadie me dio permiso (risas)…
Ni pediste permiso tampoco.
Exacto (risas)… no lo pedí. El primer confidente que tuve fue Alejandro Aura; estábamos trabajando en una obra de teatro, yo estaba muy joven, y en una comida le dije: “¿Te puedo dar algunas cositas que he escrito?”, “sí, sí”, y me hizo el inmenso favor de leerlas, me dio una palmada en la espalda y me dijo: “Tienes madera para esto, tú síguele, sin pudor alguno”.
Él fue quien te dio permiso, mira.
Él fue (risas)… Bueno, sí me dio permiso, no se lo pedí (risas)… yo pensé que me iba a decir, “dedícate a bailar…”
“Bailas muy bien, ¿eh?”
¡Exacto! (Risas)… “Bailas bonito”. Pero no, me dijo: “Síguele sin problema”. Y bueno, así me la paso. Por ejemplo, con Verso Destierro hicimos una coedición y ha funcionado muy bien, otras han funcionado muy mal, como con Amarillo Editores, con aquel siniestro personaje; ¡ay!, ¡era tu amigo!, ¿verdad?, Pérez Petit era tu amigo…
Nunca pudimos ser amigos realmente. Estuve trabajando con él, por trabajo lo veía; pero sí es una persona un poco siniestra.
Siniestra y mucho…
Bueno, no me estoy justificando, pero sí estuve trabajando con él (risas).
(Risas)… sí, yo sé, yo sé. Pero bueno, con él no funcionó… Pero ya después Mónica Soto me repuso todo lo que me había robado el cabrón.
Beatriz Cecilia fue bailarina solista en la compañía Dance Theater USA de Los Ángeles, California. Coreógrafa y directora artística de grupos musicales y cantantes. Ha sido nominada al premio como Revelación Teatral en dos ocasiones.
¿Ves alguna diferencia entre la poesía escrita por mujeres y la poesía escrita por hombres?
Sí hay una enorme diferencia, porque vemos la vida desde ángulos totalmente distintos. En alguna época han querido como etiquetarme, encasillarme como feminista, y yo no me siento así, yo no siento las características, ni la profundidad que tienen las feministas para abordar su tarea poética, pero sí sé que hay una manera femenina de escribir, es decir, no es lo mismo Thelma Nava que Efraín Huerta, ¿verdad? Y pueden hablar sobre lo mismo con pasión y conocimiento, pero no es lo mismo leer a Rosario Castellanos que a Jaime Sabines, ¿no? Hay una pasión, hay un sabor de vida diferente en lo que nosotras analizamos, vivimos y concluimos, y no sé qué sea mejor, pero no creo que seamos antagonistas, simplemente somos diferentes. Casi siempre la palabra de la mujer, ya sea en novela o poesía, tiene una carga emocional muy marcada, somos seres…
Introspectivos.
Creo que sí, creo que sí, no somos tan inmediatas. Si una mujer se atreve a hacer algo, sobre todo en tareas como la literatura, tiene que estar perfectamente segura de lo que está diciendo, porque cargamos con el hito de la crítica y la comparación; tendríamos que dejar de vivir atadas a la comparación. Somos más analíticas y nos amarramos más al resultado, por eso es la gran diferencia. Tú ves un texto escrito por mujeres y tiene bases mucho más elaboradas que uno escrito por un hombre. Creo.
Sí, hay que ser doblemente buena para ser reconocida.
Exacto. Lo cual nos jode mucho porque… o es una cuestión de seguridad, es cultural, algo ancestral que venimos arrastrando. Nos exigimos mucho.
¿Qué piensas de la 4T? ¿Cómo te ha ido? ¿Qué ves mal que ves bien?
