LUIS BENITEZ
haute couture
no hay profesión peor
que la de los diseñadores de moda.
esos que dictaminan convencidos
si para esta prolongada temporada
el largo de los versos
debe llegar hasta la rodilla
o bajar hasta los tobillos.
sus agrias mannequins desfilan luego
por todas las pasarelas disponibles
semejantes a enormes frutillas
—un gran salmón encarnado
trastabillando sobre altísimos zapatos—
o parecidas a ridículas cacerolas vueltas abajo
listas para el prometido aplauso
de la repetida
tediosa novedad.
si el “cómo” debe estar medio desnudo
si corresponde que se vea el “qué”.
sus creadores aseguran que de haber sido invitados
homero y t.s. eliot dirían “está bien”
y casi ninguno vacilará en aceptarlo.
en todo asunto el dictado de la moda
es la peor cosa de este mundo.
las persianas
cada noche me dices
que ponga la mayor atención
en dejar bien cerradas las persianas:
el casero perfume de la cena
aún no se desvaneció
nuestros ojos todavía
no se abrieron dentro del sueño
pero antes es preciso
repetir esa cotidiana precaución
no por el alternado ataque
de los vientos y las lluvias
ni por el sol siguiente.
las persianas deben estar bien cerradas
para que nada entre nosotros
ingrese como un insecto
llevando entre sus patas
un veneno exterior
algo que corte u obstruya los puentes
que tan cuidadosamente hemos tendido
durante todos estos años entre tú y yo.
eso es sí exactamente eso:
para que no entre ningún insecto.
Drácula
En mi infancia fue Christopher Lee
Y en la de otros Bela Lugosi, un vampiro morfinómano
Que murió pobre, viejo y olvidado,
La suerte que no conoció esa sombra invariable
Que nos sigue mirando desde el hueco de las escaleras
O la habitación terrible al fondo de la casa.
Debe recordarnos que detrás de los que se reflejan
Cada día en los espejos, siempre hay un niño
Que viene tanteando las tinieblas
De un eterno corredor, uno que -él lo sabe-
Termina en la sala de un castillo.
Tiene que ser el otro lado de los mediodías
Para que el mediodía sea la tranquilizadora luz,
Las nítidas certezas, cada jornada una avenida iluminada
Para que veamos venir la muerte si se asoma.
Son suyos los gritos de la calle que no reclama nadie,
Los escalofríos que no tienen un porqué que no avergüence,
Los pasos nocturnos que se oyen cerca y lejos,
Un horrible doble tiempo que marea y que nos toma.
Y en el centro de esa red infinita que le han tejido el tiempo
Y nuestros miedos, -seguro solamente de sí mismo y del infierno-
Sonríe y entre dientes murmura nuestro nombre,
Aquel que es sólo uno y el que llevamos todos:
Vlad Draculea, el príncipe que somos de Valaquia.
taxidermia
tomar un buen poema y quitarle cuidadosamente las tripas
que son tan venenosas como las del pez globo
rellenarlo de paja académica
peinarle los pelos como está a la moda aunque
insistan en irse para el otro lado
colocarlo sobre un pedestal y aplicarle en la base
una placa de bronce con su nombre imaginado en moderno latín
y la bestia inmóvil nunca más joderá
El décimo círculo
Soy dante alighieri
Nunca creí una sola palabra de todas las que escribí
Y crucifiqué por escrito el alma de todos los que me precedieron
Fui mejor que la traición porque entendí que la traición
Es lo único parecido al corazón humano
Y que decirlo rectamente era condenarme a la hoguera y al olvido
Vivo en todas las tonterías que se dijeron de mí
Y ése es el mejor tributo que pudieron y pueden darme
Beatriz era una gorda despreciable
El papa al que defendí un adúltero un criminal y un réprobo
No menos atroz que los nobles que en un bosque de siena
Mandaron tres sicarios a cortarme los dedos
Y entendí siempre cada maquinación como el normal movimiento
De la misma máquina que guiaba mis pasos
Ni bueno ni malo es cada asunto
Pero oh qué difícil es explicarlo
Este será un enredo eterno
Soy dante alighieri
Nunca creí en dios
Luis Benítez (Buenos Aires, 1956). Poeta, narrador y ensayista. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne. Miembro de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA), de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA) y del Centro PEN Argentina. Por su obra literaria recibió numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003), el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007) y el Tercer Premio Municipal “Ricardo Rojas” de Novela (2022). Sus 44 libros han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Su última publicación: La vida entera. Una antología, Pro Latina Press, Nueva York, EE.UU., 156 págs. 2023. https://www.facebook.com/ProLatinaPress
***
AZUCENA SALPETER
CON PAPAS EN LAS SIENES
Mi abuela dormía con papas en las sienes
como los palúdicos
se llamaba Azucena
en las constelaciones familiares dirían que
cerramos un ciclo
que todo está cumplido
ya no hay heridas
con papas en las sienes, es claro
no saben que
las papas no sólo son para el puchero
se ponen negras como caranchos
cuelgan de las plazas de Amarcord
roñosas en las sienes
calientan antes que enfriar
como el juego que jugaba en la cama
a los cinco años
y era fiebre
mucho cowboys en la cabeza, decía el médico
pero sabía mi madre sabía mi abuela
los afiebrados sabemos
levantamos cartelitos en la polvareda
tal vez salvemos un árbol
niños queridos
el próximo siglo a lo mejor nace un pájaro.
