ken bugul “la que nadie quiere” es el seudónimo de mariètou mbaye biléoma
ken bugul es una activista y escritora feminista de senegal que aterra a la audiencia durante una conferencia describiendo cómo mutilan el clítoris a las niñas en ceremonias tribales en su país y la dificultad para hacer comprender a la sociedad de esa práctica jodida:
ella nació cuando su padre invidente tenía 85 años
y su madre la abandonó siendo una niña
su abuela -también ciega y anciana- jamás la acarició ni le dirigió la palabra
la enviaron a una escuela privada de la colonia francesa en dakar
y luego obtuvo una beca para cursar la universidad en bruselas
y cuando parecía que cumplía la mayor aspiración del colonizado estudiante de áfrica
la capital belga no fue tan seductora como se pintaba
eran los primeros años de la década de los 70
y la agobió el mar el frío y la lluvia y principalmente el racismo
y se fue a parís donde el ambiente era una turba de novedad
alcohol drogas sexo prostitución y una vida diletante y sórdida
: desequilibrada y herida siempre huyendo del desamor
y de manera fortuita
se instaló en un matrimonio burgués
aparentemente feliz que se basaba en el maltrato y el desprecio
y tras algunos años de palizas y celos e insultos
con una profunda pérdida de identidad que la situaron en el colapso
se fue a vagar por las calles en un estado demencial
donde la amaban más los árboles que las personas:
dice que llegó aturdida a un psiquiátrico
exclamando que su única salvación era volver a áfrica o morir
traía en la mano un cuaderno que ella mismo garabateó
“y cuántas veces había jugado al juego del goce sexual
como miles de mujeres
que como yo
jugaban a ser mujeres emancipadas y modernas
imitando páginas arrancadas del kama sutra y revistas pornográficas
tratando de crear fantasmas en todas las posturas
casi todas desagradables
pero ya que jugábamos a ser expertas
no nos atrevíamos a quejarnos y admitir que al final de cuentas
ese juego estaba culerísimo”
comenta que cuando regresó a su país
se casó con un anciano y se convirtió en la esposa número 28
y al poco tiempo en la predilecta (la audiencia estaba desconcertada)
y abogó por poner fin a las tradiciones ancestrales que rebajan el papel de la mujer a esferas inferiores y alejar las convenciones adquiridas de las sociedades modernas africanas
aún así
enérgica rechaza radicalmente las teorías de las feministas occidentales
y las opiniones canónicas sobre la poligamia
que no dan tregua a otros planteamientos que se alejen de su propia visión sobre las relaciones:
ken bugul asegura que el trabajo del hogar no es reconocido
y no tiene paga
y añade que la educación de los hijos en casa es fundamental
y que es bueno repartirlo entre una comunidad de esposas
y tener más tiempo para descansar y generar intelectualidad
que abonarán a un camino más libre y sin odio
a las generaciones futuras: (la audiencia continúa desconcertada)
asegura que fueron los mismos colonizadores machistas
los que les impusieron la idea de la monogamia y el sometimiento
con ideas de cómo debía ser la mujer
esclava doméstica y social
aunado a las críticas de las feministas burguesas y clasistas del resto del mundo
que les reprochan poder elegir la manera de compartir su vida:
para ken bugul el matrimonio no es una institución
y tampoco la poligamia: son una elección
que disfrutan millones de personas
e ignora por qué provoca escándalo esa controversia
si en todos los países
oscurecen la poligamia disfrazándola de glamour aventurero sin destino aparente
dentro de estuche de hipócrita religión