Yo viví muchos años dentro de las estructuras de la cultura oficial, trabajé para el FONCA, para el Programa Cultural de las Fronteras, para el ISSSTE, para el IMSS, realmente sobreviví muy bien haciendo todo este trabajo, pero hace mucho tiempo, por lo menos 30 años, que no pido absolutamente nada al aparato oficial, y no es que no lo necesite, pero creo que hay gente que lo necesita más. Y en ese sentido, las anteriores administraciones han viciado mucho el concepto de apoyo, el concepto de merecer el ser apoyado en tus creaciones, entonces, de ahí se volvieron un verdadero coto de poder y el Club de Toby y el club de los amigos. Sabemos, tú y yo y mucha gente, que hay personas que vivieron 25 años becadas con resultado nimios, entonces, yo soy una apasionada crítica de los que quieren seguir defendiendo su beca y sus apoyos del gobierno. En ese sentido parece que la 4T está desbaratando todo para volverlo a reestructurar, crear un aparato oficial que apoye la cultura. Siempre va haber descalabrados, rasguñados, hay mucha gente que hasta aúlla, pero yo conozco cómo se han manejado durante tanto tiempo los niños consentidos del arte en este país y a mí me tienen muy harta con la cuestión de los fideicomisos; les explican 25 veces: “No están desapareciendo los recursos, están desapareciendo los aparatos privados para distribuir el dinero”. Ah, no, bueno, parece que les hablan en chino…
Es que no les conviene a ellos “entender”.
Porque están agarrados de la teta, y a los que están destetando van a seguir chillando. Y en este jaloneo, no dejan trabajar con orden, ese es el problema, que no dejan trabajar, porque, difícil la situación y los jalones por todas partes, lo hacen más difícil, ¿no? Yo creo que, para contestar muy concreta la pregunta, a mí no me va ni mejor ni peor, yo soy realmente independiente, yo no tengo ni pido apoyos. Ahora, en países capitalistas o de economías mixtas, la iniciativa privada es la que mete sus dineros y los arriesga en proyectos teatrales, cinematográficos, musicales, y aquí la iniciativa privada, si no es a conveniencia de condonación de impuestos y todas esas vainas, no da absolutamente nada al arte o la cultura si no le conviene, y no estamos hablando de mecenazgo, ni siquiera por poner su… su…
Su logo.
Su logo, ¿verdad?, no, no, ya no, ya no quieren ofrecer nada. Entonces, para una película, quiero que me den mis 10 millones de pesos y mi película costó un millón, una película furris, chafa, y se embuchacan los 9 y regresan a las arcas 5 pesos, y no es metáfora, hay reportes de que han regresado al apoyo del estado 5 pesos, entonces así no se puede. Porque dos años son pocos para ver un cambio, esto es el inicio del cambio, pero la gente quiere ver que se haya destruido la casa anterior y quiere ver una casa nueva con acabados de lujo…
Quieren ver un palacete, de pronto…
Sí, quieren ver un palacio cuando todavía ni terminamos de destruir lo que teníamos antes, que sabemos todos que estaba perfectamente podrido. Pero bueno, desde que decidimos dedicarnos a la cultura, nadie nos dijo que la íbamos a pasar bien, ¿verdad? No nos dijeron: “Ah, ¿vas a ser poeta? Ah, la vas a pasar pocamadre”. No, todo mundo nos dijo: “Te vas a morir de hambre”, (risas)…
Fuimos advertidos.
(Risas)… La gente dice: “Es que en México no están apoyando la cultura”, ¡en ninguna parte!, porque la prioridad ahorita no es la cultura ni el arte, ahorita el problema es de salud y el problema es la economía a otra escala, pero viéndolo con objetividad, ya sabemos que los artistas somos el último eslabón de la cadena, entonces, ¿de dónde me vienen ahora con estas molestias y con estos enojos? Tenemos que ser muy conscientes de que, obviamente, nadie puede vivir sin arte ni la cultura, pero ahorita necesitamos 50 millones de vacunas, y yo prefiero las vacunas a dos películas de Derbez; no, gracias… (risas)…
Ni media película…
No, no, nada. Esto es un cambio, ¡un cambio! Y no hemos querido entender… creíamos que iba a ser como cambiarte los calcetines, pero no, tienes que encuerarte, tirar todo lo que no sirve y volverte a vestir. Nos va a llevar mucho tiempo y ojalá dejemos trabajar a la gente. Tampoco creo que todo lo estén haciendo bien, no todo es bueno ni de aplauso, pero los cambios son así, sobre la prueba, el error, y habrá muchos errores, pero así es esto de cambiar, ni modo. Cuando cambias de alimentación, tienes diarrea una semana, ¿no?