***
Felicidad se parece a escribir
escribir es frotar la lámpara de Aladino
lo hago todos los días
cuando duermo y despierto
con asombro
no para que salga el genio
nunca lo ví
pero si acaso llega a aparecer
le ofrecería un café
un vino de la costa
nos acariciaríamos las orejas
reiríamos tanto
él olvidaría te concedo tres deseos
yo no sabría qué pedir.
***
ENCUENTRO CON ALFREDO VEIRAVE
Fue un domingo al mediodía
de ésos en los que uno camina con el alma inacabada
Alfredo estaba sentado bajo los peces transparentes
del zamuu yuchán o palo borracho
árbol originario de las estaciones del ferrocarril y las despedidas
tecleaba en su máquina de escribir
una Remington altísima de los años 70
con letras recién emergidas del tohu vabohu
y eran soles en la voz de Chavela Vargas
No me vio
de tanto en tanto despejaba las moscas del yuchán
los falsos rumores sobre el dólar
y los levantamientos cívicomilitares
disimulaba así, con su ojo de búho
cualquier duda sobre los cálculos de Copérnico
y los vestidos de seda de la muerte.
Por sobre su hombro izquierdo marchaba la soledad de las hormigas
que delicadamente transportan grandes piedras
para las pirámides de los faraones
de su hombro derecho subía el palo mayor del filodendro
con su vela a barlovento
prueba de que nos salvaría a todos
a pesar de la caída de los grandes imperios.
De pronto
una de esas flores ebrias de orquídeas
le estampó un sonoro beso en la boca
y ya no lo vi más
o sí
al menos vi su sombra de Orfeo
se paró arriba de la silla y extendió los brazos
“estoy vivo”, dijo.
***
MILAGRO DE UNA PÁJARA
Una anciana florista de la plaza Cibeles
Afirma que una pájara migra tras los océanos de su cerebro
Y que gracias a la pájara
Pudo superar los 15.000 km del canto de amor de las ballenas
De modo que vino a caer justo en el balde de lluvia
En la escuela de Pozo del Tigre
A la hora exacta de servir los 40 jarros de mate cocido
Ave raris, esta pájara
Las rodillas iguales a las de mi abuela.
A pura guitarra sobrevuela la Aconquija, los patios de San Telmo.
Sin pronunciar un discurso ni una fórmula
Para multiplicar el pan y los peces
Acampa en el Pilcomayo junto a mujeres que bañan niños al margen de la historia. De tanto en tanto, improvisa nombres
Y caen ungüentos de lino para el alma.
Ybiripitá, por ejemplo. No es un satélite espía, ni siquiera un comando secreto. Ybiripitá
no es un escudo nuclear
pero ¿quién no se va a curar las arritmias de león enjaulado
bajo la fronda valseada del Ybirapitá?
***
“Todo grita pero el grito está hecho de silencio”
Yevgeny Yevtushenko
Vamos vamos ya no hay tiempo
la abuela entierra fotos y cartas
en un frasco de conservas debajo del girasol
vamos vamos se oyen disparos
encienden la séptima vela a la luz del talith
se sienten sanos y fuertes
cortan en dos en diez
el último pan sobre las rodillas
mojan pedacitos en el vino
bendicen al hombre y a las bestias
se aprietan desnudos y mansos
al borde del barranco
caen en formación de lata de sardinas
la cabeza coincidiendo con los pies de los de abajo
los brazos cruzados sobre el pecho
resguardando algo por nacer
en la foto hay una sonrisa
que levanta la mano
saluda como un escolar
en qué nos convertimos
pregunta el talmudista
las manos ya son ramas de olivo
no dejan de saludar
escucha las voces del pan
se elevan inaudibles al principio
como un grano de trigo en la noche
no desoigas las voces del pan
y repara ese viejo violín abandonado.
