CAMISAS
abrazo tus anchas camisas de cuadros
colgadas una trás de otra en el armario
lloro sobre lo que sería tu hombro y dejo
la marca pesada de mis lágrimas
nunca
—no sé o no recuerdo—
te abracé tan fuerte y ancho
como cuando te encontré horizontal conectado
a todos esos aparatos
luego inerte en esa cama
luego en la camilla
luego en la miserable caja
ancha como tu pecho
ancha como tu vida
que no cabía en esa caja
en esa camilla
en esa cama
no cabías en tu cuerpo y tuviste que dejarlo
que dejarnos
no cabía tanta estrella en tu cuerpo
condenado a yacer recostado
y te fuiste
y no puedo enfadarme
con nada, con nadie,
aunque quisiera aliviarme
condenar a la vida
a la enfermera
al cardiólogo
al neurocirujano
a Dios y a todos sus hospitales
pero no puedo
porque tú eras más grande que un estruendo
y hoy descansas en silencio
ahora te has ido
yo guardé en mi maleta
dos de tus camisas de cuadros
pero no las más recientes, no,
porque ésas las habían lavado
cogí aquellas que colgaban en tu armario
intenté elegir la que hubieras usado
en una foto conmigo
un viaje a la playa
un desayuno antes de ir al trabajo
pero no distinguía un cuadro de otro
todos parecían tan iguales
todos tan tú
todos tan oliendo a ti
a eso que me cuelgo al respirar
un recuerdo que te reviva un día más
como si existieras aquí
conmigo
ofreciéndome tu hombro como abrigo
a una llamada de distancia
en un mundo donde el Atlántico
es un charquito que saltamos cada tanto
para vernos y reírnos
y enfadarnos y decirnos:
cuelga tú
cuelga, me decías,
cuélgale al teléfono, decías
después de cada despedida
yo no quería
tú insistías
tú decías que yo debía colgar
que tú nunca podrías colgar
que tú nunca me ibas a colgar
y mira ahora
mírame ahora, papá
confiando en mi olfato
buscando que un suspiro dure horas o años
colgando de ti para reencontrar mi ancla
el hilo cordón que me unía a esta tierra
no ser este globo a la deriva
tan solo
tan desconectado
tan acongojado
mira, papá,
cuelgo yo llorando
de todas tus camisas de cuadros
lágrima tras otra
dentro de tu armario
TECHO DESCONOCIDO
Hace años que vivo en esta casa.
A veces olvido que sólo es caliente
porque la golpea el sol todo el día.
Nunca había vivido tanto tiempo en una casa.
Creo que es porque no logré encontrar a mi madre.
No volví a ver ese techo desconocido de la casa familiar.
Hace años que duermo de cara a los muertos
en esta cama que cuelga del techo,
en el silencio de los nombres que olvidé pronunciar.
Pero en ciertas noches en las que vuelvo del mundo
y me planto ante la puerta de entrada,
y con la mano llena empuño la llave
en su pequeña boca beso seco,
el olor de su vientre me recuerda mi apellido,
se me olvida el artificio
y a esta casa la llamó mamá.
Y dejo que me arrope
en sus blancos muros altos,
y dejo que me susurre historias que ya sé
porque se las he contado yo.
Entonces me permito
soñar boca abajo,
llorar para adentro
y construir para mí
otro techo desconocido.
(Publicado en el libro Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio (Ed. Oblicuas.
España, 2019))
FUEGO CABALLO DESBOCADO
No florecen las palabras en mis manos,
mueren al tocar mi boca.
Fuego caballo desbocado,
sólo es libre en mi cabeza.
Muerte es resurrección,
pero no reconozco la luz
que sangran las paredes de mi cuarto.
El calor encuentra siempre
la manera de cegar.
¿Cuántas personas han hablado ya
del clima que amenaza mi cabeza?
Han predecido el qué,
no atinan el cuándo.
Podrían leer mil Biblias
y en todas terminaríamos crucificados.
Lo sabía.
He vendado mis manos a la altura del clavo.
