Rafael Mendoza es un cantautor mexicano con más de 35 años de trayectoria. Ha cantado en foros y festivales de todo México y en ciudades de Estados Unidos y Europa. Cuenta con diez discos grabados y su obra ha sido interpretada por Amparo Ochoa, Salvador “El Negro” Ojeda, Óscar Chávez, Betsy Pecanins, Eugenia León, Astrid Hadad, Lila Downs, Susana Harp, Iraida Noriega y Javier Gurruchaga, entre muchas otras voces, especialmente femeninas.
¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que tomaste una guitarra? ¿Cuándo supiste que te dedicarías a la música?
Quizá tomé por primera vez una guitarra a los 12 años. Aunque jugué desde muy niño a tocar la guitarra con escobas o en el aire, fue en la secundaria que conocí a Óscar Chapa, amigo y compañero que me enseñó los primeros acordes en una vieja guitarra rota y pegada con masking tape. Empecé a tocar con cierta disciplina a los 17 años, en un grupo que interpretaba música latinoamericana. En algún momento de los cuatro años que duró ese grupo, de nombre Nisaya, escribí algunas canciones que fuimos incorporando al repertorio. Hice también música para un texto de Benedetti y otro de Nicolás Guillén. Fue en 1982, ya cantando como solista, que escribí una canción que se llama Por las carreteras. Pienso que esa canción me convenció de que tocar y escribir canciones era lo que quería hacer y de ahí a la fecha no he parado. Al paso de dos o tres años, esa canción fue interpretada y grabada por Amparo Ochoa.
¿Cómo te definirías como músico?
Me cuesta trabajo definirme como músico, porque creo que el músico conoce perfectamente el lenguaje musical en todas sus dimensiones y porque domina su instrumento. Yo me llevo bien con la guitarra, pero sigue siendo un misterio. Entonces me asumo mejor como compositor de canciones. Soy un compositor de canciones comprometido con el mejor uso posible de la palabra y de la música. Siento que mi tarea consiste en contar y cantar el mundo y mi tiempo; la vida. En esa medida, los temas de mis canciones son tan diversos como las formas de canción que abordo. Pretendo asimilar la música tradicional de mi país, la canción de mis contemporáneos y la música del mundo, diversa, tradicional y moderna. Mi campo de desarrollo y aprendizaje, así, es inagotable y rico.
¿Cuál consideras que ha sido tu aporte a la música mexicana?
No me toca a mí contestar esta pregunta. En todo caso me gustaría dejar una obra que reúna elocuencia, belleza, precisión, capacidad comunicativa y emotividad; canciones que conmuevan. Me gustaría contagiar la tentación de indagar sobre la canción popular mexicana e intentar encontrar sus rutas posibles para contar nuestro tiempo desde nuestra propia tradición y, al mismo tiempo, con un pie en el futuro y la música contemporánea. Me gustaría también proponer una canción en la que la palabra es protagonista plena con todo su sentido, su sonoridad y su propia musicalidad.
Tuve la suerte de conocer a Marcial Alejandro, ¿puedes contarnos un poco de tu amistad con él?
Marcial fue un gran amigo y un gran compositor. Era por supuesto muy divertido, de conversación tan inteligente como hilarante. Aun hablando de asuntos serios, siempre encontraba momento para la humorada. Tenía una enorme capacidad de propiciar encuentros productivos entre personas, era un gran observador, incluso del estado de ánimo de sus amigos, y fue generoso sin tregua. Los últimos 15 años de su vida cantamos juntos, viajamos por el país y algunas ciudades de Estados Unidos, caminamos la ciudad y sus noches y nos reunimos con la enorme pandilla que Marcial formó a golpe de bonhomía, inteligencia y trabajo. Cantar con él fue un enorme proceso de aprendizaje para mí; aprendizaje de música y de vida. Su obra es muy bella, muy importante y muy propositiva. Creó un discurso armónico muy original, con el cual diseñó melodías arrojadas, sorpresivas, desafiantes y hermosas. Su palabra es precisa y renovadora, especialmente del lenguaje amoroso en la canción. Su mirada del mundo y nuestro tiempo quedó plasmada en algunas canciones que son esenciales en la historia de la canción popular mexicana.
Algunas de sus canciones forman parte de cortos y largometrajes. Imparte talleres de composición de canciones; ha producido discos de cantautores diversos; obtuvo la Beca María Grever en 2011 y es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, generación 2016-2019.
¿Para dónde va la música en México? ¿A quiénes consideras sus mayores representantes hoy en día?
