1
te tengo una palabra lograda en paciencia y un cuenco y un aroma y una piedra que es puerta y nos mira desde dentro la montaña.
una sonrisa hacia el sur te tengo y duermo en cuanto brillas y luces y lluvias y apagas con un guiño el candil que asiste las distancias…
tiempo de verte y deletrearnos la espuma del brazo que llevo a tientas,
poncho y ceniza del maíz con punto ciego bajo el ala quebrada del silencio.
(mi mujer es un comienzo cadencioso
que titila y hace sombra y
continúa el
ceño al
mar.
mi mujer camina y se aconseja aunque no escucha sus otredades como quien se pinta el rostro y el pálpito…
mi mujer amiga
me observa temblarla alguna noche
por encima
del respiro que tiento
por asirla…
mi mujer camina, cae, olvida, se va…
amiga ausente triste
canto y
austera libertad.
***
2
un libro de ensayos de sarduy, una minúscula antología de goytisolo, un manual extenso del temporal de acuario, un pincel lanzado de sancho preso en la venta, un doble disco, extraño, monumental, de merredith monk, una querencia derretida de michaux, una prenda suelta y gris junto al reflejo del polvo, su funda y sorbete derramados sobre un par de lentes bajo el furor helado de la lámpara de hierro y cristal. un teléfono dormido, un mail abortivo, una estela de otros gritos, revistas, zapatillas, comentarios, pensamientos, diluciones y un espacio que crece así de grande para cuanto encuentro poblando el espacio vacío que dejó tu luz de vela de cumpleaños, de luciérnaga errante, de bengala en niebla y bosque quieto, encajonado.
el aluminio debería ser tu color, digo, todo reflejo te convence.
¿viste cómo ahora no sabes nada de lo que soy, ni entiendes nada de lo que digo?
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