Las historias familiares de escritores famosos suelen estar rodeadas por algún escándalo. Dos de los más conocidos son los casos de Carlos Fuentes y Octavio Paz. El primero pudo escribir sus grandes obras gracias a Rita Macedo, ya que según su hija Cecilia Fuentes, nunca tuvo que preocuparse por poner un solo peso en la casa, pues el dinero le sobraba a su primera esposa, quien era una actriz que había trabajado con directores como Luis Buñuel, Arturo Ripstein y Miguel Zacarías. La relación con ella fue mala en muchos aspectos. El segundo ejemplo, es la trágica historia de la hija del autor de El laberinto de la soledad, quien pasó penurias económicas que la llevaron al alcoholismo, además de un penoso vínculo con su padre.
El pasado 16 de enero de 2022, el escritor y periodista colombiano, Gustavo Tatis Guerra, contó en una colaboración para El Universal de Colombia, parte de uno de los mejores secretos guardados de Gabriel García Márquez: su hija no reconocida.
Dasso Saldívar, biógrafo de Gabo, le relató a Tatis que investigaba el tema desde hacía poco más de ocho años, pero no podía revelarlo, porque le faltaba comprobar el rumor que corría con bastante fuerza no solo en los pasillos literarios, sino entre los integrantes de la familia del premio Nobel.
Todo inició con una fotografía en la que García Márquez sostiene sobre sus piernas a una niña, eso salió a la luz de unos cuantos casi al mismo tiempo en que se desarrollaban los funerales del escritor.
“La noticia la confirmé con algunos familiares de García Márquez, con el mismo Dasso Saldívar y con Guillermo Angulo, quienes han mantenido el secreto durante años, y muchos de ellos, por respeto a Mercedes Barcha y lealtad a Gabo, no se atrevían a mencionar el secreto, y mucho menos sus propios hijos”, escribió Tatis Guerra.
El autor de Cien años de soledad tuvo una hija con Susana Cato, con quien además de Eliseo Alberto Diego, escribió el guion de la película Con el amor no se juega (1991), dirigida por Carlos García Agraz.
Susana Cato, de acuerdo con la publicación colombiana, ha escrito programas para la radio indígena, cuentos y teatro para la televisión y mutimedia. Entre otras cosas, entrevistó a García Márquez en 1996 para la revista Cambio cuyo título del trabajo fue En Colombia, el escritor no tiene más remedio que cambiar de oficio.
“De 1979 a 1980 trabajó como reportera y crítica de cine en la revista Proceso. Creó y dirigió el Teatro Blanquito que recorría calles de México, como el teatro ambulante e idílico de Lorca. En el año 2000 fue directora de cultura de la Delegación de Coyoacán. De sus obras teatrales se destaca ‘El manicomio de afuera’ (2016), dirigida por Noé Lynn”, agrega Tatis.
De ese amor, nació Indira Cato, una joven que empieza a destacar con mucha fuerza en el cine mexicano.
“Tiene una profunda y coherente visión social, ética y estética del cine. En 2020 ganó más de quince premios con la producción de su primer documental: Llévate mis amores (2014), dirigido por Arturo González Villaseñor, con guion de Indira Cato y Arturo González Villaseñor. Fue la directora del cortometraje ¡Qué grande eres, magazo! (2019), sobre el ilusionista y mago Julio Ulises Hijuelos Cervera, conocido como el Mago Chen Kai, quien falleció a sus 73 años”, añade el periodista.
La verdad es que la hija de García Márquez decidió llevar el apellido de su madre en su carrera profesional, para moverse con fuerza propia, y su éxito ha sido únicamente a su esfuerzo. Indira estudió Literatura Dramática y Teatro en la UNAM. Ha publicado críticas de cine en la página web Butaca Ancha. Participó en el libro Cine político en México (1968-2017), de la editorial Peter Lang. Escribe la columna de teatro Puro drama en la web de la revista Proceso.
Sobre la relación de Gabo y su hija, hasta ahora se ha revelado que el autor siempre estuvo al pendiente de ella, le dio una casa en una buena zona, además de un automóvil.
La idea de ponerle Indira
El nombre, según el biógrafo que investigó la historia, asegura que el nombre viene de Indira Gandhi, la primera ministra de la India, quien fue asesinada en 1984, un año después de haber conocido a García Márquez.
“En aquel amanecer de octubre de 1982, el teléfono de la casa de Gabriel García Márquez, en México, los despertó con la noticia del Premio Nobel de Literatura”. Una de las primeras llamadas para felicitarlo fue la de Indira Gandhi, quien acababa de leer Cien años de soledad y estaba maravillada por la obra.
A ella la conoció en 1983, en Nueva Delhi, en la VII Cumbre de los Países No Alineados, movimiento que impulsó Nehru, el padre de Indira. La impresión que la mujer causó en los ojos de García Márquez nunca se borró, y aunque Indira invitó después a Gabo para que conociera la India, nunca se concretó porque el 31 de octubre de 1984, fue asesinada en su vivienda en Nueva Delhi.