Es algo así…
Es algo así. Qué ejemplo tan prosaico, ¿no? (risas)…
Es una buena analogía (risas)… Y hablando de la cuarentena, ¿cómo has pasado estos días? ¿qué haces?
Soy un verdadero desastre. Me duermo tardísimo, a las 4 de la mañana. O escribo o me pongo a hacer logotipos, videos, entonces me puedo pasar hasta las 3, 4 de la mañana peleándome con el tamaño de la pantalla y la animación, o me pongo a ver series, soy capaz de ver una serie completa en una noche. Y me levanto no muy tarde porque tengo un perrito al que tengo que atender…
Los perritos siempre salvan de la huevoneada.
Así es, así es, ni modo (risas)… es mi motor y me freno, y me tengo que levantar a sacarlo y atenderlo. Hay veces que me duerno a las 11 de la noche, que para mí es tempranísimo, y a las 5 de la mañana estoy con el ojo pelón, entonces me levanto y voy a la computadora. Tengo una hija que no vive conmigo desde hace 10 años, entonces ya no sé lo que es la obligación de levantarme a hacer desayuno y comida; si tengo hambre, como, si no tengo hambre, no como. Lo único que me lleva a la cotidianidad es mi perro, no le puedo fallar. Y soy obsesiva con muchas cosas, con la limpieza, por ejemplo, ahora en la pandemia, no ha venido gente a ayudarme a limpiar, entonces un día lavo un baño como loca, termino muerta y ya, otro día la cocina; soy de las que empiezan y hasta que no saco todo y vuelvo a reordenarlo todo…
Esa es una enfermedad mental, ¿eh? (risas)…
¡Sí!, es un TOC, (risas). Así me la paso. Afortunadamente no tengo pareja, todas las parejas que he tenido me han quitado todo, tiempo, dinero, esfuerzo, hace bastantes años que no tengo pareja y me he reencontrado en el placer de esto, de hacer con mi tiempo y con mi espacio lo que se me dé la gana y no sabes qué delicia. Bueno, a lo mejor sí sabes.
Cuando vives con alguien que se la pasa haciendo muchas cosas, tienes todo el tiempo para ti, también.
A mí los hombres siempre me han estorbado mucho (risas).
¿Crees que existe el machismo, clasismo, en el medio artístico?
Es harto difícil … Yo empecé muy joven, a los 16 debuté en teatro y una empieza miedosa en este ambiente, yo creo que en todos los ámbitos es difícil, pero en el ambiente artístico escénico, es muy cruel. Yo tengo 46 años en esto, y ha sido una lucha terrible, fui acosada muchas veces, reprimida, a punto de ser violada y no una, varias veces, y me he tenido que defender a taconazos, y no es metáfora, a un director de teatro le perforé el cráneo. Ha sido un asunto difícil porque estás sola. Yo celebro que actualmente las cosas se ventilen, se abran, y nos acompañemos unas con otras y no dudemos de lo que estamos diciendo porque esa espada de Damocles entre la que estamos siempre… si digo lo que está pasando nadie me va a creer y yo voy a ser la “pior”. Por otro lado, creo que hay un exceso de… ¿cómo lo diré para que no suene insensato?… hay un exceso de forcejeo, yo no creo que todos los movimientos feministas sean legítimos, definitivamente están infiltrados y están siendo utilizados como instrumento político, y la única solución para desaparecer el machismo y la inequidad es la educación, pero es un proceso largo. Y las víctimas no hablan cuando tú quieres, hablan cuando se puede, cuando pueden. “Pero, ¿por qué no lo dijo en su momento?”, ¡por dios!, es una manera muy estúpida, muy básica… Y a mí me han acosado hombres y mujeres, y no sé quiénes sean más terribles, ¿eh?, porque las mujeres somos sumamente pasionales.
