Zara
—Se escuchan risas y murmullos.
Cambia la luz.
Poco a poco los murmullos cesan.
Monólogo en off.—
Zara: Por ejemplo, el otro día la Michi enloqueció cuando un ovillo rojo entró rodando por debajo de la puerta y como no sabía de dónde venía se tiró sobre su lomo mientras se rascaba en el cemento y antes se puso a bailar patas para arriba eso del twist a go gó hasta que el ovillo dejó de rodar por el piso y luego la Michi entendió, patas para arriba, que el ovillo rojo no pasa más por debajo de la puerta porque es verano y los días son más calurosos y los ovillos se vuelven más pesados según el color y el significado de la lana como cuando figuran en pleno sol girasoles malpensados, o como cuando los girasoles malpensados quieren decir coliflores agridulces, o como cuando los coliflores agridulces quieren decir picaflores puntiagudos, o como cuando los picaflores puntiagudos se vuelven saltamontes pelirrojos, o como cuando los saltamontes pelirrojos quieren ser guardabosques y atrapasueños y a la vez mapamundis, o como cuando los mapamundis se vuelven sacapuntas o los sacapuntas se hacen abrelatas o los abrelatas abrecartas o los abrecartas matamoscas o los matamoscas pelagatos. Sí, el otro día que la Michi enloqueció.
Dada
—Se escuchan ronquidos. Cambio de luz.
Ahora pasos y alguien que entra. Silencio.
Monólogo en off.—
Dada: Otro ejemplo sería la tarde donde una liebre y una ardilla fueron sorprendidas por el vuelo de un par de medias y unos zapatos que revolotearon por las ramas de un ciruelo cayendo uno sobre la cabeza de la ardilla y el otro sobre las orejas de la liebre y como vieron que el cielo estaba medio nublado se acomodaron el zapato a manera de sombrero de copa y sacaron un paraguas para luego bailar y cantar como musical de Broadway eso de
hasta que la ardilla vio por un agujero del zapato que la liebre de hambre se comía las palabras como si fueran flores de zucchini y de pronto ya no existía más la palabra “flor” y con ella desaparecieron los coliflores y los chupaflores de todo el mundo y desaparecieron también los vecinos del barrio Miraflores y no se supo más nada del señor y de la señora Flores y Flores como tampoco de los floristas, los floreros y los floricultores de la avenida Florida. Y ahora, cuando las flores desaparecen del mundo no falta quién culpe a la liebre de comerse una que otra palabra. Por ejemplo, aquella tarde en la que desapareció tu corto vestido de flores amarillas.
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Alberto Barrientos es un ciudadano mexicano radicado en Córdoba, Argentina. Entre otras cosas, escribe y edita para Libros del fonógrafo, por lo general teatro. También participa y colabora, un jueves sí y otro no, en El Club No Atlético Macedonio Fernández.