Es muy difícil contestar esta pregunta, porque la música es muy diversa y mi entorno es solamente el de la canción. Sin embargo, puedo decirte que, como muchas formas de expresión en el mundo, la música en general tiende a estandarizarse. La música de distribución masiva se despoja de algunos de sus atributos, para concentrarse solamente en el ritmo. Es decir, soslaya la armonía y la melodía, y se concentra en un discurso monotemático que se mueve entre lo amoroso y lo sexual. Parece que hoy hay más música que nunca, pero no hay más belleza. Pero como la música es un espacio de desarrollo muy grande, puedo decir que, en el campo de la composición orquestal, uno de los líderes en México es Arturo Márquez. Héctor Infanzón es quizá de los compositores más propositivos en el ámbito del jazz. Me parece que, en el campo de la canción popular mexicana con vocación propositiva, podemos mencionar a Jaime López y Natalia Lafourcade. Y celebro que la música tradicional esté renovándose y se siga cultivando por innumerables y anónimos grupos y por destacados exponentes como Guillermo Velázquez, Mono Blanco o Los Cardencheros de Sapioriz.
Te has presentado en foros internacionales donde se habla otros idiomas, ¿cómo es la comunicación con ese tipo de público?
Es ya un lugar común decir que la música es un lenguaje universal, pero lo es en efecto. Sin embargo, como mi asunto es la canción y la canción es esencialmente palabra, no es automática la conexión con público o personas que no hablan español. Pero ha sido muy satisfactorio encontrar interés en las audiencias que no hablan español, pues eso me indica que las canciones que escribo tienen, además de la palabra, un discurso musical interesante.
¿Cómo formas una canción? ¿Por dónde comienzas?
Creo que poetas y compositores tenemos temas que nos importan, nos atormentan o nos atraen todo el tiempo. Sobre esos asuntos escribo. Y pensar constantemente en alguno de esos temas va construyendo, aun sin darme cuenta, alguna frase que lo resume o lo contiene. A veces encuentro esa frase. La particularidad que me gusta contar, es que esa frase no son sólo palabras y su sentido, sino que es ya una frase melódica, una frase que se canta. Esa frase me centra musicalmente y me permite continuar hilando ideas acerca de lo que estoy contando y cantando. De tal modo que escribo al mismo tiempo las palabras y la música. He hecho letra para música de otros o música para textos ajenos, pero me siento más cómodo hilvanando las palabras con la música, buscando hacer la construcción indisoluble. Me gusta procurar, al mismo tiempo, la dinámica que provoque emoción, interés e incluso que renueve a lo largo de la canción, la atención de quien escucha.
En mayo de 2022 lanzó su décimo disco titulado Nada nos tira. En noviembre del mismo año se hizo acreedor al reconocimiento Salvador “Negro” Ojeda, que otorga Radio Educación a quienes se destacan por su labor en la difusión de la música popular mexicana.
¿Cómo es un día ordinario en tu vida? ¿Qué haces diariamente?
No soy disciplinado. Los días son a veces impredecibles y a veces tan ordinarios como aburridos. Procuro tocar la guitarra todos los días, pues la guitarra en la mano suele convocar aquella frase que resume lo que quiero decir. Escucho la radio o televisión mientras hago las tareas domésticas. Leo algunas páginas de libros, esencialmente ya leídos. A veces salgo a la calle a caminar y ver el cielo y a veces me encierro a escuchar el silencio en casa que, como dice Rulfo, es un estruendo. Me gusta reunirme con colegas a comer y/o beber y ocasionalmente asisto a algún concierto de cantores, jazzistas o bandas de salsa.
¿Qué esperas de la vida actualmente? ¿Tienes algún objetivo que quieras lograr?
Hoy canto mejor que nunca y escribo canciones cada vez más redondas y precisas, de tal modo que lo que espero es poder seguir escribiendo y cantando. Tengo la idea precisa de dos o tres discos que quiero hacer. Sigo buscando la mejor y más bella canción que pueda componer. Quiero cantar de nuevo en el Festival Cervantino, en algunos teatros icónicos de ciudades mexicanas y presentar mi trabajo en Madrid, Buenos Aires y Bogotá, ciudades a las que nunca he ido.
Si un niño de cinco años te preguntara “¿qué es la música?”, ¿qué responderías?
Le diría: La música es eso que te hace bailar y cantar, eso que hace que cierres los ojos y sientas tu cuerpo, es eso que hace que quieras abrazar a quien quieres.
Rafael Mendoza suena a la canción ranchera y al son, al blues y al swing, al bolero y a la bossa, al rap y al funk… suena a nuestro tiempo.