NO ENCONTRAREMOS LAS LÍNEAS (FRAGMENTO)
¿Somos personas o solo puentes?
Las palabras, los silencios —dices
Una palabra sana directa a la aorta o la ausencia tajante de ésta es un proyectil
Se ha pedido libertad
Se ha llorado por
Dime
¿Has pensado en algún ave en particular?
¿Te has releído hasta el punto de quiebre?
Somos puentes entre la soledad
y el hallar algo estable
que cubra los baches enormes
de esa calle periférica
Queremos salir corriendo
Pienso en las barrancas,
estoy al filo de una,
en un lugar al que le ha llovido por semana entera
El agua es constante,
la tierra está suelta
El mínimo peso ajeno
hará que la barranca se desgaje
Pero uno no corre
aunque lo anhele tanto
Uno no sabe cómo
Uno es solo un puente
que cae en aliteraciones mientras nos come la vida adulta
Cerrar aquí
Colocar mal el candado y que todo se fugue
Seré al menos quien deje el broche
Nadie lo habría hecho mejor
Al final somos la cerilla que,
según Faulkner,
uno enciende en medio de un campo oscuro,
y esa cerilla no sirve para iluminar nada,
sino para ver mejor la enorme oscuridad que hay alrededor
14-III
Escapa la basura entre los dedos
los golpes a esos rostros que brotan, que piden
el apaciguamiento
Atornillo el grifo: la inconsciencia
Nada tienes de excepcional contra los círculos
Atrapado, miras las lameduras y su densidad
Espero recordar las palabras / son hermosas
Espero lo posible hasta la pronunciación del nombre
¿Cuál es el movimiento ideal desde lo blanco,
sin caer en las bromas?
¿Cuál es el movimiento de una yegua azteca que mira fijo hacia el gatillo?
Vago el soplo, la sangre en estampa bebe la tierra
Sepulcro al animal, desde muy pequeña
Damos la vuelta / la espalda
para eternamente escuchar el mismo derrame triste:
las frases que quisieron ser más que este chillido.
I-a
Muerde mi piel, niña
Muerde para probar la carne que nos ata
¿Recuerdas correr al jardín?
A esa comparación entre las arrugas y el balbuceo de un bebé
Las voces se marchan
Dicen eterno y nos dejan tristes
La bebida cae
La mirada se lija
Ahora la expulsión de nuestras bocas no significa nada
Y miro tu inocencia, miro cómo muerde
Cada visita que se aloja es un marchitar de albahaca
Mas la ofensa no es la permanencia, sino que se cimbran de huesos
Mientras estamos tan cansados, tan óxido que no deja sanas las espuelas
No desertar los caminos tras ver las ataduras y los caballos tajados, dices
Mira mi costillar, niña, las jaulas que nadie cree posibles,
el entumecimiento matinal
el cuero mutando a germen
el mercurio que se ha vuelto baba.
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Daniela Rey Serrata (Coatzacoalcos, Ver. 1993). Escritora, editora y ajedrecista. Autora de Caesar (Editorial Literal, 2017) y Cadenas de Silicio (Editorial Sol Negro, 2021). Tiene estudios en Lengua y Literatura, Creación Literaria y Administración. Su obra se ha publicado y compilado en diversos diarios, revistas y antologías de América, Europa y el Caribe, como la recientemente publicada Post Judas, selección de poetas jóvenes mexicanos y cubanos (Editorial Literal, 2021)