Joaquín Valenzuela Bellocq
Joaquín Valenzuela Bellocq (Dolores, provincia de Buenos Aires, 1971). Publicó, en poesía, Actividad física (Ediciones en Danza, 2007), doméstico (Ediciones en Danza, 2009), Varamientos pampa (Ediciones en Danza, 2011), La casa del deshielo (Huesos de Jibia, 2013), La caracolera (Ediciones en Danza, 2016), Sombra de agua (Griselda García Editora, 2017), Al pie de vasta área (Griselda García Editora, 2022), Estación cotidiana (La Gran Nilson, 2023). Ha participado es antologías como: Infancias (2012), Amor (2015), Rumiar Bs. As. (2018), Antología Federal de Poesía (CFI, 2019), Gatos 100 poemas seleccionados (2021); entre otras.
En narrativa, ha publicado las novelas Mandarse a mudar (Ruinas Circulares, 2014) y Residencial Splendid (Griselda García Editora, 2019).
chaparrón que de muy cielo arriba
a la deriva, tablón de náufrago celeste
sin paraguas, chispeado
como arena entre estelas fugaces
¿quién te acacia cuando caigas en sus ramas?
fuentón de panales-de-paneles
solares, oculto sol de vos, en
tirabuzón de (mínimo) avispones
tres estrellas, cinturones, nudo
de mirada cósmica pero en ese chaparrón
pendiente de cometas, quieto
como siesta de magallanes
un barrio, nuestro cúmulo
local ¿qué asteroides? más vale
un pisotón de vaca plana
alada ¿sueño
de campo de leches? ¿de blanco
donde por fin rumiamos
nuestro despegue apalache?
***
¿eh? qué vacío de viento
solar, nomás hubo su sol
en el rincón donde lavanda y por segundos
se pasó un trópico al parque:
marca orbital, collar, esas cuentas…
de marcar recorrido por tu cuello
(¿pero era ese vacío lleno de collares el silencio
sideral?) los piares
soplaban (pero no cuentan
acá ni poste o pino) sí antena
por las vibrillas (aluminio
en bigote, parada de calandria, posta
de ser ave y se iba)
parque abajo
las hojas del verano arrastradas
sin cascabel, sin gato que se… (¡atento!)
a ¿las campanas? gira
en su cabeza de búho-radar, y sí:
campanas al sur un campanario
marea de metales (estamos en el mar) se estalla
en bronce de creciente ¿de golpe de calderas
naufragios que sin crónica?
***
a quien diga tempranera de verano
con el susurro, hilván de vuelo
un desayuno de picos
en fragancia pastel, lo mismo
si es colonia de pulgones
en monte de macetas o entrebrotes
hombre o ave en las primicias
como pan ambulante se madruga
en las manos blancas delantal, blanco de harina
lunar que ahora se pregona
de luz, tanta que apenas
la sombra tuvo su tregua
el grillo canto
de Estación cotidiana (2023)
SI DE LA SIESTA EN AMPARO
si de la siesta en amparo
de vino llega un atardecer al día
como puños desde ramas, viento
en copas pendientes de ciertos
pájaros, así también llegará lluvia
más allá de los plumeros
cuero de pichones, ojos
por mirar en algún charco
desvelo de siesta, los puntos
suspensivos de las gotas
sutura del patio
pasto domado en latiguillo
como una siega
sin filos, sin fruto
***
EN ESE OJO SIN PUPILA
en ese ojo sin pupila
hebras del iris, arco
ido de la rosa a velocidad
crucero de los vientos
archipiélago en penumbra
de la península del cielo
¿cielo que acompaña? ¿o son altas
tierras y también se dice aura
que en pedregales de lana se desmadeja
opaca, aclara viaje de puro
panorama, nomás? la palabra
pilar se desmorona
una mirada
cae al pie de vasta área
***
SE HA DESPERTADO FUERA DE CAMPO
se ha despertado fuera de campo
es jungla el mediodía, grajos, garzas
grullas rugen desde los vientos, lidian
con un peso que le cuelga
por baba al sol, pantalla punto
ebullición, la selva florecida de leopardos
lianas en estacas
hasta las altas frondas negras
si era el sueño de cestas amarillas
y manos de lana un amparo, despierta
fuera de campo
por sendas del tapir
cáscaras de insectos, paso a
paso avanza con la boca
que le tiembla por los pies
de Al pie de vasta área (2022)
——————————–
Andrés Eduardo Bohoslavsky
Andrés Eduardo Bohoslavsky (Río Negro, 1960). Trabaja en los barcos y baja poco a tierra. Sigue escapando del mundo. Viajero sin destino y sin paradero conocido.
