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Me pidió un reflejo de arena

Y escaparon / Ella se sacudió el polen del pelo. Noé Lima

Por Noé Lima / 18 de noviembre de 2020

“Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme a la luz,
la mujer que mata dos gallos en un segundo”

Federico García Lorca

I

Y escaparon

Ella se sacudió el polen del pelo

el perfume azul de los ruiseñores de neón

en la esquina de la cama

una prisión

donde la luna callada es un incensario de la neblina cosida a la boca

Él hizo lo mismo con su pistola

el mustio rugido de la bala que le pegó a la puta de la esquina

el pálido cáliz de su útero regado como un naipe

con el aroma de las rosas apagadas con el ronquido del corazón

cuando se muere en los burdeles

y la sangre es un panal que palpita

Escaparon y la página en blanco era semen cansado al final de la noche

II

Ella te ata

esperando que tu esqueleto se convierta en arpa de pan

que cruje estrellas mientras te la chupa

Te ata para que te conviertas en una barca de plata

el lucero perdido entre sus piernas

que bulle salino como un cuento de abuelo

Te ata y te pega mordidas

te deja un pueblo entero vestido de hielo en la carne

un villancico de plata colgado en los ojos

estrechas calles en las venas

el bostezo del hacha de su boca en cada parte de tu cuerpo

Derrama agua en el andamio más alto del corazón

Te ata y te muerde el culo

quiebra nubes cargadas de agua

las madura con las uñas

Te ata y aprieta el tallo del sol con cada nudo

En la madrugada ella te habrá asesinado

con la piedra del rocío de su clítoris manso como un astro apagado

III

La conocí en el bar de “Los Helechos”

Lo usual

Vestía un bosque completo

En su boca estaba el espejo del silencio

que humeaba como una linterna todos mis pecados

Me pidió un reflejo de arena

y no pude apagar las luciérnagas en el azogue de sus ojos

Metí mi huesudo poema entre sus piernas

mis disecados dientes de hollín bajo su falda

me pidió ese reflejo y nos fuimos al baño

Ahí olimos la orina

el iris blanco de los muchachos muertos

Hicimos el amor sobre las palabras que nos sofocaron

rompí el búho oscuro de su pubis ronco

Ahí olimos el miedo esquilando el tiempo en cada arteria

-Era una estrella con párpados de hielo para el cansancio-

lo olimos con todo peso del invierno en cada labio

Hicimos el amor

y mi corazón era una bandada de moscas antes de mi muerte

IV

En mi bolsillo llevo el ángulo de la tierra

dos dólares sueltos parecidos a mis molares

Entro al burdel para cerrar de un portazo la noche

a la lasciva hiedra del miedo

a las humedad de este verano que se acerca

Yerto el corazón

tibia la verga

mientras hurgo por esos dos dólares

y enciendo el fósforo de mis retinas por un pubis

un culo flácido con la sintaxis de un mal verso

un clítoris con el reflejo del acero en las ganas

Pago y el placer es un trapecio binario

un enlosado temblor con el sudor de las manos

Ella me dice que me ama con el balastro de la luna

y su caries menguante en la orilla de la cama

Yo veo de reojo sus piernas como un libro viejo que me dicta

que el algodón de los mares solamente son fantasmas

Mientras la penetro

le digo que a los poetas no se les puede amar

que tenemos en el pecho el horizonte de la prudencia

una higiénica bala en la nuca para sobrevivir al mármol

de las avenidas que tosen semáforos y olvidan a sus muertos

Mientras la penetro su cara se convierte en un pañuelo sordo

La penetro duro y el paisaje se refugia en sus ojos como un animal tembloroso

y relumbra como una pecera la cicatriz de su cesárea

Me siento como una mosca aplastada en medio de la cama

V

CLITORIS

El poeta puede compararlo a un balazo

-yo mismo lo haría sin ser poeta-

a un ruiseñor cansado

ardiendo en la cabina de papel

que encierra un poema

Podría

serlo

también puede ser un helecho

una duna hiriente

con piel de primavera eterna

puede comparársele a la misma muerte

a la medida de la nevada mordida del sueño

podría serlo

además si le medimos los latidos

al tamaño del mar

de los crines del sol

en cada tormenta

yo lo comparo

a la cintura estrecha de los espejos

todos

donde puede reflejarse mejor un grito

a una campana menguante

para humedecer las palabras

en su corazón de agua.

NOÉ LIMA. (Ahuachapán, EL Salvador; 1971). Poeta y artista plástico. Fue miembro fundador y director de los talleres literarios Tecpán de la Universidad Dr. José Matías Delgado y del Taller del parque (Ahuachapán). Fue miembro del equipo coordinador del suplemento cultural Altazor, del diario El Mundo, de El Salvador. Ha publicado Efecto Residual (2004), Erosión (2015), Un insecto empalado en tu seno (2015), Zumbido (2017) y, recientemente, Gula (2020). Ha participado en diversos festivales celebrados en países centroamericanos y poemas suyos se han difundido en revistas de Guatemala, Costa Rica, España, México y Chile, y en las antologías Tecpán (Lugar donde duerme la campana del amor) y Subterránea palabra (El Salvador).

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