“Una mañana, mientras paseaba, tuve la
impresión de que no había relación entre
las cosas, estaban separadas unas de otras
por abismos de espacio sin fin. Miré mi
habitación con terror y un escalofrío me recorrió la espalda.”
“En la calle, en el café, las gentes me
asombran y me atraen más que cualquier
pintura o escultura. Un día huí del Louvre
por no poder soportar más, no las obras,
sino la verdad de los rostros.”
“He adquirido la convicción de que el cielo
es azul tan sólo por convención, pero que,
en realidad, es rojo.”
A. Giacometti
me aburre mi cara
porque me canso de verla
en las revistas
que adornan la sala
del oncólogo
mejor que no salga
mi cara
en la foto
a menos que
sea audaz
y se meta
en la boca
de un león que bosteza
y sopesa
matarnos
o al menos
rayarnos
con su pela-papas
al final
la bestia también
se aburre
de imaginar
su cara
en las noticias
y mejor
solo sigue
bostezando
Eduardo Padilla (Vancouver, 1976) es autor de Zimbabwe (El Billar de Lucrecia), Minoica (escrito en colaboración con Ángel Ortuño, publicado por Bonobos), Mausoleo y áreas colindantes (La Rana), Blitz (filodecaballos), Un gran accidente (Bongo/3pies), Hotel Hastings (Cinosargo) y la antología Paladines de la Auto-Asfixia Erótica (Bongo Books). Su libro más reciente es Zwicky (Cinosargo).