Colabora en revistas nacionales y extranjeras.
Publicó: El ghetto de Vincent, texto adaptado para el teatro, Amsterdam, 2001.
El río y otros poemas (The River and Other Poems), Verulamium Press, St. Albans, Inglaterra, 2003.
El pianista del Black Cat y otros poemas, La carta de Oliver, Bs As, 2004.
China ocho milímetros, La carta de Oliver, Buenos Aires, 2009.
Una noche en bosque-poesía y otros poemas, Leviatán, Bs As, 2014.
La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin y otros poemas, La carta de Oliver, Bs As, 2016.
Los ojos de Sasha o El fin de un sueño rojo, Leviatán, Bs As, 2017
Margot, la prostituta que leyó a Bakunin y otros poemas, Leviatan, Bs As, 2019.
Medianoche en la plaza de los sueños, Leviatan, Bs As, 2021.
El mundo es un poema inconcluso y otros fragmentos oníricos, Leviatan, Bs As, 2023.
La camarera que se creía Greta Garbo y el plomero que soñaba ser Lenin
El día que mis ojos miraban de otra forma, desde la mesa de siempre
donde pasaba horas leyendo a los malditos
bebiendo como si mis días fuesen interminables
una revelación, un rayo en mi mente
me mostró que a veces la realidad
no es más que una ilusión, un engaño fabricado por vaya a saber
qué extraño mecanismo
dejé un momento a Rimbaud, en ese libro viejo
que exhalaba humedad
coloqué mi vaso a la izquierda de él
y mientras le pedí disculpas, me acerqué a la mesa
donde Lenin charlaba con Greta Garbo,
ella tomaba un martini y él su vodka de siempre
la mirada de Greta, absorta y claramente perdida
por el discurso revolucionario de Lenin
hacía que la escena, que veía en blanco y negro
resultara una puesta cinematográfica de los años 30
a esa altura, el bar ya no era el del barrio de Pompeya
sino un bistró que estaba a metros de la estación de subtes de Moscú
al que solía venir asiduamente en otra vida
para llegar a la casa de Esenin o Maiakowski
los ojos grises de la Garbo, fijos en el perfil de Vladimir
daban cuenta de otra cosa, muy lejana a la dialéctica de nuestro héroe
y más próxima a la bella idea de lo romántico
nada en ella parecía hablar de plusvalía o revoluciones
lo suyo era belleza y glamour en estado puro
la escena cambiaba del blanco y negro, a un abanico de ocres
o se mostraba congelada, simplemente, como una foto.
De repente, los tres reíamos, sin saber muy bien porqué.
Pero ese trueno, que se anticipó al diluvio, puso las cosas en su lugar
Greta volvió a ser la melancólica camarera de ojos tristes y mirada
cansada
Lenin volvió a ser el plomero que pasaba por su ginebra cotidiana
solitario y hosco como siempre
retorné a mi mesa
donde planificamos con Arthur dejar de escribir poesía
y escapar para siempre al África.
Margot, la prostituta que leyó a Bakunin
Caminando de madrugada por la calle de la tristeza
llegando a la intersección con el boulevard de los perdidos
me senté como siempre, a observar el cielo estrellado
mientras encendía un cigarrillo
encontré, convertida en objeto de consumo nocturno
a quien había sido mi compañera de estudios, Margot
que leía a Baudelaire y Rimbaud en francés para entenderlos
envejecida por el paso del tiempo
y la intensidad de un trabajo que reclama su libra de carne
nada en ese abrazo habló de poesía
su mundo, reconvertido en mercancía
ahora demuele las palabras que tanto amaba
y la asimila a una muñequita del barroco
abandonada a su suerte
la neblina que cubre el boulevard
nos transforma en dos adolescentes
que debaten la función social del arte
y las teorías anarquistas del príncipe Mijaíl Bakunin
al mismo tiempo
cuando la bruma se retira
lo único que confirma su presencia
es una colilla de cigarrillo con su lápiz labial y su perfume
y su voz, espectral, diciendo:
salvo que seas poeta, las palabras no significan nada.
