Lados B de la filosofía occidental
SÉ FELIZ: HAZ PAREJA CON ALQUIEN QUE NO TE AMA
Nuestra civilización está atravesada por la idea de que, para ser feliz, debes hallar a alguien que te ame. Sin embargo, esto es una fórmula perfecta para la infelicidad. En la historia del pensamiento occidental muchos pensadores expusieron ideas contrapuestas acerca de un mismo tema. Algunas de ellas se sobrepusieron, no necesariamente por más razonables, y otras pertenecen a los lados B de la filosofía occidental. Es el caso del dilema de emparejarse con alguien que te ame o con alguien que no, donde se sobrepuso la primera y se desechó la segunda.
En su Fedro Platón recoge un diálogo entre Sócrates y Fedro, éste trae consigo un discurso escrito por Lisias, aclamado orador del ática, e invita al errante Sócrates a apartarse de la ciudad para leer dicho discurso, asimismo a que refute la postura de Lisias, ¿el tema?, nos lo cuenta el propio Fedro: “Lisias supone un hermoso joven, solicitado, no por un hombre enamorado, sino (y esto es lo más sorprendente), por un hombre sin amor, y sostiene que debe conceder sus amores más bien al que no ama que al que ama”.
Los griegos diferenciaban, sobre todo, tres clases de amor: Eros, el amor (su nombre lo dice) erótico, el que se prodiga a alguien que nos atrae física o sexualmente; Philia, es el amor fraterno, el cual se ofrece a familiares o amigos y el Ágape; el amor que procura desinteresadamente el bien universal, éste se da a los seres humanos sin distingo de raza o religión, así como a los demás seres sin distinguir la especie. El amor que aquí nos ocupa es el amor Eros o amor pasional. Expondré los argumentos expresados por Lisias a favor de formar una pareja con alguien que no te ama:
El amor pasional es inconstante y efímero: quien ama intensamente, cuando satisface su deseo y su pasión se apaga: “se arrepiente ya de todo lo que ha hecho por el objeto de su pasión”. Sin embargo, quien no te ama, no se arrepentirá del bien que te ha hecho, ya que fue movido antes por una voluntad razonable que por una pasión irrefrenable.
El que ama con intensidad puede cambiar fácilmente el objeto de su amor: la intensidad con que un enamorado ama es un argumento fiable, pero falaz, para entablar una relación, ya que (explica Lisas en su discurso), el objeto de ese amor intenso puede cambiar, y entonces el enamorado: “no dudará en sacrificar sus antiguos amores a los nuevos y, si el que ama se lo exige, hasta perjudicar al que amaba ayer”.
Quien te ama con locura carece de buen juicio: y no se debe atar tu vida a una persona que está atacada por este mal de amores que mantiene a las personas en un estado de delirio: “están fuera de sí mismos y no pueden dominarse”, en cambio quien no te ama, tiene control de sí mismo, y, por tanto, tomará decisiones menos sujetas al capricho y la inconstancia que aquel que está poseído de amor.
Las personas que te aman son pocas y muchas la que no: por ello si buscas una pareja virtuosa te será más fácil hallarla entre esa multitud que no te ama que hacerlo entre un puñado de enamorados.
Quien te ama con fervor no es prudente: si buscas una relación discreta, quien te ama, será movido a la imprudencia por su vanidad, haciendo alarde de su romance contigo: “(…) todo el mundo conoce a un amante, viéndole seguir los pasos de la persona que ama; y llegan al punto de no poder hablarse, sin que se sospeche que una relación más íntima los une ya, o va bien pronto a unirlos”, por el contrario, quienes no están enamorados no generan esta sospecha, ya que su trato no es persecutorio ni encajoso.
