Para B. Monserrat
I
B tiene quince años y se pasa horas enteras con la frente recargada en la ventana de su casa esperando que pase la chica de falda color ladrillo. Ella vive en la misma calle y él siempre ha sido su enamorado secreto. Como la bella adolescente practica la danza, la acompaña a sus ensayos tan sólo por el placer de estar a su lado. Cuando ella lo mira, a B se le seca la boca, la cabeza le da vueltas y siente una corriente de calor por todo el cuerpo. Le ha pedido innumerables veces que salgan juntos, pero la respuesta de ella ha sido siempre la misma: “Recuerda que tengo novio y que él es tu mejor amigo”.
Para olvidar el daño que le causa este amor imposible, a B le da por jugar al faquir: una y otra vez prende un cerillo y lo apagaba con los dedos de la mano soportando el dolor que esto le provoca; se refugia en ciertos libros y en la música, en el blues en particular.
Cuando ella cumple años, B se arma de valor y le escribe una canción. La visita en su casa con el pretexto de entregarle el obsequio. Cuando llega, la saluda con un beso en la mejilla, ella le devuelve el saludo con un efusivo abrazo que B recibe como si fuera una descarga eléctrica. Después le dice que le permita un momento y lo deja esperando en la sala, donde descubre (con sorpresa) que hay una bella mujer que ha observado toda la escena y que resulta ser la tía de su amor imposible. Se saludan y cuando comienzan a hablar B se da cuenta que la mujer ha descubierto que está perdidamente enamorado de su sobrina. ¿Qué ha visto en mis ojos? se pregunta B, que siente incomodidad al saberse descubierto.
Entonces los invade un profundo silencio. Para romper el hielo, ella le pregunta qué edad tiene, cómo se conocieron, qué grado cursan, etcétera. La comunicación comienza a fluir y ya entrados en confianza B le dice que su sobrina es muy linda y que la adora, a pesar de que sabe que es un amor imposible; a pesar de todo, le entregará una pequeña canción que ha escrito especialmente para ella. Cuando dice esto la bella mujer le pregunta si le gusta la música. B contesta que toca la guitarra. Entonces la mujer le dice que lo espere un momento e inmediatamente después regresa con un objeto en las manos, es un disco de vinil con un título que a B le parece desconocido: “Layla and other assorted love songs”.
Entonces la mujer le empieza a contar la historia de alguien que vivió una situación parecida a la suya.
El joven, le dice, se hacía llamar Derek y, como tú, también empezaba a escribir canciones. Derek vivía un infierno en su interior. Su corazón estaba inundado de tristeza y melancolía. Padecía el dolor que únicamente pueden sufrir las personas que alguna vez han estado enamoradas y que no han sido correspondidas. El motivo de su sufrimiento tenía cuerpo y nombre: Pattie, quien para su desgracia estaba casada con George, su mejor amigo.
Pattie era una modelo cuando conoció a George, quien ya era un cantante famoso. Pronto se enamoraron y él rápidamente le propuso matrimonio, en ese estado de enamoramiento George le dedicó una de las más bellas melodías que se han escrito: “Something”.
Derek y George se habían conocido en los camerinos de un viejo cine. A pesar de que a Derek no le fascinaba la música del grupo de George (él era blusero), congeniaron de inmediato y consolidaron una buena amistad. Como eran vecinos, Derek acudía frecuentemente a la casa de la pareja. Allí le esperaba el té con galletas y la simpatía de Pattie. Se dice que cuando Derek escuchó en voz de George “Here comes the sun”, la nueva canción que había compuesto, se dio cuenta, con sorpresa, con angustia, que se había enamorado perdidamente de la mujer de su mejor amigo.
Entonces inició un fuerte asedio hacia Pattie, quien en todo momento lo rechazaba, enfatizando que estaba muy enamorada de George. Pero la pasión que sentía Derek en su corazón estaba muy lejos de apaciguarse; se hacía presente a través de cartas y llamadas telefónicas. Una ocasión, sabiendo que George no estaba en casa, se presentó completamente borracho; ese día logró que ella lo besara. Fue un beso intenso, excitante. Todo parecía que iba a quedarse en sólo eso, pero poco después sucedió algo diferente: George se involucró sentimentalmente con una mujer muy cercana a Pattie. Este engaño la orilló a que en un acto de despecho tuviera un desliz con Derek. Pero como no lo amaba, poco tiempo después lo abandonó, lo que generó en él un fuerte estado de confusión emocional.
Sin saber qué hacer para dar salida a esa emoción que le devoraba el corazón, Derek se refugió en el alcohol, la heroína y la música: el blues. El sentimiento que devastaba su alma, que lo hacía caer en un estado grave de angustia y locura, se tradujo en miles de notas musicales que dieron vida a uno de los álbumes más famosos en toda la historia de la música: “Layla and other assorted love songs”. Cada una de las canciones eran un intento desesperado de Derek de hacerle saber a Pattie que la amaba.
La historia de Layla está basada en el libro “La Historia de Layla y Majnun”, en donde se narra la historia de un hombre que se enamora de manera enfermiza de una hermosa con la que no podía casarse porque está casada con un hombre muy poderoso. Era lo mismo que le pasaba a Derek, codiciaba a Pattie porque se trataba de la mujer de un hombre poderoso que parecía tener todo lo que él anhelaba en ese momento: coches asombrosos, una carrera increíble y una esposa preciosa.
Cuenta la leyenda que en una de esas noches, inundadas de pasión, alcohol y cocaína, Derek y George se habrían enfrentado en un duelo de guitarras en el Friar Park. No hay claridad si hubo algo en juego. Según Pattie, fueron dos horas que tocaron sin parar. Al final nadie dijo nada, pero la sensación general era de que Derek había ganado.
Los siguientes meses fueron difíciles para Pattie y George, que en determinado momento decidieron, de mutuo acuerdo, divorciarse. Tiempo después Pattie y Derek iniciaron una relación que terminó en matrimonio. Sin embargo, no fue una relación feliz: Derek, a pesar de tener a la mujer que tanto había deseado, se sumió en el alcohol y las drogas.
Como resultado del triángulo amoroso más famoso en la historia de la música quedan canciones como “Something”: “Algo en su manera de moverse/Me atrae como ninguna otra amante/Algo en su manera de seducirme/No quiero dejarla ahora/Tú sabes que creo y de qué manera”.
“Wonderful tonight”: “Es tarde en la noche / Ella se pregunta qué ropa usar / Se pone maquillaje / Y cepilla su largo cabello rubio / Y luego me pregunta/¿Luzco bien?/Y digo: Sí luces maravillosa esta noche”.
Y por supuesto “Layla”: “Traté de darte consuelo / cuando tu hombre te defraudó / Como un tonto, me enamoré de ti / Volviste todo mi mundo al revés / Layla, me tienes a tus pies”.
II
Cuando la bella mujer termina el relato, B se da cuenta de que su amor imposible se encuentra a su lado. Casi podría asegurar que la bella adolescente está (al igual que él) pensando que el amor es un sentimiento complicado, capaz de hacer cosas maravillosas. Sin embargo, también cree estar consiente que el desamor, con esa dosis de dolor que conlleva, es un sentimiento igualmente respetable, que puede crear obras maravillosas, como “Layla and other assorted love songs”.
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Agustín Azcona Hernández (Ciudad de México, 1967) es sociólogo y escritor. Egresado de la carrera de sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha colaborado en diversas revistas literarias como Letralia, Punto en Línea y Café Negro.