Roberto Castillo Udiarte es un escritor de ojos fronterizos con los que puede ver mejor lo que sucede en el mundo. Nacido en Tecate en 1951, lugar al que nombra con su poesía como un territorio independiente de la antigua Baja California, es un artista que ha dejado huella no sólo en Tijuana, donde vive, sino en las ciudades, estados y países a los que ha llevado su universo literario.
Impulsor de jóvenes talentos, de la amistad y el amor, se ha desempeñado como profesor, corresponsal, traductor, periodista cultural, editor, tallerista, promotor cultural y realizador de radio y sus poemas han sido traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, portugués, triqui y braille.
Narrador de las mareas urbanas y sociales, y observador continuo de la isla Coronado, Castillo abre puertas de talleres de historias de vida, lectura y creación literaria desde hace 15 años, así como para estudiantes de primaria y secundaria, por parte de Casa de las Ideas, y para las internas e internos en la cárcel para menores de Tijuana desde septiembre de 2015.
Tiene 16 libros publicados de poemas, narrativa y crónica: ‘Cuerpos de agua’, ‘Ucronías/La complicidad del humo’, ‘Feisbuquianas y otras giralunas’, Arrimitos, ‘Nuestras vidas son otras’, ‘Blues Cola de Lagarto’, ‘Banquete de pordioseros’, ‘Cuervo de Luz’, ‘La Esquina del Johnny Tecate’, ‘Canciones que no son’, etc.
En inglés dos obras suyas han visto la luz: ‘Smooth-Talking Dog’ y ‘Crows’.
Ha publicado varias antologías: ‘Palabras Mayores de las Seis Menores’, ‘Ballena de Lunas’, ‘Nuestra Cama es de Flores’, ‘Aquella Noche el Mar’, ‘Cómplices de Sueños’ y otras.
Hoy Poetripiados presentamos una entrevista con el autor bajacaliforniano, quien responde algunas preguntas de su niñez, la frontera y algunas anécdotas.
La literatura es el testimonio de nuestra pasión (una entrevista.)
-Dicen que infancia es destino. ¿Sucedió así contigo en el tema de la literatura?
Durante mi infancia el acercamiento a la literatura fue a partir de mis padres. Mi padre era lector de novelas y además me pasaba con frecuencia el diccionario para que buscara palabras y sus definiciones, una costumbre que dio frutos posteriormente. Recuerdo en su buró de noche la novela La Montaña Sagrada de Thomas Mann.
Mi madre era lectora de poetas del Romanticismo y el Modernismo. Ella me dio a leer mis dos primeras novelas: Las aventuras de Tom Sawyer y Las aventuras de Huckleberry Finn del escritor Mark Twain. Por otro lado, regularmente Doña Luz, mi abuela paterna, reunía a sus hermanos en la cocina de mi madre y ahí yo escuchaba grandes historias y grandes mentiras, mi primer acercamiento a la literatura oral, además de las historias y mitos que me contaba María, mi nana de origen cucapáh.
-¿Cómo recuerdas tu niñez?
Con gusto y cada vez con más lejanía y mezclada entre realidad y ficción.
-¿A qué edad escribiste tus primeros textos con indicios de poesía?
En la adolescencia, como muchos. Yo traducía del inglés al español -para mis compañeros de secundaria- las canciones de rock de la época (Rolling Stones, Beatles, The Animals, The Doors, Simon & Garfunkel, Neil Young, Donovan, etcétera) así que, cuando surgen los primeros enamoramientos, de alguna manera el oficio de estar traduciendo las letras de las canciones me acercó a la escritura de mis intentos de poemas, textos romanticones y melosos.
-Dicen que el primer libro es como tener un hijo, ¿cómo recuerdas tu primera publicación?
Fue un librito de formato pequeño que incluía aforismos y minificciones con el título de Pequeño bestiario y otras miniaturas e ilustrado por mi amiga chiapaneca NinaMoreno, y fue publicado unos meses antes del nacimiento de Daniela, mi tercera hija.
-¿Qué papel jugó Tijuana o la frontera en tu formación?
Creo que uno está conformado por dos elementos fundamentales: la herencia o ADN (también acrónimo de Antes De Nacer) y la experiencia cultural (la familia, la escuela, los amigos, los viajes y las lecturas). Nacer y crecer en Tecate y vivir en Tijuana, dos poblaciones fronterizas con Estados Unidos, y cruzar constantemente esa frontera, contextualiza tu visión del mundo. Vivir simultáneamente entre dos realidades, una en español y otra en inglés, entre el peso y el dólar, entre kilómetros y millas, escuchar a Pedro Infante y los Rolling Stones, beber tequila y güisqui, leer al mismo tiempo a Neruda y Whitman, escuchar a Daniel Santos y Neil Young, comer tacos y hamburguers, hacer conversiones mentalmente de lenguajes y monedas, construyen dentro de ti una realidad diferente al resto del país. Hablo aquí de mi formación, de una época antes del internet, antes de que la economía, la información y la cultura fueran un fenómeno global.