El acta
Yo, que estoy en el medio del mar
leo el acta, que con unos cuadraditos marcados con una x
deja constancia de la muerte de mi madre
mientras la rompo y el viento se la lleva
depositándola en unas olas gigantes
pienso en ella con sus lentes viejos, leyendo a Chejov
o las cartas de familiares de Rusia
y en aquellos años en que era feliz, paseando con mi padre por la
/ playa
mientras yo corría detrás de ellos
me doy vuelta y la veo sentada en una silla en la proa
rodeada por unos albatros que picotean restos de comida
me llama y me siento junto a ella, mientras saca unas fotos viejas
en paisajes extraños, junto a sus padres
y luego otras y otras, como un repaso de su vida
mientras hablamos de las cosas que quedaron sin hacer
de esos planes simples que teníamos
y ya no podremos realizar
giro la vista al mar y cuando me doy vuelta para abrazarla
ya no está
a mis pies, veo la foto en que ella está delante de la casa de sus
/ padres
en la calle de la revolución
la llevo al camarote, la pego en la pared
y me acuesto a dormir
en el sueño, escucho su voz, casi imperceptible, que me dice:
-no estés triste, ya nos veremos.-
me despierto, me sirvo un vaso de vodka
y miro por el ojo de buey la tormenta que se avecina
voy a la sala de máquinas, a cumplir mi turno
y la escucho nuevamente:
hijo, el hombre es lobo del hombre-
me río pensando en ella, en esos viejos tiempos
donde soñaba un mundo más justo
sin imaginar que nos convertiríamos en bestias.
Rebeca
Iván, peluquero y anarquista ruso
fue asesinado por la policía en los años 40
en un bolsillo de su pantalón encontraron tres monedas
panfletos llamando al alzamiento contra el poder de turno
y un librito acerca de cómo construir un mundo
donde nadie es amo ni esclavo
y del devenir inexorable de la felicidad a causa de esto
un pequeño peine completaba el cuadro en el otro bolsillo
el hijo del peluquero se hace policía para ganarse la vida
reprimiendo a los que alteran el orden en la vía pública
en una refriega, muere asesinado por un ladrón
quele dispara a la cabeza
Rebeca, la hija del policía reabre la peluquería familiar
sin saberlo, le corta el cabello al ladrón que asesinó a su padre
y al comisario que mató a su abuelo
por las noches escribe poemas breves impregnados de amor
ignora el mundo casi por completo y es feliz
eso me dice, casi sin mirarme
al bajarme del sillón de la peluquería.
Codicia
No tuve en esa época, otra salida a la crisis
que vender mis textos a Codicia
él traía su balanza y los depositaba en uno de los platillos
en el otro, las monedas
la relación era muy mala para mí
y muy ventajosa para él
entonces comencé a escribirlos más largos
pero aun así era insuficiente
Un día la casa de Codicia se incendió
y mis poemas junto con ella
Codicia corrió a salvar su bien más preciado
abrazado a la balanza, tropezó al intentar salir
y quedó encerrado con ella.
——————————–
Graciela Cros
Graciela Cros (Carlos Casares, Buenos Aires, 1945). Reside en Bariloche.
Poesía: Poemas con bicho raro y cornisas, 1968; Pares Partes, 1985; Flor Azteca, 1991; La escena imperfecta, 1996; Urca, 1999; Cordelia en Guatemala, 2001; 2da. Ed. 2013; Libro de Boock, 2004; La Cuna de Newton, 2007; Hacer la de Elvis-Re/escrituras, 2009; Mansilla, 2010; Cantos de la gaviota cocinera, 2013; Pampa de Huenuleo, 2017; Una posición propia, 2019; Regreso a las invernadas, 2021 y El trébol africano, 2023.
Como antóloga compiló: Marcas en el tránsito, Poetas Jóvenes de Bariloche, 1995. Y TRANSVERSAL- Poesía contemporánea Río Negro, 2019.
En 2004 publicó la novela Muere más tarde, Primer Premio Cultura de la Nación.
Su obra, distinguida y traducida en diferentes oportunidades aparece en antologías del país y del extranjero.
Actualmente se encuentra en trabajo de edición en la editorial La Ballesta Magnífica: “Oro tienes- Obra poética reunida- 1968/2023”.
Geishas
VII
En este hotel llamado Londres
la geisha omnipotente
se ha puesto a pensar:
¿Qué hago aquí
manchando los brocados
de la sala
con esta sangre
negra?
No es Inglaterra, es Chile
y mi sangre
debería ser roja
en este hotel llamado Londres
de Santiago
Has de saber, la calmo, has de saber
-hundida como estás en la severidad y la torpeza-
que ni siquiera tú,
ni siquiera tú…
Entonces
ya no sigas.
Abandona la escena imperfecta.
Ni siquiera tú,
soberbia, herida, triste.
.
A ver si lo aceptas.
***
Cantos de la gaviota cocinera
8.
Soy una dama Asimétrica que paga con dolor la sumisión de sus vértebras.
