(1) Oriana sabía muy bien lo que la Tibi cocinaba: los dedos de su padre en mole dulce (sabían mejor que los de mamá en molotes de pollo).
(2) El Moche desajustó nuestra realidad mientras cocinaba los espárragos con salmón; el reflejo del ajo en el salero era un dinosaurio.
(3) Las piernas torneadas de la canela (humedecida por la lengua de gato), saben menos amargas con chocolate Abuelita.
(4) La muerte en Juárez cocina con restos de niños y mujeres; el condimento es cortesía de la indiferencia, de la apatía.
(5) Preferiste salvar al cabrito del asado que darle esperanza a aquellos pollos que veían a su madre rellena de trufas.
(6) Sus manos flotaban en el estanque de la enorme licuadora que era un sueño no terminado.
(7) La muerte era una hormiga que flotaba en un charco de sangre, mientras, los grillos huían con rumbo desconocido.
(8) La viuda negra caminó con torpe silencio sobre la cama del día; observó el temblor de Oriana, y una luz blanca en el corazón de la joven.
(9) Mis perros quieren aprender a pilotear aviones de guerra. Yo les digo que no mamen, que primero aprendan a conducir el auto.
(10) Desde el techo de nuestra imaginación vemos un alacrán en el jardín de la casa. Tiene la sombra de un árbol recostado sobre el césped.
Del libro Personajes de una ciudad sitiada (Prosa poética hiperbreve),
publicado por Center For Latin American
and Border Studies, NMSU, 2014
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Antonio Flores Schroeder (Ciudad Juárez, 1975) es periodista y escritor. Se ha desempeñado durante los últimos 23 años en distintos medios de comunicación en las áreas de edición e investigación. Es uno de los tres fundadores del movimiento Escritores por Ciudad Juárez. Autor de tres libros. Forma parte del equipo de editores de Poetripiados.