Ángel Adrián Hernández, mejor conocido por los juarenses de antaño como “El Güero Mustang”, padecía de sus facultades mentales y gracias a sus andanzas forma parte de la historia de esta frontera.
Desde los años setentas hasta poco antes de su muerte, en 1999, era común verlo manejar su auto imaginario. Quizá más respetuoso de las normas viales que muchos conductores, ‘circulaba’ por los carriles de baja velocidad.
Llevaba consigo un volante de automóvil mientras en su mente la realidad se extraviaba cada vez más.
De acuerdo con distintas publicaciones periodísticas basadas en documentos oficiales del Registro Civil de la capital del estado, Ángel Adrián nació el 8 de septiembre de 1955 en el Hospital Central.
Fue hijo de Eufemia Murillo y Félix Hernández, de 38 y 29 años respectivamente. De acuerdo con el acta 2241, folio 171 del libro 276, los abuelos paternos y maternos fueron Luis Hernández e Ignacia de la O, y Ángel Murillo y Esther Salinas.
Según el sitio La Rochaca, la familia era católica. El 13 de febrero de 1956 fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, localizada en la calle Cartagena. Sus padrinos fueron Miguel López y Amada Ramírez.
Vecinos de la colonia La Chaveña lo recuerdan “estacionarse” en la pila, antes de partir hacia las calles de la zona Centro donde sus historias quedaron grabadas.
Sobre su vida hay muchas leyendas urbanas. Una de ellas que era hijo de una familia de la clase media que vivía en el fraccionamiento Nogales y fue enviado a estudiar a Estados Unidos de donde regresó con una adicción a las drogas.
La realidad es que creció en los alrededores de la colonia San Antonio y era común verlo caminar junto a su padre cuando era niño.
De este icónico personaje juarense, hay un blues del músico juarense Alejandro García, alias El Alejandro Chaveñero.
“Regreso a la esquina / de la Primavera, / ya no hay Güero Mustang, / ya no hay Club Palacios”, dice la canción.
También artistas juarenses realizaron un cortometraje en 2015 que puede ser visto en YouTube.
Doña Lola, vecina de la familia de “El Güero Mustang”, recuerda que la madre de Ángel Adrián salía a gritar a la calle mientras los niños jugaban futbol groserías y les decía que ya le habían puesto droga y que se la iba a llevar la policía.
“Salía gritando de su casa y luego lloraba, la recuerdo de ojos azules, muy güera, medio rellenita”, agrega la mujer que vive en la calle Tarascos y Grecia, cerca de donde radicaba la familia del personaje.
El padre era conocido como Don Félix, de oficio parquero. Se le veía muy temprano irse con el Güero a trabajar. El señor tenía ¨una pierna de palo y caminaba chuequito¨.
“Ángel no hablaba, que yo me acuerde nunca habló, y hacía mucho los ruidos como de carros”, dice doña Lola.
Cuando los niños de ese sector de la San Antonio jugaban a las escondidas “El Güero Mustang” los perseguía, rememora su vecina.
Ángel Adrián falleció el 3 de junio de 1999 y de acuerdo con la leyenda urbana fue en un ¨choque¨ en el centro comercial Río Grande, ubicado en Paseo Triunfo de la República y Adolfo de la Huerta, pero en realidad se desconocen los motivos reales de su fallecimiento. Sus restos fueron sepultados en el panteón Tepeyac, en la fosa 26, fila número 6 del cuadro DD.