Carina Sedevich
Carina Sedevich nació en Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina, en 1972. Su obra poética ha sido publicada en diversos países de Europa, Asia, Norteamérica y Latinoamérica y traducida al inglés, al chino, al portugués, al italiano, al polaco y al catalán. Entre otras distinciones, recibió el Premio de Poesía José Pedroni 2022 por Un pez en un cauce que mengua, su libro más reciente. Fue invitada a participar de los más relevantes festivales internacionales de poesía de Argentina, Colombia, Uruguay, Venezuela, entre otros. Se graduó en Ciencias de la Comunicación y se especializó en Semiótica. Dirige Revista Ardea, publicación digital de arte, ciencia y cultura, desde la Secretaría de Comunicación Institucional de la Universidad Nacional de Villa María, Córdoba, Argentina.
de Ungaretti/ cruces
1
Contra las últimas luces se recorta
el metal de las terrazas.
Delicado.
Más que jaulas
efigies de sus pájaros.
Se pega a mis ojos
mi alma
como queriéndose ir.
2
Un fuego amargo
se disuelve a las vísperas
sobre mi casa.
Los tordos ensayan líquidos
dibujos en el cielo.
Latigazos
-en el pulso ordinario de la especie-
de algún sentido oscuro,
inapresable.
3
Cruces oscuras y batientes sobre
cruces inmóviles y oscuras: se arriman
los tordos al cuerpo de los álamos.
4
Ha muerto la madre de una amiga. Es decir
que ha muerto un poco mi madre
un poco mi amiga
que también he muerto un poco yo
nuestros hermanos
las tardes de alegría
y que nuestros hijos se acercan a la muerte.
Hermana, quiere mi mano ser votiva
para alcanzar la tuya
pero ni eso, ahora, nos está permitido.
limones de Soffici en el hospicio
1
Entre las ramas secas se transforma
mansamente el último amarillo
como si algo lo hubiera lastimado.
2
Conjura el frío
un crepitar de hojas
que arrastra el viento.
3
Algo de llama tienen los pájaros que vuelan contra el cielo de la tarde.
Y los árboles también.
Y algo de alambre
al que desnuda el fuego.
El mundo entero se consume como una barca sobre un lago
quieto
para dejar su cadáver suave.
4
Temblamos como el aire alrededor del fuego
y en cada corazón se fosiliza un alga.
de Quasimodo una lira colgando de los sauces
1
En lo alto de los álamos de junio hay pocas hojas
pero el viento las cuenta como muchas. Signos
grises replicándose uno a otro. Dilaciones.
Lo inmediato ha quedado muy lejano. Verte
a fines de siglo por la calle aquel septiembre.
Empezar a llenarme de rumor como los álamos.
2
Hoy fue breve la danza de los tordos sobre los árboles de parque.
No se escucharon las campanas, sólo las prendas de la tempestad,
crujiendo.
Y podría ser obra del viento el sol extinguiéndose de pronto.
Pero mi corazón está templado, no parece que fuera a disolverse.
Sé de qué cosas ya no moriré.
3
En la fronda verde hay un retazo que ilumina el cielo desleído.
Diferencias infinitesimales en un solo manojo de ligustro.
Constatarlas debería bastarme para estar satisfecha todo el día, o
a lo mejor toda la vida. Pero vengo de un sueño en el que me abrazabas.
Me despertó la sangre rumorosa volviendo a fluir en mis oídos.
4
Me descubro la cara para aspirar el humo,
el perfume carnal de los inviernos pasados,
y crujen como el tiempo de una guerra las hojas
de los árboles altos y tenemos miedo.
Qué lejos
han quedado mis sueños de familia y mis sueños
de amor.
Y sin embargo amo. Y sin embargo tengo
consanguinidad con esta tierra seca
y este cielo que siempre parece bandera
hecha de jirones en el viento quieto.
