Hay escritores que aún después de fallecidos sorprendieron al mundo con un último trabajo, pero también los hay a quienes la crítica los destrozó por ese trabajo póstumo. Mucho se ha discutido si debe o no publicarse la obra de alguien a quien la vida no le alcanzó para terminar, como hubiera querido, ese último escrito.
Hoy en Poetripiados te contamos algunos casos en los que la fortuna no fue igual para todos los títulos publicados después que su autor falleciera.
Capote, lo que no funcionó
Truman Capote sorprendió al mundo literario con su libro “A sangre fría”, llamando la atención su estilo y la fuerza de su narrativa. El también periodista nacido en Nueva Orleans se vio afectado durante sus últimos años de vida por una enfermedad que lo obligaba a permanecer bajo el efecto de poderosos medicamentos. Aún así continuó trabajando en un libro que salió a la luz con el nombre de “Plegarias atendidas”, pero que la crítica literaria no vio con buenos ojos y lo catalogaron como “de una calidad inferior al resto de sus trabajos”.
Bolaño y su gran acierto
Un caso distinto es el de Roberto Bolaño, escritor chileno autor del famoso libro “Los detectives salvajes”. Sabiendo que la muerte rondaba cerca, trabajó en un último libro que tituló 2666 y que consta de 1126 páginas. En un principio Bolaño quería que el libro fuera publicado en tres tomos, pero la editorial decidió luego de su muerte publicarlo junto en un solo ejemplar. Algunos consideran que es la obra más completa del ganador del Premio Herralde de Novela, otros la tienen ya como un clásico de la literatura, pero algo seguro es que “El último poeta maldito”, como le llaman algunos, puede descansar contento con el resultado de su trabajo final.
Kafka y su herencia
Hay historias como la del escritor checo Franz Kafka, quien pidió a sus amigos que después de su muerte quemaran todos sus manuscritos inconclusos. Afortunadamente para todos los amantes de las letras, los amigos del autor nacido en 1883 no hicieron caso a la petición y con algunos leves arreglos, obras como “El castillo” o “El proceso”, pueden ser leídas las siguientes generaciones.
Hemingway, sus amigos lo hicieron quedar mal
Durante 15 años escribió su obra “El jardín del Edén” y aún así nunca pudo terminarlo. El escritor, periodista, boxeador y marinero americano, Ernest Hemingway, dejó inconcluso un manuscrito que quisieron rescatar y terminar personas allegadas al autor, publicándolo en 1986 no con demasiada fortuna. El Premio Nobel de Literatura en 1954, ganador un año antes del Premio Pulitzer, era bastante desordenado en su forma de trabajar, argumento utilizado por sus editores para justificar que la edición de la obra póstuma no tuviera la calidad esperada, pero, ¿quién podría culparlos por no lograr escribir como Ernest Hemingway?
La discusión sigue y la pregunta queda en el aire: ¿Debe o no publicarse la obra de un autor que no tuvo la oportunidad de darle el visto bueno? ¿Tú qué opinas?