Estas palabras no germinan en mis manos,
mueren acariciando mi boca.
Fuego caballo desbocado,
corre loco en mi cabeza.
UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS SOBRE UN CEMENTERIO
se está construyendo un palacio
con las cenizas que dejó el incendio
nadie se acordará de los ciervos
nadie se acordará ni del jaguar ni del conejo
se está construyendo un rascacielos
con las lágrimas de un sauce seco
nadie hablará de los viejos
nadie hablará de mis vivos ni mis muertos
se está construyendo un mausoleo
sobre las ruinas de un antiguo imperio
para el descanso de los desamparados
para olvidar a los hijos del azar
se está construyendo un hotel
de veinte habitaciones individuales
que alojen a familias monoparentales
y a los huérfanos de padre que no saben dónde continuar
huérfanos de padre y madre
huérfanos de sol y de carne
huérfanos con raíces de alambre oxidado
huérfanos de promesas agriadas con ácido
la amarga muerte del padre
del señor que todo lo veía y podía
ciego, senil y cansado pero todavía
todo lo veía, todo lo podía
súper-padre
sólo quedan tus imitaciones y tu recuerdo
y un hotel de cinco estrellas
sobre un cementerio
ROMANCE KAMIKAZE
Romance kamikaze con la muerte
Tengo una cita con el tiempo
y un retrato de mi padre.
Romance desquiciado con la luz apagada del sótano
un resbalón voluntario.
Romance kamikaze con la pena
tengo una estatua en la garganta que no me lleva
despierta, me visita, me revuelve
pero no se queda
y no me lleva
me deja sola, acalorada y quieta
pero no me lleva
y no se queda
y abre la puerta al disparate,
al bacanal de la memoria
al laberinto
a una vergonzosa y constante arcada
otra vez la tentación de la escalera
de abalanzarme por ella
de saltar por la ventana
quemar mis cosas y mudarme a Tailandia
borrarme el apellido
ya no me sirve de nada.
Tengo un romance kamikaze
con los paisajes tristes
de mi cabeza
que me llevan pero no se quedan
que me dejan ridícula y obscena
sin palabras enteras salvo:
sí
no
oh
tú
yo
la estúpida parálisis de la supervivencia
(Publicado en el libro Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio (Ed. Oblicuas.
España, 2019))
Ale Oseguera es autora del poemario “Tormenta de Tierra” publicado en España en 2016 y en México en 2017. Su segundo poemario “Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio” fue galardonado con el XII Premio de Poesía “La Nunca” y publicado en 2019. Como novelista debutó en 2020 con la publicación de “Realidad en Mono”. Sus textos, entre artículos periodísticos, reseñas literarias, poesía y narrativa de ficción, han sido publicados en medios y antologías de España y México.
Es co fundadora de la agrupación Las Hermanas del Desorden, dedicada a explorar las posibilidades escénicas de la poesía. Desde 2013 han producido numerosos espectáculos en los que se involucran disciplinas como teatro, música, cabaret, spokenword y danza. En 2019 publicaron el disco y poemario “La Musa Suicida” y realizaron una gira de presentaciones por más de diez ciudades en España.
Como performer en solitario, Ale ha participado en diversos espectáculos multidisciplinares con la literatura como expresión de partida. Quedó finalista en la competición Poetry Slam Barcelona en la temporada 2016 y en 2020 en la competición nacional española de poesía oral #LdeLírica. Es escritora frecuente de los espectáculos de improvisación literaria en Barcelona.
Ale nació en México y vive en Barcelona desde 2006. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y tiene el Máster en Cultura Histórica y Comunicación de la Universitat de Barcelona. En 2021 fue invitada como ponente y poeta a la Cátedra UNESCO Mujeres, desarrollo y culturas en el ciclo “Parlem de Gèneres”. Colabora ocasionalmente como crítica literaria en Revista Quimera y en Revista de Letras. Desde 2019 presenta y coordina la sección de poesía del programa “Todos Somos Sospechosos” de Radio 3 (RNE – Radio Nacional de España).