vengo del futuro: voy de regreso y llego ayer:
aquí odian el alcohol y de pronto una cerveza helada se convirtió en un issue: y ese tópico del desapego y la eliminación del deseo que alberga el panorama se va por la alcantarilla: la ciudad empezaba a perder perfección: darme cuenta que mi vida la he estado resumiendo en fragmentos de 333 mililitros me hacen pensar que la distancia entre mis sueños y mis fantasías se difuminan o se cumplen entre los sorbos con lo que termino una botella:
en muy pocas partes venden una cerveza fría: tuve un par de sueños donde entraba a las casas a robarme un six pack del refrigerador: en uno de ellos vi a una mujer que escapaba por la ventana de una choza con un par de latas y desaparecía y yo abría el refri con la intención de encontrarme las otras 4 pero ya no había nada: de pronto supuse que esa fue la razón principal por la que octavio paz no invitó a escritores mexicanos a delhi:
entonces guglué los sitios que frecuentaba george harrison: en todas sus biografías dicen que fumaba y bebía desde los trece y también que besaba muy bien: datos importantes para lo que buscaba: y descubrí un restaurant que seguía existiendo: el kwality: un típico lugar al que no podría entrar si no fuera extranjero: el dinero es una nacionalidad aparte: tener dinero hace que las fronteras se dobleguen y hasta el idioma más extraño resulte entendible: pero el dinero aunque sea poco en un extranjero brilla más: las monedas de un extranjero en la charola de propinas suenan parecido a las campanas de catedral pero relajan como el tintineo de las genx manjeera de la meditación:
al entrar al kwality mi rostro blanco de colonizador se confundió con los asistentes que se carcajeaban ignorando la existencia de los pordioseros que afuera esperaban las sobras: el lugar destaca por la eternamente imitable decoración elegante del gusto más rancio europeo monárquico que sólo es rescatado por la barroca cantidad de fotos colgadas en la pared de famosos que testificaron pasarla muy bien en dicho lugar: entre ellos george harrison: y supuse que iba a gastar un dineral pero no lo fue: kingfisher y aloo dua o kingfisher y palak paneer o un par de kingfisher y ayunar estaban en mi presupuesto: y mi alegría igual al sonido del gong:
el kwality se convirtió en mi madriguera: el problema es que no es un sitio agradable para escribir: hay turistas y muchas parejas que -al igual que yo- van a hacerse selfies y a tomar fotos del platillo para subirlo a sus stories: también hay un pianista con un repertorio de canciones de antes de la segunda guerra mundial: y aunque cada vez me gusta más su versión instrumental de ain´t misbehaving de fast waller detesto la de muskrat ramble porque no tiene la trompeta de louis armstrong:
cada que la toca repite eternamente el solo de piano y regresa a la entrada de vez a vez y luego grita el coro cuando le da su gana: un swing dadá que día a día encuentra mayores deformaciones: pero me relaja que nadie en el restaurant parece percatarse ni sentirse mínimamente contrariado ni molesto con la canción: como si estuviéramos fingiendo no escuchar desaciertos con tal de beber:
los meseros con curiosidad y morbo se acercan a mi mesa y tratan de leer mi cuaderno y mueven el servilletero o ponen un poco más de cacahuates o alzan la botella de cerveza y ven a contraluz el líquido que resta y hasta la sirven para preguntar si quiero otra pero sin dejar de mirar mi cuaderno: siempre viene un mesero distinto y pienso que cada uno le cuenta a los demás lo que alcanza a leer y ellos escriben una novela cadáver exquisito en la cocina con los textos que escriben los clientes en las mesas durante el día: entonces sonrío a cada uno imaginando que somos parte del metalenguaje y ellos me sonríen dándolo por sentado: semánticamente hay un instante de felicidad entre el personal del restaurant y mi escrito y yo en la cuerda de la gentileza como equilibrista:
y es que no puedo escribir en la banca de alguna calle o parque porque en una fracción de segundos estoy rodeado de personas que ofrecen servicios o productos: un símbolo de la barbarie: para tener privacidad hay que ser social:
empecé a ir a mausoleos o al zoológico y pagar para sentarme en una banca a escribir al aire libre sin que nadie me agobiara: apenas pagaba el ticket de entrada y el silencio aparecía como si la cola de una vaca matara un montón de moscas: la calle tranquila tiene una tarifa de 200 a 600 rupias pero no se contempla la cerveza: entonces el kwality con toda su infraestructura anti literaria me parece la más excelsa biblioteca y cada tarde llego y me siento cerca del baño y lejos del piano y sabiendo que los meseros me robarán mis apuntes:
intento imaginar algo brillante sobre george hodgson y cómo estaba preocupado porque su bebida favorita se pudría a causa del calor y se le ocurrió elaborarla a base de lúpulo y terminó por inventar la ipa: y así embotellarla para que los marinos británicos -con la certeza de beber un producto de alta calidad- celebraran sus crímenes genocidas y atracos patrimoniales en cada puerto que arribaran: o para después de herir a latigazos a los esclavos más flojos y de ver morir de hambre a los más trabajadores: tomaran unas cervezas heladas a la sombra de un árbol y después un whisky para el desempance: