Como si se tratara de una arena de box, el medio literario ha servido a veces de cuadrilátero entre escritores en diferentes etapas de la historia. Algunas de las más recientes y conocidas son el famoso puñetazo de Mario Vargas Llosa, odiado por muchos y admirado por otros, a Gabriel García Márquez, uno de los autores más queridos que ha existido en latinoamérica, así como los constantes enfrentamientos entre Roberto Bolaño y algunos narradores.
Hoy en Poetripiados nos subimos al ring para relatarte algunos de los mejores rounds, mientras nos lees sentado en alguna de las butacas de la arena imaginaria.
1- Vargas Llosa contra Gabo
Hay relaciones que literalmente se rompen de la manera más absurda, y aunque no fue el golpe lo que finalizó esta amistad sino muy posiblemente los celos del peruano, te contamos lo que se sabe hasta ahora de este incidente.
Ocurrió en la Ciudad de México el 12 de febrero de 1976. Mario Vargas Llosa (seguramente muy bien peinado) caminaba en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, cuando García Márquez se le acercó para saludarlo con los dotes de civilidad que siempre le acompañaron, pero en cambio, recibió un puñetazo en la cara, con los arranques que siempre han distinguido al peruano. Los testigos dijeron que únicamente hubo una frase, algunos dicen que después del puñetazo, otros aseguran que fue antes: “¡Esto, por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!”
Ambos habían acudido al estreno de la película Supervivientes de los Andes, el famoso filme que recreó el accidente de avión de un equipo de rugby, en el que hubo historias de canibalismo.
En el incidente del puñetazo participó la escritora mexicana Elena Poniatowska, quien al ver en el suelo a Gabo se asustó y fue por ‘algo frío’ para ayudar a desinflamar el rostro del colombiano. Lo que vino después fue una escena surrealista. La mexicana volvió con una chuleta (sí una chuleta) que le colocó en la cara.
2.- Bolaño contra todos…
“La literatura se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”, respondió alguna vez a el escritor chileno Roberto Bolaño en una entrevista cuando le preguntaron cómo veía la literatura.
El autor de Los Detectives Salvajes se tomaba muy en serio esas apreciaciones no sólo de las letras sino de la vida. Una de sus disputas más conocidas fue con Isabel Allende. En muchas ocasiones le propinó ganchos al hígado con sus declaraciones, como por ejemplo aquella de “me parece una mala escritora simple y llanamente; llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea escritora, es una escribidora”.
La autora de La Casa de los Espíritus luego le asestó un izquierdazo… cuando Bolaño murió: “Hablaba mal de todo el mundo. Era una persona extraordinariamente conflictiva que nunca dijo nada bueno de nadie… Es un buen escritor que desgraciadamente murió, pero eso no lo hace mejor persona”.
Tuvo otros enfrentamientos, aunque sólo por escrito o en declaraciones a la prensa, uno de ellos fue durante una entrevista que concedió a la revista Playboy de México a la periodista argentina Mónica Maristain. Ella le preguntó qué le producía el hecho de que el escritor español Arturo Pérez Reverte fuera en ese momento el escritor más leído en lengua española, y Bolaño soltó un uppercut de derecha.
“Pérez Reverte o Isabel Allende. Da lo mismo. Feuillet era el autor francés más leído de su época”.
Maristarin insistió y lanzó otra pregunta con toda la jiribilla del mundo:
“La Real Academia es una cueva de cráneos privilegiados. No está Juan Marsé, no está Juan Goytisolo, no está Eduardo Mendoza ni Javier Marías, no está Olvido García Valdez, no recuerdo si está Álvaro Pombo (probablemente si está se deba a una equivocación), pero está Pérez Reverte. Bueno, (Paulo) Coelho también está en la Academia brasileña”.
El 10 de enero de 2016 Pérez Reverte le regresó un gancho al hígado en Twitter.
“Bolaño me aburría vivo y me sigue aburriendo muerto. No estoy a la altura de su obra. Creo”.
3.- Lope de Vega y Cervantes, entre Quijotes te verás…
Lope de Vega Carpio fue uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español, el gran período donde florecieron las letras y la literatura en España. Eclipsó al mundo con la extensión de su obra, por lo que se considera como uno de los autores más prolíficos de la literatura universal, y por supuesto, también le gustaba subirse al ring.
Fue muy conocido por ser un duro crítico de la obra de Miguel de Cervantes, considerado la estrella de la literatura española y famoso hasta nuestros días por haber escrito El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, novela conocida habitualmente como el Quijote. A Cervantes también le apasionaba amarrarse bien los guantes para entrarle duro al combate literario con los sonetos para criticar la obra dramática de Lope de Vega.
“El Quijote” fue enviado a la corte por Cervantes y Lope de Vega, quien al enterarse le envió una carta desde Toledo, en la que describe a Cervantes con elegantes adjetivos dignos de una cantina al mediodía después en cualquier quincena: potrilla, baladí, culo, puerco, buey y muladar, entre otros.
Cuando volvió a sonar la campana Cervantes tomó revancha y le dedicó algunos versos en el prólogo de la segunda parte del Quijote, aunque lo hizo en un tono mucho más (políticamente) correcto.
“No tengo yo de perseguir a ningún sacerdote y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio, y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo; que de tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupación continua y virtuosa”.
Cervantes jugó con sus palabras haciendo alusión a la ordenación sacerdotal de Lope.