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“Antes del Ayer”, de Joaquín Armando Chacón
Editado por el Instituto Chihuahuense de la Cultura en su colección titulada “Rayénari”, que en lengua rarámuri significa “el sol”, “Antes del ayer” de Joaquín Armando Chacón es un hermoso libro en varios sentidos, como arte objeto, ya que su presentación de portada, en la que se utiliza uno de los cuadros del famoso pintor Benjamín Domínguez, orgullosamente chihuahuense, mismo quien también colabora con las viñetas que decoran el interior, reiterando de nueva cuenta esa hermandad universal que existe entre la literatura y la pintura; y como valor literario, pues el volumen contiene casi un centenar de pequeños y deliciosos ensayos, acuarelas de la palabra y estampas que brindan al lector un variado y ameno divertimento, pues sus pinceladas van dibujando las principales preocupaciones existenciales, artísticas y literarias de este destacado autor mexicano que desde hace muchos años radica en Cuernavaca, Morelos, la famosa ciudad que viera nacer “Bajo el volcán” de Malcolm Lowry: El pasado, en el cual Chacón parece adquirir cierta grandeza por la manera como trata el tema; el arte, donde le brinda homenaje a sus libros preferidos y autores; y nos confiesa su amor por la pintura; la arquitectura, muy ligada a la vida de su hijo y del cual ha aprendido bastante sobre los monumentos históricos y la importancia de su preservación; la ecología, aunque acepta, a regañadientes, que el uso del automóvil, uno de los principales factores de contaminación en el mundo y causa del efecto invernadero, se ha hecho necesario; las tradiciones; el mito; el sueño; el deporte, en donde me parece que el espíritu de José Alegría, alter ego y personaje entrañable de una de sus prestigiadas novelas, “El recuento de los daños”, habla a través de su creador, entre otros.
Joaquín Armando Chacón no nos da fórmulas mágicas ni nos brinda la clave para solucionar nuestros problemas en todos y cada uno de sus ensayos. Más bien nos ofrece la punta del hilo de la madeja existencial para que sigamos tirando de ella. Una madeja no exenta de sabiduría que nos lleva de la mano hasta el encuentro con nosotros mismos y con la responsabilidad para con el hábitat nuestro de cada día que es la tierra, ya sea en Chihuahua o ya sea en Cuernavaca.
Algunos de sus textos en ocasiones no llegan a la clasificación de ensayo, sino al bosquejo de una idea que dispara otras ideas y que las echa andar casi como en automático en la cabeza del lector. Pero todos parecen ser pequeñas dosis de reflexión y de conocimiento, de gracia y bonhomía. Persiste, de manera engañosa, una vaga sensación de cabo suelto en varios de sus textos, la impresión de que no amarra, no redondea, pero el valor del ensayo no consiste en extenderse hasta llegar a una tesis o algo parecido, sino en dar esa sensación de ligerísima profundidad que uno como lector siempre agradece.
Adereza, a veces, con una o dos pequeñas anécdotas o micro-leyendas que acrecientan el valor del ensayo y le otorgan esa pizca de gracia y de sorpresa que lo vuelven encantador, como en el texto “Piedras de los tiempos» en el que nos revela cuál fue el suplicio de San Basilio, o en “Historia Inmemorial» en la que aparece un perro que nos resulta entrañable.
El libro contiene pequeñas piezas maestras como las tituladas “Noticias del pasado”, “El instante perpetuo», “Invisible aliento”, «Belleza efímera”, en las cuales alcanza esa perfección y esa concisión profunda de una piedra redonda y blanca extraída de algún río, y la contundencia de la prosa corta de un Julio Torri, junto a la bonhomía sabia de un Alfonso Reyes.
Qué bueno es que con la publicación del libro misceláneo “Antes del ayer”, de Joaquín Armando Chacón, autor también de “Las amarras terrestres” y “La casa en la calle de Tolstoi”, se estén tendiendo lazos hacia los autores que, radicando aquí o en otros sitios fuera de nuestro estado, han alcanzado mediante su esfuerzo y pasión un lugar preponderante en el ámbito nacional e internacional y se ofrezca un espacio editorial como lo es la colección “Rayénari”, para que ese talento y orgullo de los chihuahuenses como lo han sido José Vicente Anaya, Victor Hugo Rascón Banda, Ignacio Solares, Jorge Aguilar Mora, Gaspar Aguilera, Carlos Montemayor, Jesús Gardea, entre otros, con sus ya esperadas publicaciones, nos otorguen un poco de luz, de sol, como lo hace cada día el astro rey que nos sustenta. Enhorabuena por nosotros sus lectores.
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