Soy una Garza Blanca una Bandurria Mora una Cachaña en bandada que vuela cara al viento.
Hablo en dialecto sudaqués y la gente me encuentra pintoresca.
Soy monolingüe sudaca argento patagónica mapuche.
En otra vida fui consejera espiritual luchadora en fango gimnasta olímpica gata en casa de escritor mujer africana lapidada.
En ésta soy Lenta como semilla de bambú.
Los Impacientes no me soportan.
Ignoro si sembré lo que esperaba cosechar.
Ignoro si pretendo cosechar lo que nunca sembré.
Soy un Personaje de Ficción que escribe una novela en la que hay un Personaje de Ficción que escribe una novela y así hasta aburrir.
Si me lo pide el Editor agrego o quito un Capítulo.
Este es mi Sino.
18.
Soy una dama que sufre de Exclusión.
Una Criatura Secundaria.
Soy un alga marina y su ceniza.
Una Kelper continental intelectual emocional.
La Patagonia es mi isla.
El Kelperato mi insignia.
Vivo en la cordillera.
En verano recojo leña.
En invierno paleo nieve y escribo con guantes.
Toco palabras a través de una tela.
30
Soy una dama que padece El Mal de la Vacilación.
Ante la duda emigro y me retiro a mi Universo personal.
Soy un Chingolo de Pecho Colorado un Gorrioncito de Cresta Gris un animal emplumado que arde en Deseos.
Adoraría ser un Ente Productivo.
Formar parte de lo llamado Real.
Integrar una Cifra Estadística.
Cabos sueltos no ayudan.
Si no fuera porque estoy implicada con el Arte mi Vida Entera sería un Desastre.
***
Arte poética
Nombres propios:
Urca, Cordelia, Boock,
Elvis, Newton, Mansilla.
Me gustan los nombres propios
más que las elucubraciones.
Detrás de un nombre propio
hay una historia
y me gustan las historias.
Detrás de una historia
hay elementos tangibles
como los húmeros de Vallejo,
en cambio
detrás de las elucubraciones
suele haber paja
que arde
al primer fuego
que cruza.
***
Un mail
Recién comí
dos empanadas de roquefort
y dos de pollo
que me alegraron
el cerebro,
cuenta Mansilla en un mail.
Dice que va
a inaugurar una biblioteca
en Las Lajas
acompañado de motoqueros
y paracaidistas,
cosas de la Patagonia, agrega.
Yo me acuerdo de Osvaldo Soriano
y le digo eso,
que parece una escena
de alguna
de sus novelas.
Tener amigos poetas
salva el día.
***
Temporada de pérdidas
El jardinero me avisa que
en la canilla del jardín
hay una rotura
y corre un chorro de agua desde hace días,
que a fin de mes
me va a llegar una factura de locos.
Le agradezco y le cuento que también
pierde
el depósito del baño
y que el tanque intermediario no funciona
y hay un goteo continuo en la conexión,
que, sin duda, cuando vean el medidor
los de la junta vecinal que provee el agua
me van a arrancar la cabeza.
Por mantener la conversación
en un estado cordial
le digo sin pensar
es mi temporada de pérdidas
y después me doy cuenta de lo dicho
pero de la muerte llevándote,
nada, nada puedo decir.
***
Un león en la nieve
Escribe sobre la mesa de la cocina
en un cuaderno de tapas duras
forrado de rojo.
Anota la fecha sobre el margen izquierdo
y después cosas como:
Llevar 2 bolsas Cemento Obra Castelar.
Pagué 200$ Varela Adelanto Revoque fino.
“Vecino”: anoche estuve a punto de matarlo.
Es mi padre.
Escribe pero no hace literatura.
Su estilo se remite al registro del caos.
Es mi padre.
Narra sus transacciones con el mundo.
***
Política
La poesía política está mal vista
Yo digo que la poesía es política
Si te encierran en una cárcel de máxima seguridad
-un campo de concentración como el DTZ-
y te meten en una jaula de acero pesado AIRSTRIP
junto a criminales peligrosos
y te pudres al rayo del sol
durante cuatro semanas
sin un pedazo de lona
con que cubrirte
tu poesía
no se vuelve
Política?
***
La idea de modernidad
Ahí donde Ud. nada, ella se ahoga,
dicen que Jung le dijo a Joyce
cuando éste le pidió una opinión
sobre los textos de su hija psicótica.
La anécdota forma parte de mis recuerdos.
Mis recuerdos son de otros.
Una memoria es como un campo
de margaritas silvestres junto al lago.
Un campo en trance.