En la historia del jazz hay muy pocas mujeres destacadas, de la misma manera que pocas personas blancas. Algunas de las contadas jazzistas son, en su mayoría, cantantes negras, las instrumentistas son casi inexistentes, y dueñas de un talento tan grande solo una: Emily Rembler, una guitarrista blanca y judía de Nueva Jersey que sería admirada por los más grandes músicos de su época.
Emily inició su trayectoria muy joven. A sus escasos 10 años eligió una guitarra como su compañera de vida, para ese momento la escena musical estadounidense era dominada por el Rock y el astro de la guitarra Jimy Hendrix era el músico favorito de aquella niña nacida en Englewoods, en el estado de New Jersey.
Posteriormente, una Emiliy Rembler ya adolescente, sintió un tirón por el jazz e ingresó a estudiar en el Berklee College donde se graduó con apenas 18 años y conoció a un personaje del universo jazístico que marcaría para siempre su carrera como guitarrista: Wes Montgomery.
La admiración hacia la figura de aquél virtuoso guitarrista de jazz fue tanta que ella dedicó uno de sus últimos y mejores álbumes a su maestro, con un giño en el título: East to Wes. “Debo parecer una bonita chica judía de Nueva Jersey, pero por dentro soy un negro de 50 años con un gran pulgar, como West Montgomery”, declaró alguna vez Emily.
En los años 80, y gracias al impulso de Herb Ellis, quien la definió como “la nueva súper estrella de la guitarra”, la joven guitarrista se consagró con grabaciones, contratos con disqueras, giras a nivel mundial y la conformación de su primer cuarteto de jazz. Durante su carrera Rembler coqueteó con varios géneros desde el swing hasta el blues, pero su consagración vendría de la mano del jazz y desarrollaría un estilo propio en el sub género del jazz hard-pop o Eats coast jazz. En su inquietud irrefrenable Emily incluso grabaría temas de Antonio Carlos Jobim como Look to the sky.
Como muchos de los músicos de la época Emily, a la par de su pasión por la música, desarrolló una adicción a las drogas. Particularmente a la heroína. Debido a dicha adicción y su relación con el medio musical, Emily vivió una vida loca llena de altibajos anímicos y un 4 de mayo de 1990, en el marco de una gira por Australia, fue encontrada sin vida en su hotel. Fulminada por una dosis de heroína con solo 32 años y con 7 maravillosos e icónicos discos grabados para la posteridad. Por paradojas de la vida Emily Rembler vivió y murió como su primer ídolo musical Jimi Hendrix.