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Toda secreta

Un tirano de navajas te arrancaba / del follaje la alegría / Para impostar sus voces / en tu voz de miedo / Como un látigo de fuego sobre el lago

Por Alicia Eugenia Segura / 8 de abril de 2024

I
La brutal marea asciende hasta el éxodo
una danza ácida comienza:

Olvidan su pesadumbre evanescentes
Se alzan convulsos
En trotes de estampida
Un iris de universo dilatado

Vértigo y castigo
exhala ese intenso vaho
Hinchado de cicatrices y azules y dorados
Toda onírica transmuta
subconsciente hacia la divinidad

Carcajada esdrújula y silencio
El fuego llama a la puerta
un timbre
Entra por el oído
agudo y eclipsado

Son los caballos del alba

II
Arrecife de nervios sin mielina
Ni dulce estupor que adormezca
Un ansia de anestesia encapsulada

El dolor tiene su nombre y es marítimo
Luces de pesadas tinieblas se entrecruzan
Dulces, suaves, como daga

Una culebra le acaricia la garganta
Una culebra sube hasta su voz

Sobre las rocas camina descalza
Sobre las rocas endurecidas por los siglos

Una culebra le seduce el alma
Canta la canción

III
De todas estas formas
en las que pudiste devastar la paranoia
arbitraria y triste como el juicio de los intransigentes

De todas las formas
en que se abría una ventana
para que entrara suave el viento
ligero como una hoja que cae

Un tirano de navajas te arrancaba
del follaje la alegría
Para impostar sus voces
en tu voz de miedo
Como un látigo de fuego sobre el lago

No fueron tantas veces
Las tantas de días y noches
Y noches de estar en tus ojos adentro
Adentro en tu cuerpo y sus cantos
Adentro mar, mar adentro

En un barco iluminado por el sol
que bifurca dimensiones
Un barco tuyo y mío y azul
Azul inédito, azul el aire

No habrá viento que describa este naufragio
De extenuadas salivas y muslos empapados
La sed que se sacia con otra sed idéntica
Esta sed antigua de espíritus recurrentes
Que vislumbra el dolor como único camino
Que exige la tragedia en la memoria del olfato

Un barco en la playa
Hace no se sabe cuánto

IV
En la pupila iridiscente
en la costa yerma
de años y días y días y años

Canta en la garganta tu voz
tu voz en mi, tu lágrima
una culebra se arrastra por tu sexo
hasta ahogar el origen del latido

V
Caminos de cañaverales se bifurcan
se extienden hasta las manos los trópicos
Son los ríos que van al mar
que acarician como hilos la suave nieve en el deshielo
El cuerpo todo se evapora
se hace nube
escampa

VI
Después un charco
Un fragmento inútil de arrebato
Un pájaro planea en el viento
Todo es ausencia
Ausencia y lodo
Un animal que cruza el horizonte
Hacia el desfiladero
Calla la voz, trinan los pájaros

Ciudad de México, es editora de libros de texto, poeta y articulista. Estudió en la SOGEM, en la FFyL e hizo una Especialización editorial en Versal, S.C. También se dedica a la investigación y desarrollo de la cocina ancestral fusionada con la moderna y a la implementación de técnicas de innovación para sus procesos.

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