LA VIDA REAL
poesía
amadísima mía
es que no tenemos agua
y por más que te subas la pollera
no tenemos agua
querida
para los octogenarios o próximos a los 80
es decir
para los descalabrados
les es difícil
entenderse con el asesor virtual
de empresas fantasmas
Nos olvidamos suavemente
qué es el cable coaxil
de la astrofísica
qué nos conecta con las raíces y el poder
nosotros nos conectamos con un abrazo
o algo que queríamos decir
lo meditamos mucho
y no lo dijimos
un cierto sueño o film “los amores prohibidos”
un después de Hiroshima o Treblinka
y es años luz más certero
que una central atómica
Una vez
después de las inundaciones provincianas
y perplejas
quedamos a oscuras
llamamos a la empresa fantasma
y no vinieron ni ángeles ni operarios
había compañía de muertos navegando por las calles
los armarios flotaban desvencijados
entonces vino Jorgito
el pibe que había jugado con nuestros hijos
bajo el farolito de la vid
Jorgito se trepó a los cables de la infancia
y nos dio un poco luz
Milagro?
no
Jorgito es un pibe del barrio
había ido de casa en casa con papá Noel
se había disfrazado en las comparsas de Mamalela
la abuela que te compraba el pan
y te esperaba con un pollo en la mesa
cuando volvías del trabajo
Decime poesía
qué hacés vos
cómo, cuándo encendés
siquiera una chispita de felicidad
qué tenés en el vientre
vos decime
no te atragantes poesía
al menos tocá la verdulera
animá a los derrotados en el patio
un fandango de tango
un farol
para los que resistimos
para los que no nos resignamos
al asesor virtual
querida
tenemos tomates y zapallos para mucha vida
ayer nomás mi nieta me pidió unas mentas
ésa es la esperanza, diría John Berger
un reducto de viejas garzas atolondradas
sobrevolando los incendios del poder.
***
DE VEZ EN CUANDO FOGATAS
Hay poetas variopintos
confesionales
sufrientes
combativos
y está muy bien, por supuesto
también hay mares de estrellas
aún así
no cambio esa lechuza
pintada a mano
que cuando gira la cabeza
pone patas arriba el mundo
como quien enciende fogatas
para llamar a alguien
como quien responde
con festival de abejas
meciendo pastizales
gira de nuevo y se va.
Azucena Salpeter (Formosa, 1942). Radicada en La Plata, es egresada de la Universidad Nacional de La Plata. Médica obstetra, poeta, narradora y pintora. Publicó “El pescador de sombras” (Sello de Honor de la SADE, 1979); “El cielo sonrió”, 1989; “Las puertas del cielo” (Premio bienal Dr. Pedro Laín Entralgo, 1996); la novela “La mitad del cielo” (Premio Mercosur, 1998); ¨Gringa formoseña”, 2021.
Salpeter cree que “la poesía debe llegar al otro, sino no tiene sentido”. Sus poemas aparecen en infinidad de páginas de difusión.
***
PABLO ANANIA
FICTIO, FICTUM ET FIGMENTUM
Se reduce a la nada la palabra.
Un deseo no deseado del poema,
eco de los deseos del mercado.
Da pena la palabra. No porque
haya todavía en la prensa del
espectáculo muslos entregados
al placer. No porque un pulpo
adinerado simule retozar entre
las piernas de una actriz de
reparto. Hay algo peor que ese
martirio. Gente letrada, espíritus
librescos, miran de arriba abajo
con desprecio la mística, si se
quiere el misticismo, de un pueblo
que no siempre fue sumiso.
Aún hay más. Se sabe que el
pensamiento racional no es
en un pueblo más que la espuma
de la vida total del pensamiento,
que el idealismo ha sido vencido
en todo el mundo por las tecnopatías.
Fictio, fictum et figmentum.
La enfermedad del desarraigo
es aguda. La ficción casi mortal.
¿Eso somos, súbditos del abismo
y de la ficción literaria?
¿POESÍA?
Abstracta pincelada impresionista.