(Selección de poemas de Rosados cuerpos de pinos (Editorial Aparte, Chile, 2022)
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Libros publicados:
La violencia de los nombres, 1998
Nosotros No, 2000
Cosas dentro de otra cosa, 2000
Como segando un cariño oscuro, 2012
Incombustible, 2013 (Argentina – España)
Escribió Dickinson, 2014
Klimt, 2015 (Argentina – España)
Gibraltar, 2015
Un cardo ruso, 2016 (Argentina – Brasil)
Cuadernos de Lolog, 2017
Lavar a la madre, 2017
Los budas y otros poemas, 2017 – Antología
Lejanas bengalas estallan, 2018
Flor cineraria, 2019
Grandes metales oscilantes crujen, 2019
Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder, 2020
Krishnamurti, 2021
Rosados cuerpos de pinos, 2022 (Chile) – Antología
Un pez en un cauce que mengua, 2023
Junto al agua que el sol constela, blando, 2024 – Antología
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José Villa
José Villa (Martín Coronado, pcia de Bs. As.,1966). Escritor y crítico literario. Ha colaborado y organizado numerosos proyectos literarios, entre ellos los sitios digitales PoesíaArgentina (2013-2015) y Atmósfera (2006-2013), y la editorial independiente Ediciones del Diego (1998-2003). En los años noventa dirigió la revista 18 Whiskys. Actualmente es editor del sitio literario op.cit. (www.opcitpoesia.com/). Se desempeña como corrector de estilo, editor y coordinador talleres literarios. Entre otros libros, publicó El estilo verdadero (2022), Escombro (2015), Camino de vacas (textos reunidos, 2007).
Vecina
Te acercabas a la luz del dial,
un colgante forma de manzanita robado
en un picnic de primavera
Quién será en esta hora
en el desierto de la circunferencia
Da un portazo,
activa la cizalla, se le ven las piolas, encarna,
busca un asiento en el bondi,
(derrama) pelo, brea
No sé si había sol
Y un perro blanco
le miraba las agujas
Hormigas caminaban
por las ranuras,
el hombre que entredormía:
destello celeste,
barranca avión río
Línea seca sobre el vidrio
Matiz de haber sido
Solución
Me llama,
creo que lo hace mirando
su propio acontecimiento,
ropa blanca ropa negra
ropa blanca ropa negra
Se adormece, adelgaza, amarillea
oxidación, como si unos árboles
que me visitaran dijeran: no cabe duda,
sos el rodaje azul petróleo
donde se lían caballos
Rama arrancada, camión que pasó
Quería escuchar la música
Detrás de su dilución,
al tocadiscos los vúmetros
no le respondían, no había púa y a los discos
les quedaba solo la pasta negra
La idea sostenía tres
sombras frescas radiactivas;
se pondrían a trabajar para torcer
el crecimiento
hacia parte alguna
En ir al otro lado de la deriva
y entrar en ese redondel,
el futuro revierte lo que sobra
Cartógrafo,
gotas, torre, navegación,
silla, carne, alhaja, boca, hollín
peces, con su aire seco, estructuras
orilleras recogiéndose, zapatos, gusanos,
sachets y abombados médanos de vidrio roto
inercia, resina, molicie
Hueco donde buchean las palomas,
en este pseudónimo de plegaria
y regreso
Todo lo que ella hace
El aire claroscuro
reposa la humedad,
los desperdicios de plástico y papel
y las hojas que empezaron a ceder los árboles
Absorbe todo eso y la retiene a ella
conservándola seca
en su fisiología de terracota
Las casas simulan calaveras
Rejas delante
y descolorido tiempo de los nichos ñatos
Criptogramas,
auto con las ruedas pinchadas,
árbol mutilado por un vecino
Ese hombre va por la otra cuadra,
hilos verdes rojos amarillos,
su bolsa de las compras motea y desune,
se aleja escarpado,
frente a los techos de cinc
de las primerísimas fábricas
Quien lo viera pasar había dicho
que iba a comprar el cajón
Encuadernador
Llegan hasta acá las risas, se alejan en un coro
Depósito piedras ruedas guinches
señas luces
Aparece después como subiendo, apartando
esas voces, tablas pobladas de letras y musgos
Despaciosos movimientos, en realidad,
posiblemente naciera, sacando el torso de su otro cuerpo
Se sienta, una larga tarima, de noche, se concentra
o entretiene en su reparación,
hojas sueltas, campanarios,
tapas rotas, reloj despertador,
lomos percudidos, péndulos
Cada tanto escucha mi voz,
recibe un mate de porcelana, los ojos se le tienden como toldos
morados; pero la deja allí en un rincón, luego la administrará en una charla,
cuando haya viento, paredones, autos;
ahí queda un segundo la hilacha dorada
Pero resulta que alguien dice que es buen laburo,
el arte no se le ha negado,
cruje un papel
Se le da por anotar en un cuaderno de contabilidad cifras
que quieren decir tráfico: adónde ibas,
lontananza, calle, árbol, procesión
Enfrente de él un hombre masticaba
un pastelito
que apenas se veía dulce y amarillo
Proyectador de películas,
la roca del llanero, telaraña,
relieve
****
Ricardo Ruiz
Ricardo Ruiz nació en Buenos Aires, Argentina, en 1953, ciudad donde reside. Publicó entre otros “otros cantos gallan”, Libros de Navegación, 1989; “tristes rüidos furias”, Libros de Tierra Firme, 1990; “huesos de otros vientos”, Ediciones en Danza, 2015.
