La poesía de Amargo Animal es liberadora. La obra de Alfredo Espinosa, ganadora del Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal 2022, nos lleva de paseo en el tiempo, visto por el autor como un barco que viaja en rutas, naufraga y se hunde entre la dicha del amor y su infortunio.
El poemario fue edificándose desde hace 20 años, mientras la violencia en Chihuahua circulaba, igual que lo hace hoy, por sus calles, parques y casi cualquier lugar público, ante la mirada pasiva de las autoridades y el miedo de los ciudadanos.

Así, Espinosa, uno de los artistas más completos que ha dado nuestra entidad, cantó entre las balas, el desencuentro y la decepción, para entregarnos un trabajo literario que refleja una voz que maduró en el desierto, y que lo eleva al nivel de Jesús Gardea, Carlos Montemayor y Víctor Rascón Banda, por ejemplo.
Amargo Animal es un libro de imágenes que corren ante nuestros ojos de manera veloz, del motel a la cantina y del vodka a la marihuana, y es por momentos, un tren en el que flota la música, la noche y el polvo, que nos recuerda que somos una luciérnaga en la oscuridad.
La naturaleza del sufrimiento habita los textos, pero también el gozo, la algarabía y las pasiones implacables con las que alguien perdido en otras vidas, cuenta a su pareja después de hacer el amor, que una vez tuvo miedo de las sombras de la noche ante la ausencia de su padre.
Luego aparecen los juegos. Bagdad en el Play Station: patadas, armas letales, estallidos y persecuciones, y recuerda que a su hijo le aburren los dramas en los que nunca pasa nada y las películas sin helicópteros, bombas ni tanques blindados, y en un parpadeo toca la puerta Aladino, con su alfombra mágica para volar sobre esa ciudad de Iraq.
En esta obra el álbum familiar ilumina como un sol la arena de los recuerdos, que emergen como flores de un mundo roto, bajo la sombra del viejo árbol del patio en un día de otoño. La poesía de Alfredo Espinosa es mágica y puedo asegurarlo, es hasta sanadora. Es una mezcla de cognac con soda, la única pareja, que según el autor, es feliz dentro de una taberna. De pronto el neón cambia de color para leer con más claridad: el amor no es un buen sentimiento.
En esta obra, nos dice Espinosa, la poesía es un arma destartalada, que no produce alimento para los pobres ni derroca dictaduras, para recordarnos que ser poeta es un oficio inútil y que la poesía es un vicio que no mata, pero como ayuda.

Amargo Animal desnuda las simulaciones y viste a la realidad con un memorándum. Retrata a los amigos en las nóminas de los gobiernos, ésos poetas de escritorio que saborean las derrotas de los no favorecidos por el Sistema, a ésos que escupen la verdad a los gobernantes.
Alfredo Espinosa está más vivo que nunca en su obra. Tenemos frente a nosotros a un autor que ha perseguido la gloria y que para su fortuna y la nuestra, la ha alcanzado en vida con Amargo Animal, uno de los mejores poemarios publicados en los últimos años en México.