Quien te ama obsesivamente te limita: es natural que un enamorado busque exclusividad y quiera poseerte al grado de entrometerse en todos los aspectos de tu vida, limitando tus relaciones a la sola convivencia con esa persona, ya que siempre teme ser despojado de tu lado por las virtudes corporales o intelectuales de otro, por lo cual ceñirá tus relaciones hasta dejarte sin un solo amigo. En cambio, quien no está enamorado, libre del apego neurótico que causa la pasión amorosa, procurará cultivar y ampliar tu círculo de amistades enriqueciéndose también él con tu crecimiento social y personal.
Quien te ame con pasión no abonará a tu crecimiento personal: ya que ciego de pasión buscará agradarte en todo y no juzgará tus pensamientos o tus acciones por que sean viciosas o virtuosas, en cambio, quien no te ame será más objetivo en sus críticas y halagos, lo cual hará que puedas mejorar personalmente con base en la opinión desinteresada del que no te ama.
Una relación no es menos fuerte por faltar el amor pasional: al contrario, las relaciones más dichosas y duraderas están basadas en aspectos más perdurables como la amistad, la empatía, o los intereses y metas en común, ¿sería más fiable cimentar una relación en los aspectos mencionados o en las arenas movedizas de la pasión que ofrece un enamorado?
El arriesgado Lisias cierra su discurso invitándonos: “(…) pero tú debes por el contrario favorecer, no a aquéllos cuyos deseos son más violentos, sino a los que mejor te atestigüen su reconocimiento; no a los más enamorados, sino a los más dignos; no a los que solo aspiraran a explotar la flor de la juventud, sino a los que en tu vejez te hagan partícipe de todos tus bienes; no a los que se alabarán por todas partes de su triunfo, sino a los que el pudor obligue a una prudente reserva; no a los que se muestren muy solícitos pasajeramente, sino a aquellos cuya amistad, siempre igual, solo concluirá con la muerte; no a los que, una vez satisfecha su pasión, solo buscarán un pretexto para aborrecerte, sino a los que, viendo desaparecer los placeres con la juventud, procuren granjearse tu estimación”.
Y remata de manera contundente: “(…) es preciso que nuestra mutua relación, lejos de dañarnos, nos sea a ambos útil”.
En resumen, la idea de emparejarse con alguien que no te ama ha sido históricamente desechada por nuestra sociedad, la cual ha impuesto la fórmula de encontrar a alguien que te ame para ser feliz. Sin embargo, como hemos visto, esta fórmula puede llevar a la infelicidad, ya que el amor pasional es inconstante, efímero y puede ser muy limitante. Por lo tanto, quizás es hora de reconsiderar esta idea descartada por la filosofía oficial y explorar otras formas de relación basadas en la amistad, el respeto y la libertad mutua. Al final, la felicidad depende de encontrar la forma de relación que nos haga sentir más plenos y realizados, y eso, como expusimos arriba, es posible lograrlo con alguien que no nos ama.
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Ameht Rivera (Chiapas, México, 1982) Escritor y editor. Ha publicado los libros: Alebrijo Librejo (Chiapas; abril, 2011), Rosas i Spinettas (Puerto Rico, 2012), además de Hipocampos (Chiapas, 2016) y Cantos de una ceiba esdrújula; (Guadalajara, 2017). Ha publicado artículos, ensayos y cuentos en diversas revistas digitales de México e Hispanoamérica.
Fue beneficiario de la beca del PECDA (Chiapas, 2015), en literatura, por la obra Cantos de una ceiba esdrújula (poemas alquimistas). Asimismo, cursó el Diplomado como Mediador de Lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, 2017); fundador y CEO de la editorial Ala Ediciones, cuyos títulos circulan a través de las librerías EDUCAL y Fondo de Cultura Económica. Editor fundador de la revista Poetripiados.
Ha impartido el taller Laboratorio literario, técnicas vanguardistas para una literatura creativa, en México y Guatemala; organiza desde 2009 el Festival Mesoamericano de Poesía (FMP) que se lleva a cabo anualmente en la Frontera Sur de México.