José Alejandro Solalinde Guerra, mejor conocido como el Padre Solalinde, nació en el Estado de México el 19 de marzo de 1945, personaje polémico, ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz (2017) por su trabajo en favor de los derechos humanos de los migrantes. Además de ser director del albergue Hermanos en el Camino es un defensor aguerrido de la 4T y su líder, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo visitamos en su albergue en Ixtepec, y nos concedió esta entrevista exclusiva para Poetripiados.
Fotos: Valeria Mendoza
Ameht Rivera: —Padre, ¿qué se puede esperar de la llegada de Biden?, ¿cambio o statu quo?
Alejandro Solalinde: —Mira, las personas van, las personas vienen, los presidentes de Estados Unidos van y vienen y el sistema sigue, no cambió nada. (Cabe destacar que, mientras edito esta entrevista surge la noticia de que el gobierno de Joe Biden bombardeó Siria) En la Asociación Nacional del Rifle con Donald Trump; no cambió nada con Joe Biden, ni va a cambiar nada con el que venga, son instituciones muy fuertes.
Tampoco con la industria de armas de Estados Unidos. No va a cambiar nada con Wall Street, no va a cambiar nada con esa crema y nata del Estado Norteamericano judío porque son la mayor parte judíos, además sionistas, hay que decirlo; yo tengo amigos judíos no sionistas y admiro muchísimo el espíritu tan hermoso y solidario que tienen muchos judíos en el mundo, judíos y judías, pero yo estoy hablando del sionismo y el sionismo, ese no cambia, con ese hay que estar luchando, México y todo el mundo hasta que los migrantes logren controlar, dominar, gobernar Estados Unidos, las finanzas, la Asociación Nacional del Rifle, la diplomacia, todo, y un día lo van a hacer, sí lo van a hacer, van a cambiar el corazón de piedra de Estados Unidos para poner un corazón de carne.
A. R.: —Trump creó una narrativa del enemigo común donde este enemigo común era el migrante, él necesitaba alimentar esta narrativa porque a través de ella llegó a la presidencia. En actos concretos tenemos el muro y la caravanización de los migrantes. En ese sentido, ¿usted cree que es el fin de las caravanas ya que el presidente en turno no precisa alimentar esa narrativa?
A. S.: —Totalmente. Estamos asistiendo al fin de la carnavalización del flujo migratorio. El término caravanización, con Hermanos en el Camino, con autoridades de todo tipo, la forma más humana de que podamos ayudar a los migrantes. Va a llegar el momento en el que México no tendrá que ser filtro y coladera de Estados Unidos. El racismo va a tardar en quitarse de Estados Unidos, el supremacismo blanco también, pero va a disminuir mucho y lo que ya no va a volver son esas estrategias de presión en México para detener el flujo migratorio porque en Estados Unidos, con los cambios que va a hacer Biden, se van a legitimar por lo menos 9 millones de migrantes que van a inyectar una nueva fuerza frente a la decadencia blanca. Lo que te quiero decir es que México con el gobierno de la Cuarta Transformación, y un excelente presidente, lo que va a hacer es ir buscando ajustes para que se tengan nuevas políticas migratorias.
A. R.: —¿La buena relación que López Obrador sostenía con Trump tendrá alguna repercusión en materia migratoria con la vuelta de los demócratas a la Oficina Oval?
A. S.: —Va a mejorar la relación entre México y Estados Unidos por conveniencia, pero también la situación migratoria va a mejorar y México la está cambiando, en un sentido positivo, sin ninguna presión de Estados Unidos.
A. R.: —Ante una nueva oleada de migrantes, no solo de Centroamérica, sino de países africanos, incluso países de Medio Oriente, ¿cuál es la postura del Gobierno de México y cuál es su postura respecto de aquélla?
A. S.: —Mi postura ante el Gobierno de México es de estar incidiendo, molestando para que las cosas se hagan. Por otro lado, yo creo que México tiene que prepararse para recibir la presencia del mundo porque el proyecto Transístmico es altamente impactante para Chiapas y, en ese sentido, vendrán personas de muchas partes del mundo, va a haber mano de obra y ya no habrá necesidad de que vayan a Estados Unidos.