Estos elementos, a veces contradictorios y violentos, a veces amalgamados en armonía, te ofrecen la oportunidad de construir verbalmente, y en forma híbrida, la representación de un mundo que tú consideras único e irrepetible, aunque no lo sea. Vivir y caminar en dos mundos míticos como Tijuana y California es una experiencia que te enriquece vivencialmente con todo y sus contradicciones muchas veces violentas.
Es difícil, si no imposible, concebir la narrativa publicada de Luis Humberto Crosthwaite y Rafa Saavedra, así como de otros autores, sin el contexto y el lenguaje tijuanero.
-En varias ocasiones has expresado que no vas mucho con la poesía intimista y vas más con la poesía escrita por autores de la Generación Beat o con rockeros como Bob Dylan, ¿Sucede eso con la nueva poesía tijuanense?
En Tijuana orita hay tantos poetas como OXXOs (supongo algo similar sucede en el resto del país). Hay poetas de la calle y de cubículo, diletantes y académicos, sufribles e insufribles. Aun así, prefiero que escriban buena o mala literatura a que se conviertan en sicarios. (En Tijuana es más fácil y barato conseguir una pistola que un buen libro de poemas).
Con la pandemia y el confinamiento, uno se entera de la enorme cantidad de poetas a través de feisbuc, deun tsunami de encuentros virtuales por zoom y entonces uno hace recorridos auditivos y te das cuenta de que hay poetas para todos los oídos: intimistas, denunciativos, amorosos, conceptuales, facilistas, crípticos, buenos, malos, y de pronto te encuentras nuevas maravillas de diferentes regiones del territorio como las lecturas de Zel Cabrera, Anuar Zúñiga Naime, Denisse Buendía, Mikeas Sánchez y varios más.
-Si tuvieras que dar un consejo como escritor a alguien que se está formando en las letras, ¿cuál sería?
Leer y escribir; leer, leer y leer; escribir, leer y leer.
-Has estado en muchas presentaciones en varios países, menciona una anécdota que te haya marcado y que no cambiarías por nada.
Mencionaré algunas.
En Playas de Rosarito, Baja California, presenté un libro de poemas marinos traducidos simultáneamente al lenguaje de señas para un público mayormente sordomudo.
En una secundaria en Anapra, Ciudad Juárez, dí lectura ante un público de cientos y cientos de alumnos.
Tuve una lectura fallida en Ensenada donde no fue nadie, ni siquiera los organizadores.
Recuerdo una lectura íntima a cuatro personas en un apartamento frente a la ría en Bilbao, España.
Otra intensa lectura a una veintena de internos de alta peligrosidad dentro del Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Una fraternal lectura con amigos colombianos, españoles y mexicanos en un bar de Medellín, Colombia.
Y durante un festival en una calle de Tijuana leí mis poemas acompañado por un grupo de jazz.
-¿Cuál es la principal diferencia que observas entre la poesía que se escribe en el norte, con la del centro y sur?
En todas las regiones las temáticas y las preocupaciones son las mismas: ser y estar en el mundo. Los enfoques son intimistas o son sociales. En todas las regiones hay poetas que escriben de manera sencilla y humana sus puentes verbales de comunicación y poetas crípticos entendibles para tres o cuatro iniciados. Me gusta leer a poetas del norte porque me identifico con su postura de utilizar el lenguaje regional pues uno escribe como es el aire, el agua, el clima, el paisaje, la vida y la gente de donde uno es; poetas como Guillermo Meléndez, Francisco Luna, Violentta Schmidt, Tomás Di Bella, Miguel Angel Chávez, Rosa Espinoza, Edgar Rincón, Mónica Morales, Omar Pimienta, las hermanas Claudia y Mercedes Luna, etcétera; y narradores como Daniel Salinas Basave, Nora Coss, Julian Hebert, Gabriela Torres Olivares, Gonzalo Lizardo, Ernestina Yépiz y otros.
Últimamente he estado leyendo poemas de la región del sur del país, traducciones al español de las lenguas tsotsil, mixteco, purépecha, mixe, totonaca, zapoteca, etcétera, de poetas como Nadia López, Hubert Malina, Natalia Toledo, Elvis Guerra, Haydeé Ramos, Celerina Sánchez, Enriqueta Lunez, Irma Pineda, Mikeas Sánchez, voces originarias, terrenales, sencillas como el agua, fuertes como rocas; pero también a poetas comcaac de Sonora como Zara Monrroy o Martín Makáwi de la Sierra Tarahumara.
Toda esta diversidad de lecturas me otorgan la unidad para comprender mejor el mundo, una nueva manera de mirar la vida y el universo.
-¿Cuáles son los autores desde tu punto de vista que un poeta o narrador en formación debe leer?
Considero que para una persona que inicia en la escritura, que busca su estilo propio, debe recurrir primeramente a las antologías literarias de poemas, cuentos, ensayo, relatos; y los temas posibles a tratar a partir de la ciencia ficción, realismo, policiaca, fantástica, intimista, social, romántica, etcétera, y al mismo tiempo que vaya imitando a los textos que más le atraigan de tal manera que encuentre poco a poco su propio estilo, su ritmo, la forma que más se le acomode.
-¿Cuál es el último libro que leíste?