Participó en la antología “65 poetas por la vida y la libertad”, Abuelas de Plaza de Mayo, 1983. Colaboró como parte del consejo de redacción de la revista “Xul” y en la revista “Casa de las Américas”. Administra el sitio de poesía “Presente Griego” y colabora con el suplemento Cultura del diario Perfil.
Su último libro “husos del no” fue editado en 2022 por la editorial Barnacle.
Toda determinación es negación.
Baruch Spinoza
i
no
es el inicio
al borde
de lo real
su lente
orienta
la mano
en su pensar
en su hacer luz
de la sombra
cuerpo
de la palabra
ardiente
pan
de la duda
resplandece
de incertidumbre
pulso
del cambio
no
es la libertad
de sostenerlo
piedra
en el aire
grito
no
de nos
canta
y así
sucesivamente
al infinito
de su enunciación
el ángel
abre sus alas
ii
no
es el medio
en tanto río
en su deriva
cauce
del universo
que en su materia
oscura
sostiene
su infinito
hacerse
lengua
de ser
nos
camino: abra
del silencio
luz
rota
sobre sí
estalla
el tiempo
ruina
sobre ruina
construye
lo que no es
iii
no
es el fin
su nuestra
memoria
anticipada
no es no
hasta que
la verdad
sea dicha
muda la lengua
que corroe sus maderos
muda velamen y jarcia
a son de mar
deriva
reúne la materia
del temporal
motín de esclavos
y fantasmas
el futuro anterior
el regreso al infinito
derrota
del buque
insignia
de las manos
que lo hicieron
en los sargazos
de niebla
aún varado
en un mismo otro día
otro día persiste
el amor
por la tormenta
los vientos
de clases
contrarias
cielo invertido
cifrado en sus olas
su no
resiste
y resplandece
a son de mar
muda la derrota
muda el infinito
que lo precede
el regreso al futuro
de las manos
que lo hicieron
Son pocos los que prefieren la libertad,
la mayoría solo quiere un amo justo.
Cayo Salustio Crispo
alegan
su propia torpeza
desconocen
de la ley
su imperio
de los idiotas
sus príncipes electos
juran y perjuran
observan la moral
de la república
-su enmienda
permanente-
suman
prueba
y error
en la fidelidad
del olvido
su ámbito
el horror
que nos subyace
la historia
en su repetirse
viendo
como escriben
el orden
de los factores
letra y sangre
aún
no decimos no
paralizados
por la esperanza
su horizonte vacío
elegimos
las promesas
de lo real
su desierto
sin amparo
hasta decir basta
el silencio
no
música
de la lengua
el mar nuestro
de cada día
sus peces
del aire
escritos
en el tiempo
no el silencio
entre
la niebla
de su historia
estos muros
guardan
los signos
del amor
y de la furia
sus pintadas
tras la sombra
de no ver
otra vez
aquellos pájaros
aleteando
a su alrededor
amanecidos
como nombres
que se borran
y se repiten
en su trama
tejida en piedra
el pasado
por venir
un resquicio
un brote de luz
donde mirar mañana