A. R.: —Padre, ¿cree que el discurso humanista del presidente Obrador pueda conciliarse con la realidad migratoria de la Frontera Sur en una política, si no a favor de la migración, al menos sí a favor de los migrantes?
A. S.: —Se va a ir conciliando. Hay un desfase, actualmente, de actores que tiene que ver con la política migratoria e instituciones, pero estamos en eso, lo que hemos vivido con estos niños y niñas y adolescentes en estos meses ha sido increíblemente aleccionador porque nos dimos cuenta de todos los factores que tienen que ver con un solo documento para ellos; identificar las instituciones, jurisdicciones, tiempos, que cada persona tiene su tiempo y todo eso interviene para una resolución en favor de las personas migrantes.
A. R.: —¿Qué cambios debería, como experto en el tema, impulsar la 4T para lograr una política migratoria más humanista y menos racista y aporofóbica, como vinieron haciendo gobiernos anteriores, en la Frontera Sur?
A. S.: —Primero, darnos cuenta que Tapachula ya no va a ser el punto principal de carga migrante; ya no se le va a cargar a Tapachula todo el peso de esa entrada de miles de migrantes porque lo que es ahora Tapachula lo va a ser el resto del Istmo. Tapachula va a crecer como no se imaginan, va a crecer enormemente y Tijuana igual y es algo que se está dando en automático.
A. R.: —¿Con la presión de Trump y los aranceles, llegó la llamada “militarización” de la Frontera Sur, ahora que el Presidente de los tuits polémicos ya no está en la Casa Blanca se va a desmilitarizar dicha Frontera?
A. S.: —Yo no diría “militarización”, es una palabra muy fuerte para lo que significa; yo diría que es un reforzamiento de la presencia de la Guardia Nacional por varias cuestiones. Imagínate tú que del sur viene la droga, hablemos claro, del sur viene la trata, el tráfico de migrantes, pero también nos viene delincuencia organizada; entonces, si México no se pone listo va a tener problemas de seguridad. En segundo lugar, si México no se pone listo y no cuida actores que venían sobrepasando al gobierno como son traficantes de personas, gente con máscaras de defensores de derechos humanos que venían acarreando las caravanas, sacando ventajas políticas y económicas, que además chantajeaban al Estado, lo cual ya no es posible gracias a la Guardia Nacional. Entonces hay que ver a la Guardia con respeto, ya que ésta solo ha puesto orden, no se ha caracterizado por ser sanguinaria con los migrantes.
A. R.: —Actualmente, ¿cuál es la postura de usted respecto a los miembros del Instituto Nacional de Migración, que es un asunto tan criticado y crítico?
A. S.: —Vuelvo a insistirte que la prioridad para México, para el presidente, es el cambio, la transformación, pero si se meten actores que son agentes coadyuvantes de intereses extranjeros lesionas la soberanía.
A. R.: —Padre, hace tiempo leí su libro llamado El reino de Dios, ahí usted habla de que los derechos humanos ya son una ley en casi todos los países, pero que es necesario que se vuelvan una cultura; en ese sentido mi pregunta es, si usted mismo impulsó ya leyes a favor de los migrantes en México, ¿qué se necesita para que una cultura migrante cristalice en el pensamiento colectivo de ciudades como Tapachula?
A. S.: No podemos hablar de una cultura migrante, sino de culturas; entonces lo que va a pasar es que las personas que entran con una cultura diferente empiezan un encuentro y un proceso de inculturación, es decir ese intercambio pacífico; la aculturación es lo que estaría mal de parte del Estado, esto es, obligar a una cultura a que se someta a otra con criterios etnocentristas. Yo creo que para Tapachula, sobre todo, viene un futuro hermosísimo, con un nivel de intercambio único en México: no existe un lugar tan cosmopolita como Tapachula y sin desarrollo del proyecto Transístmico; imagínate lo que será cuando llegue dicho proyecto.
A. R.: —¿Podría compartirnos algunos puntos sobre cómo ayudar a que ese futuro de esplendor llegue?
A. S.: —Creo que las cosas se dan poco a poquito; tú estás trabajando en un hermanamiento, mismo que ya ha existido desde siglos atrás con las culturas prehispánicas; lo que tenemos que lograr es reactivarlo ahora, en este siglo XXI nos toca facilitar que se reencuentren.