Publicó en 2010 el poemario De mis humedades vengo (Verso Destierro), en 2011 el libro de cuentos Nadie se muere de amor (Amarillo Editores), la 2da edición en 2014. La sensualidad está en otra parte... (Editorial Acribus) 2016 y la plaquette Noche de día (Comuna Girondo) 2017.
Si tú dieras un taller para crear proyectos, yo le entraría.
Fíjate que siempre busco mucha literatura de cómo escribir proyectos. Cuando veo la posibilidad de inscribirme en un curso o taller que me sirva, entro.
Yo apenas puedo con una sola cosa, imagínate…
(Risas)… Pero mira, tú tienes un esquema para entrevistar, yo nunca he entrevistado a nadie, por ejemplo, y yo he leído tus entrevistas y están muy padres porque ya tienes un cómo entrevistar. Yo no sé cómo vas a transcribir todo lo que te estoy diciendo (risas).
Me doy a la tarea de transcribir todo completito, para poder mochar; me lleva un día, pero si no, no estoy conforme, no se puede.
Entonces ya que tienes todo, dices: “Esto sí, esto no, esto acá, esto lo subo, esto lo bajo”.
Sí, reacomodo.
Pero bueno, es un modo que tú inventaste, que es totalmente válido. Yo también me la paso inventando cosas, sobre todo en la coreografía, he inventado una manera de montar coreografías que nadie entiende al principio, pero luego dicen: “¡Qué fácil!” Es un método esquemático, yo le llamo “Diamante”.
Recibió el premio como Mejor productora de teatro para niños de la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro, el premio Bravo por mejor campaña publicitaria, el premio Trilogía de Oro por Trayectoria en 2010, el premio Arlequín en 2011, el premio Yohualli en 2012 y Premio Nacional SER en 2017.
Platícame que estás haciendo, cuáles son tus proyectos a futuro, aparte de la película que estás estrenando en cines.
Ahorita inmediato, estoy ya casi terminando un librito que me gusta mucho que se va a llamar La ocasión, versa y reversa de lo mismo que culpáis, ahí me voy a aventar la puntada de meter narrativa y poesía, como Rubén Darío con Azul. Yo creo que para principios del próximo año estará terminado. Y una segunda temporada de mi programa Tres de tres, lo voy a retomar.
¿Es en radio o televisión?
Televisión, pero todavía no sé si en la misma plataforma de televisión digital. Y voy a poner en escena una puntadaza que me aventé (risas)… Tengo tres obras cortas, breves, que aglutiné en un solo montaje y escribí una estructura que se llama Confidencias de una estancia, que son tres historias de una casa, según los habitantes que ha tenido. Las obras cortas no son mías, pero es el pretexto de reunirlas. Espero que el próximo año, por febrero, marzo, la podamos poner en algún teatro de la SOGEM.
¿Algo más que me quieras contar?
No, pues, muy agradecida por esta llamada, por esta plática. Nos conocemos desde hace mucho, tenemos muchos amigos en común, pero nunca habíamos platicado. Y bueno, pues un placer, y gracias por dejarme hablar (risas)… Y gracias por no preguntarme: “¿Y cómo te iniciaste?” (risas)…
Lo que pasa es que me puse a investigar, no te voy a preguntar algo que ya sé, eso me corresponde ponerlo a mí…
(Risas)… No, pues, muchísimas gracias.
Los sueños de Beatriz Cecilia, más que personales, son colectivos, ella sueña con tener una mejor sociedad en todos los sentidos, lograr esa equidad, que no igualdad, la amistad, la consciencia, empatía en el mundo. Beatriz Cecilia, la mujer, la artista, sólo sueña con seguir viviendo con la capacidad de crear, con la posibilidad de seguir inventando, que no se le acabe el placer por aprender y por vivir; eso habla de la maravillosa persona que es.
“Cuando yo deje de sentir placer, yo creo que ya me voy a despedir”, concluye.