Soñé con un perro
Con un perro desollado
Cantaba su cuerpo su
Cuerpo rojo silbabaBlanca Varela
Rojo Lamento
Mi madre soñó con un perro,
Un perro desollado a media noche,
Un perro que lleva mis vísceras,
Mi ropa, la medida de mis ojos,
La oscuridad de mi cabello,
Mis tenis rotos
Y mis ansias de libertad.
Mi madre soñó con un perro
Que le dice mamá y lanza ladridos
En forma de auxilio,
Auxilio mamá, auxilio, auxilio.
Soñó con un perro cubierto de sarna,
Cubierto de mí,
De mi sombra,
Sombra de cuchillos y balas
Que atraviesan la piel del can,
Del hombre, del niño.
Mi madre soñó con un perro, con un perro
Desollado que responde a mi nombre y aúlla
A la noche con lágrimas y gritos.
Mi madre soñó con un perro de 26 años,
Desesperado jugando su infancia,
En el cadáver de su propia forma.
Mi madre vio en su sueño bolsas negras,
Ya no había perro, ni niño, ni hombre ni carne,
Solo el sueño, la pesadilla, la pesadilla,
La pesadilla.
El síndrome de la edad perdida
Estoy envejeciendo y
las aspirinas no me devuelven mi risa
de niño.
Las aves dejaron de silbarme,
ya no busco en los rincones de la luna
mis huellas perdidas, ni los juguetes donde
volaban mis sueños.
Acondicioné un cuarto con fondos
negros y sonrisas fingidas, me dedico
a morir todos los días,
entierro mi nombre y mis apellidos,
nadie soporta el grito de mis
hijos que no me verán crecer.
La tierra me reclamó como flor y crecí en
tierra santa, los chamanes riegan mis manos y pies,
el mundo contempla mi infancia inmunda,
mientras los demás niños ríen
yo renazco como flor y muero y vivo y vuelvo a morir.
Rojo lamento
Mi carne pesa como una piedra fragmentando el mar,
como una bacteria entrando en la quietud de un cuerpo sólido
perdiendo toda capacidad motriz.
Se cierran mis cajas de luz mitigando todo rastro de humanidad,
se abren los conductos de aire,
poro,
por poro,
los años se van de mí.
Veo pasar el horrendo hedor de la juventud
en instantes de repulsivos recuerdos.
El yo es sólo un pretexto
para ser un poco algo,
entonces no soy más que la deformada idea de un mal
sueño.
Me consumo como cirio hirviendo
en su propio sitio,
mi flama perece,
el peso de otros huesos anidan en mi camino
germinando imágenes de futuros triturados,
mi frágil templo sirve de guarida para los tábanos,
sus larvas entran por los túneles de mi sangre,
por los caminos secos de glóbulos negros.
En la crisálida dureza de mis costillas,
brota la oscuridad de mi persona.
La vida se parte
como acuarela vieja
desde las vísceras,
desde los calcios,
desde las arterias donde gritan mis infancias.
Desde adentro,
el agua de la creación abandonando mi fósil,
brotando desde mi quebrantada garganta la
lengua de Dios
lamiendo la última sombra, la sombra de mi
última hora.
Óscar Páez (Huatusco Veracruz, México, 1993). Estudió creación literaria en los estudios estatales de Literatura red de letras 2019, del H. Ayuntamiento de Acapulco Guerrero. Taller de correción de texto poético con el poeta Jorge Humberto Chávez. Autor del libro Los Castigados 2018 (Híbrido) Armario de Brevedades 2020 (Minificción) Compilador de las antologías Flores de vacío, pequeñas formas de habitar el silenció y Navidad Rota. Sus textos han aparecido en las antologías de poesía Cama, Versos y Café. Flores de Vacío, la antología de red de letras del H Ayuntamiento de Acapulco Guerrero, la antología de escritura moderna de la editorial El camaleón y la antología de minificion de Rockcabilly de la editorial La Tinta Del Silencio. Colaborador de las revistas digitales Poetómanos, Golfa, Revista Tlacuache, ADN Cultura, Los Nahuales, Engarce, Polisemia, Literaturalmente, Himen, Campos de plumas, el periódico La jiribilla de Xalapa Veracruz, Primera página, Granuja, perro Negro de la calle. Locutor del programa Tu lado positivo por cinco temporadas. Maestro del taller de escritura terapéutica a través de la creación literaria. Mienbro del comité de redes del periódico Poético de Tecpan. En 2019 fue reconocido por su labor literaria por la academia de literatura y estadística de la prestigiada academia de TLAXCALA.