Inefable instante del que escribe y
toma contacto íntimo con las realidades
que lo inspiran. Gracia secreta. ¿Poesía?
Nada. Una escultura, una catedral,
una sonata, un hombre desnudo,
una mujer azul, la incantación mítica
de un Magritte, la destrucción del
orden natural de un surrealista.
Síntesis bruta: fusión y confusión
de las facultades mentales, hipertrofia
de la razón, saber que no se sabe. ¿Poesía?
Un boxeador knock-out. Rara meta-
geometría: un falso devoto de rodillas.
ELLA
De labio en labio su palabra.
Se pronuncia como el cántico
de un alma. Pájaro de la noche.
Ave reina del aire. ¿Oís?
¡Un minué de Mozart con letra de Cadícamo!
Hay en mi retina un maniquí anatómico.
El cráneo expuesto sin cerebro.
¡Flaca mujer desnuda la memoria!
¿Qué es lo que ves entredormido y despierto?
¿Ella? Ella es obstinada y extraña.
Labios sonoros, una muleta de renga,
la pianola de la hermana. ¿Poseída
por las musas: toca, calla o habla?
Su palabra no parece cosa humana.
ESCASO SESO
¿Cómo no sentir pena por tal yerro?
¿Cómo concierta el poeta su ejercicio
antes de que otra materia lo desvele?
¿Juega con verbos, adjetiva? ¿Cuál será
su virtud en el concurso en el que el
rival suele ser su yo eterno? De un risco
a otro en presto vuelo cambia el sueño.
En fuente antigua espíritus sanguíneos
vaporosos atraen el perdurable celo: ser
amante vigoroso de una ave bella a la que
entre sus muslos ejerce un fragoroso duelo.
¿Ese acto ilusorio vence el tedio? ¿No huele
a muerto estar a la deriva, perder el seso escaso
en una edad en la que ya pasión no ardía?
NADA
Este corazón más duro que el diamante
pensar no sabe. Es un corazón que con
razón designa como motivo de su obrar
una sola potencia natural: lo absoluto del mar,
su desarraigo en lo profundo, donde lo oscuro
no protege. ¿Entrepiensa en la oscuridad del
mar cuando no duerme? No hay allí felicidad
ni ser que lo cuestione. Tal vez artes ficticias,
aguas blancas o negras cuyo lenguaje no
comprende, olas que arrasan ahí donde un
hombre sin refugio nada. Hace como que escribe
y sus brazadas borran -rápida mente- la escritura,
lo que nunca pensó, lo que sentir no entiende. Del
pie a los ojos su memoria ensucia con despojos.
SONSONETO
La savia de mis miembros se evapora
pero aún se oye mi voz. Infecta el bacilo
silencioso la sangre, descompone la
armonía y en mí se apaga un antiguo
temblor. No será clemente, no conoce
la piedad, ¿qué puede saber de nosotros
dos una bacteria sin respiración en la urna
llameante de mis huesos? Rojo cielo del
atardecer no se ve otra cosa que un laúd
en el ojo silencioso del sol. A tientas ando
cada día. ¿Qué hace salir de mi boca un
sonsoneto, palabras nunca oídas, nunca
escritas? ¿Qué hay en mi cabeza? ¿No es
cada epigrama un epitafio? Estoy vivo, ¿no?
LO QUE VA MURIENDO
Dante y el Logos, el César y todos los santos
en espera. Voy a morir. Se acerca el día. Nada
que oír entonces, ningún cuento. Se apagará la
vida de la música. Alguien escribirá la frase que
Dante puso en las puertas del infierno: 𝐿𝑎𝑠𝑐𝑖𝑎𝑡𝑒
𝑜𝑔𝑛𝑖 𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑧𝑎, etc. Uno cercano reclamará: dame
tus sesos, como si pudiera apropiarse del último
sueño. No hay deseo. Escalofríos, áspides bíblicos.
¿Qué veré más allá del alba, qué palabras pronunciaré
con el lenguaje de los muertos? ¿Amará sin cuerpo
el alma? No es de cuerdos hablar de lo que no se ve
ni se conoce… Amigos, yo lo sé: bajo opresión de
una neblina silenciosa se van los cuerpos, aunque
es el infierno del alma lo que va muriendo.
Pablo Anania o Pablo Edmundo Ananía (Rosario, pcía. Santa Fe, 1942). Reside en CABA. Doce libros publicados y uno más en imprenta.