ella las había soñado en su entrepierna, esperando híbridas constelaciones
dos zarpas para expulsar carne hereje:
aquí la llave, cerradura muerde ambiciones de los facinerosos que otrora fueron cantos de un monstruo: embeleso y esquirlas.
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DUERME, los fieles canes ladrarán si alguien se acerca [largo] al caro mormorio di fronde e piante.
Duerme, que los mandibulares insomnes velan frutos devorados en otras eras
no siempre aúllan antes de la dentellada.
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A UN FLANCO DEL PALPITAR DE FÉMURES [largo] al caro mormorio di fronde e piante. Fonación, hioides: ven. Él se acercó, misionero, habiendo despreciado otrora la postura de la tradición [fauces añejas, estuarios enmohecidos] misionero, ven.
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EL IMPERIO MÁS BREVE. Alimentarnos de centímetros: la epidermis niega cualquier otra trascendencia.
Lambiendo, venus negra, lambiendo e del liquor de Bacco accesi tanti.
El olfato no se sacia, caro, a la distancia, pide mártires ahogados en fluidos, ceños que se plieguen ante cualquier redoble, cualquier estertor.
Sórdido, Lucio, en esas turbas matutinas.
Demasiada luz: las lenguas horadaban carbonizadas de iridiscencia.
Desmesuradaurora.
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CASI OLVIDANDO su propio empeño: ella esperaba en otra órbita que dios viniera a cortarle la garganta
los tentáculos habitaban sus piernas [hidrostatos musculares] parecían moverse con sesos propios.
Malversada, amnésica, imploraba ahora: ciñe mi cuello hasta la afonía, asola mis anillos cartilaginosos: quita toda estrofa de mi tráquea.
*
EN SUS MUSLOS, la mustia lingua izquierda, celosa por el talento canoro de la diestra envanecida:
sus fulgentes nódulos, tres repliegues glosoepiglóticos [anácronica] y un septum medio que harían envidiar a cualquiera.
Sinister: l’altra faccia del diavolo. Estigma: habitar el lado del repudio: baba sucia, indignación, teme fiera borasca, e ‘l suo destino
por qué su par poseía el cruel ímpetu de Samuelsen en el Verano [arco y muñeca ligados]: vulnerando ardorosa las cuatro del cuerpo menos profundo
por qué la diestra le dolía [zumbido, áspero oponente] a la zurda inhóspita, burda, desangulada.
*
YA DENTRO SUYO, atacaron las linguas como un ejército escuálido que se multiplicara por necesidad, supervivencia [presto] tuona e fulmina il Ciel e grandinoso.
No cedas, Antonio, aunque nunca te llamara así tu madre [Acuña está en el averno,
eso es sabido y su progenitora también]
Chúpame el hueso hioides. Mastica mis cartílagos, pidió ella
Caminar Sopra il giaccio, e à passo lento.
Qué coño haces rumiando a otros compositores. Folla, figlio, folla, que ella sólo tiene a deus en la testa arrancándole las cuerdas a través de tus zarpas tiernas
ella y su bienaventuranza eterna.
Él, vacilante, cerró las manos hasta donde alcanzaban los dedos como cuando niño su abuela le pedía atenazar peces vivos
y los ojos acuáticos mudaban color, forma y sentía el placer agridulce
pleamar y ninguna ceniza.
*
PENSÓ EN SERPIENTES que danzan, en muletas llevándola, ciega, al paraíso sifilítico
al edén de los malhadados.
Haití: así llamaba ella al estrangulamiento.
- Él sobre ella, extenuado por el orgasmo, sin percatarse que la mirada de su venus comenzaba a mudar como los ojos de los peces.
Aniquilado, a un tiempo, por aquellas dos linguas diligentes todavía, órganos autónomos en las piernas exangües.
Abrojos, pirañas, pensaba él, subyugando aquel cadáver. Fémures potentes incitando la lujuria [sigue: no eres la primera voz que escucha tu cabeza]
ella nunca le habló de sed y hambre perpetua cuando su carne caducara.
*
USURPADO su cerebro [ostracismo] él continuó, invidente, siguiendo el arrebato de sus muñecas, sujetando como a la pérfida Dánae, mitad árbol, ya raíces en tierra se anclaba un dios.
Indocto de la enemistad en la entrepierna, persistió con sus miembros como la mejilla que algunos oportunistas dictaron poner ante el inicuo:
Oh, cuántos avisos útiles para la vida espiritual, qué maestros de dudas tus genitales, qué imitación tan perfecta del cataléptico Kempis, enterrado vivo.
Tu verga flácida dentro de una ahorcada, dilatándose las lenguas en franca disputa e tutti i Vienti in guerra.
[Allegro] La amígdala palatina de la diestra impúdica no dudó en vomitar sangre como el buen Gene en lo más álgido del espectáculo [mera diversión: azuzar para el combate] llenándote, trastornado, de su viscosa tibieza que te confortó como a cualquiera que bebe sangre.
*
CONTRAPASO: su suave piel ahora mármol, su antiguo aliento, una fétida lucha de fluidos, formaciones agudas entrepierna
oscuro lenguaje: dos hidrostatos [qué será de la zurda tristeza] te estragan, misionero
párpados ya indiferentes a la inmoderadaurora.
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Fanny Enrigue. Guadalajara, Jalisco. Estudió Filosofía en la Universidad de Guadalajara, donde es docente. Becaria del PECDA-Jalisco (2004-2005 y 2022-2023). Ha participado en encuentros de poesía nacionales e internacionales, y publicado en diversas revistas y antologías. Autora de los poemarios Sucesión de la sombra (Editorial Paraíso Perdido, 2007), Prácticas de crueldad para el verano (Ediciones El Viaje, 2012), Sordina (Mantis Editores, 2017), la plaquette Pinzas. Nuestro método es ciencia (Sombrario Ediciones, 2018) y Manía (Editorial Salto Mortal, 2023).