La Historia del Mundo en 100 Objetos, de Neil MacGregor. Es un maravilloso libro de 800 páginas donde, a través de 100 objetos (puntas de lanza, figuras de arcilla, estandartes, vasijas, esculturas, momias, pinturas, copas, tablillas de arcilla, astrolabios, hasta llegar a una tarjeta de crédito) de todos los continentes y que abarcan desde la prehistoria hasta la actualidad y que se encuentran en el British Museum, sirven como referencia para reconstruir el contexto de la época en que fueron creados y la función que desempeñaban. Algunos están fundamentados científicamente y otros son meras especulaciones y ucronías. Es, pues, un buen intento de investigación para reconstruir las sociedades, conocerlas y, al mismo tiempo, tratar de comprender a los individuos y sus motivaciones personales, de poder, de presunción o de simple actitud lúdica. En la introducción el autor escribe: “¿Podemos llegar a entender realmente a los demás? Quizá, pero sólo mediante las proezas de la imaginación poética combinadas con un conocimiento rigurosamente adquirido y ordenado.”
-¿Cómo se encuentra actualmente la traducción en México?
Supongo que bien, sobre todo para las editoriales reconocidas y de prestigio. Sin embargo me gusta mucho el trabajo que se hace de traducción y difusión al margen de las editoras comerciales, un oficio iniciado en los años sesenta por Sergio Mondragón y Margaret Randall a través de la revista El Corno Emplumado; lo mismo con los esfuerzos de Vicente Anaya como editor de traducciones de poetas de otros mundos en la editorial de la UAEM en los años ochenta y en los noventa con la revista Alforja.
Existen muchos traductores diseminados por todo el país, sin embargo sólo mencionaré a tres mujeres que realizan un trabajo extraordinario de traducir al español y difundir una literatura marginal, poco conocida y reconocida: en Xalapa, Veracruz, a Amanda Falcone Torralba y su labor de equipo en Aquelarre Ediciones; en la Ciudad de México a Petronella Zetterlund traduciendo a poetas del mundo nórdico y, en Tijuana, las traducciones al español, aún inéditas en libro, de los poemas de la escritora Kathy Acker realizadas por Mavi Robles-Castillo.
-Describe a Tijuana en dos palabras
Caos mítico.
-¿Tienes actualmente algún proyecto literario en puerta?
Próximamente la editorial Lapicero Rojo me publicaráun librito titulado Notas desde la pandemia que es una colección de aforismos, numeralia, humorismos, citas literarias, reflexiones y poemas escritos sobre las consecuencias del Covid-19 durante el confinamiento. Creo que los gobiernos, al servicio del neoliberalismo y la cúpula empresarial, utilizan la peste del temor para recluir los movimientos sociales al “arresto domiciliario” y permiten que los grupos sociales más pobres (jornaleros, obreros, encargados de limpieza, etcétera) sigan trabajando sin protección laboral, económica o de salud mientras los beneficiarios son los ávidos comerciantes farmacéuticos y los empresarios de lo innecesario.
La pandemia afecta tanto a la economía como a la salud física y mental. Cada quien vive el confinamiento según sus circunstancias y, así, el “encierro involuntario” ha provocado una diversidad de situaciones: aumento de violencia intrafamiliar, duelos, depresiones y ansiedades claustrofóbicas pero también reforzamiento de lazos familiares y amistad así como momentos de reflexión y reordenamiento mental. Algunos recurren a la meditación, otros a destapar botellas de licor. Algunos descubren que no se soportan a sí mismos mientras otros se han redescubierto y van encontrando nuevas formas de mirar y de actuar en el mundo.
mi currículum vitae
nací una mañana de invierno
en un pueblo sin semáforos
cuando baja california no era estado
sino territorio independiente.
tengo cuatro hijas hermosas,
dos nietas que viven en la distancia
y un nieto con nombre de rey;
toda mi familia cabe en una camioneta
y mis abuelas y abuelos son centenarios;
no he matado a ninguna persona
y he amado sin condiciones ni documentos;
he vivido sin crudas ni resacas
y con poquísimos dolores de cabeza;
nunca he sido hospitalizado
y he asistido a miles y miles de fiestas;
tengo más hijas adoptivas
que estrellas en un cielo invernal;
mis amigos son pocos pero,
juntos, pesan más que todo el planeta;
vivo muy cerca del mar pacífico
y me rodean música y libros muy variados;
profeso la palabra de la señora metáfora
y heredé de mi padre el gusto por la lectura;
a veces entremezclo trozos de ficción
con los recuerdos más lejanos de mi infancia;
me disgusta la injusticia cotidiana
y me afilio a los sueños por un mundo mejor;
he excedido en desvelos mi cuerpo
y consumido miles de aditivos espirituales;
me gusta cantar pero soy desentonado
y tengo un increíble grupo imaginario de rock;
he publicado libros de pocos ejemplares
y he viajado a países y lugares que nunca soñé;
sé que dentro de mí algo está roto
pero mi corazón insiste en que debo continuar;
amo sin condición alguna a mi mujer
y mi deseo más grande es morir realmente en paz.