Probablemente has oído hablar de genios musicales como Mozart, Beethoven o Wagner, pero no has escuchado nada acerca de este mexicano que revolucionó los fundamentos de la música a finales del siglo XIX.
Un poco de historia
La escala musical predominante en el mundo occidental ha sido la de 12 sonidos (del Do al Si con sus tonos sostenidos) creada desde Pitágoras (siglo Vi a.C.) con base en ella se ha compuesto la gran mayoría de las obras conocidas, desde las obras clásicas hasta la música popular, pasando por el rock, el jazz, el reggae, etc. En ese contexto nadie esperaría que un mexicano nacido en Ahualulco, Sonora (1875) de padres indígenas, revolucionara la escala musical con su invento llamado Sonido 13, el cual precisamente hace alusión a la ruptura de la escala musical de 12 sonidos.
Un violín y una navaja
Se cuenta que Julián Carrillo, para poder dividir la escala de 12 sonidos en una escala todavía más amplia, utilizó un violín y una navaja, ya que el grosor de sus dedos al presionar la cuerda contra el diapasón impedía fragmentar los semitonos en más sonidos, de esa ingeniosa manera pudo seccionar la escala tradicional en sonidos más finos, es decir dividió un semitono, que en ese entonces era la unidad más pequeña de sonido en la música, en hasta 16 microtonos (de ahí que este sistema también se llame Música Microtonal) logrando ampliar la escala musical de 12 sonidos en 96 microtonos nuevos. Su descubrimiento fue tan trascendente en el mundo de la música como cuando, en el mundo de la física, se logró dividir el átomo.
El genio de Julián Carrillo no se detuvo ahí y compuso obras basado en su nueva propuesta musical, entre ellos podemos recordar el Preludio a Colón, Sonata casi infinita, Balbuceos para piano en dieciseisavos de tono, para lo cual se vio en la necesidad, incluso, de inventar instrumentos musicales nuevos en los que se pudiera ejecutar la nueva música microtonal compuesta con base en esta escala inventada por él mismo: el piano metamorfoseado, el carillófono, el tembacarillófono, el carillómetro, entre muchos otros.
Debido a este descubrimiento Julián Carrillo fue postulado al premio Nobel de física en 1950, el cual resumió en su libro Dos leyes de física musical, que publicó en 1956. Sin embargo en México fue motivo de críticas y burlas de sus compañeros músicos, y hasta hoy, su revolucionario sistema no ha sido suficientemente explorado.