La tinta sale de mis venas, puliendo sombras en tonos sombríos. ¿Qué soy yo y «yo» qué es? Estoy siendo la carátula sin nombre de los labios compartidos en el colchón sin dueño. ¡Ya! Me quedo con lo poco y absurdo que es verte volver por el mismo lado en que te fuiste, viendo el agua del río ser la misma, lo imposible, intersticios de roca sin mineral.
Una escultura viviente de rostro deslavado, con mordidas de pez gato, esperando a ser devorado ante el olvido aplastante que contiene el vivir. No deje huella, ni supe ser gigante, pero en mi diminuto encuentro me siento un poco viva, a pesar de que el mundo fecho mi caducidad, floreciendo escamas cuando no tenía mar.
En efecto yo soy la falla
La niña de las alas de cristal y mirada transparente, donde los rayos se asfixian por la seca luz de un corredor infinito.
Queda muy poco, muy poco de lo tantísimo que era, tantrico camino de luciérnagas ciegas. Que pena y desdicha verte cruzar la meta sin mi, eso hago, entrenar caballos a su victoria, cuando de lejos solo hay un arsenal de diluvio despavoridos.
No valió ni la mitad de lo que dolió, saberme triste ya es condición, es sintomática esta apatía solitaria de enseñanzas temporales.
MALDITO POSTRE SENTIMENTAL, ¡maldita seas vergüenza! ser una vez más el accesorio jovial de la noche, esa escena de demonios riendo.
Eres la falla
Soy la falla
Todo tambalea
Nada fue real
Despierta.
No tengo ganas de conocer a gente sin cara, sin destino o memoria.
Harta de ser penumbra de encierro y tormenta de una arena invisible.
Sinceramente perdí la mente al querer ser la pieza faltante de un rompecabezas completo.
Quisiera no ser esta muñeca de cera que se quiebra con el calor de unas palabras peligrosas, ardiendo a fuego de una pena oscura, que se repite en mi pasillo de culpa.
El estado mental que más inspira es del suelo, donde los zapatos juegan a ser ellos mismos, sin saber que son títeres en juego de asfalto.
¿Qué se siente sentarse a mirar lo obvio? con ganas de mentirte a la cara y romper todas las penas que encrespan la piel.
Quien te dijo que amar era fácil, fue cruel, despiadado.
Ahora siento una incomodidad aplastante, una hormiga reina que muerde mis entrañas para decirme que mañana nunca existió cuando todo se habló desde el futuro.
Descargaste tu discurso en una vida sin oxígeno, me dejaste en la pobreza de los otros. Ahora quiero ir a una casa que nunca tuvo espacio para mí, sólo una esquina fría de dolencias consumidas a la par de un cigarrillo, breve y voraz.
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Doriane Maika De Swan Sánchez (3 de diciembre del 2000).Es una arquitecta corporal que dedica su tiempo, vida y filosofía a descubrirse a través del existencialismo. Estudia sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, lo cual le ha dado los dichosos «lentes sociológicos» para entenderse en el medio de la poesía de manera distinta. Lleva escribiendo desde los 14 años, en un acto de revelación con sus sentimientos y el profundo desentendimiento del mundo que le aqueja como humana.