“Yo no tuve ningún viaje pequeño, pero sí tuve uno muy grande. Tenía atuendos que iban bien con el ácido (LSD), tenía música que iba bien con ácido, mi maquillaje también. Para mí, era una droga de ritual”, dice Carrie Fisher, reconocida principalmente por interpretar a Leia Organa en la saga de películas Star Wars.
La actiz relata una historia que parece sacada de un cuento, que fue caracterizada en el documental Buen Viaje, Aventuras Psicodélicas (2020) (Have a Good Trip: Adventures in Psychedelics).
La escritora y guionista estadounidense de cine y televisión fallecida en diciembre de 2016, tuvo una larga carrera en las adicciones que nunca ocultó. Algunas anécdotas quedaron plasmadas en libros y en varias entrevistas, una de ellas se recoge en el trabajo del productor y director Donick Cary, en el que varias celebridades como Nick Offerman, Sting, ASAP Rocky, hablan sobre su experiencia con drogas extremas como el LSD o los hongos alucinógenos.
El LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es una droga alucinógena, a veces llamada acid, sugar cubes, white lightning, dose o tripping. El “viaje”, que Fisher conocía perfectamente, es intenso y no se vuelve a la realidad en unas 12 horas, tiempo aproximado que dura la experiencia que sólo puede ir en dos sentidos: buen trip o mal trip. Las sensaciones que experimentan sus usuarios son extrañas y fuertes, nos han contado.
En el turno de Fischer en el documental disponible en Netflix, se muestra cómo vivía la actriz. Su casa era literalmente un viaje ácido acentuado por los hongos alucinógenos, donde bien podía haber vivido María Sabina.
“Para mí es muy gracioso tener anécdotas de drogas. Si consumes drogas de forma correcta, puedes contar una historia de forma ordenada”, agrega Carrie en la entrevista.
De acuerdo con su testimonio, cuando probó por primera vez el ácido, no tenía ningún problema con drogas, como los opioides, que la llevaron a la ruina.
“Organizaba viajes a varias partes del mundo, sólo para consumir ácidos. Se me olvidaba que me parecía mucho a la princesa Leia, o lo que fuera para la gente, así que no era una brillante idea salir a la calle y consumir ácido”, acepta.
En uno de esos viajes, la estadounidense recuerda que consumió LSD en la playa en compañía de un amigo, tras asegurarse de que no había nadie cerca.
“Estaba filmando a mi amigo con mi cámara y mientras esto sucedía, de pronto sentí una ‘perturbación en la fuerza’ (what?) . Y me di la vuelta, por cierto yo estoy, no puedo imaginar estar desnuda, pero seguro no llevo brasier, y me topé de frente con un camión lleno de personas, yo estaba justo en el lugar donde llevaban a los turistas de los hoteles. Y yo era en esos momentos la princesa Leia… y sin ropa”, rememora.
Cuando le dijeron que era bipolar, platica, fue a ver a un médico y ella dijo que se sentía normal con ácidos, a lo que un especialista respondió que la actriz quizá se sentía bien, porque se alejaba de la presión de continuar con su papel de celebridad, pero aquí viene por lo que decidimos escribir este artículo: su viaje más grande.
“Estábamos muy drogados, estábamos en Central Park. Estaba sujetada del suelo, porque era difícil quedarte en el planeta. Veía una beyota que se movía demasiado. Nunca vi nada que no estuviera ahí, yo sólo veía cosas que estaban ahí… portarse mal” (sí, portarse mal).
La beyota, que se encontraba en el césped del Central Park, la ‘reconoció’, es decir, se dio cuenta que se trataba de la intérprete de la princesa Leia, y ahí comenzó el viaje más poetripiado que jamás volvió a experimentar.
“Tuve que ver esta beyota… básicamente hacer su coreografía”.
La beyota bailó frente a sus ojos, mientras le decía a Fisher que no podía estar más drogada, y bailaba y bailaba, mientras la actriz seguía con atención cada uno de sus movimientos.
La conversación, si es que le podemos llamar así a esta rara alucinación, giró en torno a la fama de Carrie y a la actuación de la bellota, hasta que luego de unas horas el efecto del LSD se desvaneció.
Un infarto en diciembre de 2016, le quitó la vida a Fisher. Tenía que ser en un viaje. Lo sufrió en un vuelo a Los Ángeles, procedente de Londres, donde estaba promocionando su octavo y más reciente libro, con memorias de su vida.
La estadounidense volvía a llamar la atención del público con el regreso de Leia a la gran pantalla en el Episodio VII de La Guerra de las Galaxias, estrenado a finales de 2015.
La autopsia reveló restos de éxtasis, cocaína y heroína en el cuerpo de la actriz, consumidos en las 72 horas previas a su muerte.
Fisher saltó a la fama como la rebelde guerrera princesa Leia en la trilogía original de Star Wars, cuyas tres películas (1977, 1980, 1983) se convirtieron en un fenómeno cultural.