una tarde de principios de los 90 me topé en la calle a humberto salazar: él coordinaba un proyecto editorial del gobierno del estado y me preguntó por libros inéditos de chicos de mi generación: le comenté de 10 minutos para saber dónde me duele de claudia villarreal:
como si el arte fuera un asunto de números contaré que hace un poco más de 30 años apareció en monterrey un libro adelantado a su época: 10 minutos para saber dónde me duele de claudia villarreal: una artista de 21 años multifacética que igual tocaba y componía piezas para piano o pintaba o hacía lo que se le antojaba con una imaginación interminable:
su libro una obra que se planteaba situaciones nuevas y afloraba una valentía y empoderamiento literario innovador: con una poética directa desinhibida provocadora e irreverente propia de una inteligencia superlativa que advertía que ese libro iba a sepultar el decrépito estado catatónico de la poesía de esos días: una voz auténtica y furiosa que rugía los versos más potentes de su generación:
monterrey de los 90 del siglo 20 era epicentro de la indiferencia artística desde tiempos inmemoriales: una ciudad inculta y violenta y misógina con un clasismo exacerbado y una esclavitud disfrazada de contrato colectivo de trabajo -muy similar a los tiempos actuales- y la expropiación de los recursos naturales por leyes decretadas por unos cuantos millonarios que hacían que las brechas de igualdad de género y estrato social fueran más largas que las filas de las garitas de la frontera en día de pago:
en monterrey había (y hay) poetas muy importantes (aquí ponga los nombres de les autores que más le gustan) pero nadie con el arrojo y valentía de claudia villarreal para construir una lírica agresiva contestataria auténtica fuera de militancias y modas y cualquier convencionalismo y chantajes de privilegio que ofrece la corrupción: poemas luminosos que invitan a reflexionar y al escándalo:
el libro cimbró un madrazo invisible en las arcaicas y conservadoras instituciones de la ciudad: obviamente fue censurado en todos los medios y las presentaciones se hicieron ante un reducido público de amigos y organizada por la misma autora: los críticos conservadores denostaban la obra con facilidad y los amantes de la literatura leíamos sorprendidos una constelación de novedad y frescura que nos ofrecía una manera de leer y escribir poesía:
el libro aunque poco se conozca es parte fundamental de la poesía del continente: es una obra innegable para entender los tiempos actuales de la poesía de monterrey: el libro es imposible pasarlo desapercibido: con guiños del pop y el humor y la música: claudia villarreal con un puñado de textos destruyó la literatura dócil y aburrida de tintes mojigatos y de oficialidad que reinaba en la ciudad (y lo sigue haciendo): sus poemas delirantes rompieron el vínculo con el tiempo: escritura sentimental y política que surgió por amor al miedo y por miedo al amor: escritura a contracorriente con el deseo brutal de destruir las formas y el lenguaje y demostrar la belleza de la rabia que la desigualdad provoca:
claudia villarreal y el tiempo convirtieron a diez minutos para saber dónde me duele en el más instantáneo de los clásicos de la poesía femenina contemporánea del noreste mexicano: sus versos forman parte del entramado de la transformación social que se desarrolló en esos momentos: en un irónico entramado de brillantez y emoción y crítica la autora hace del libro 10 minutos para saber dónde me duele es una constructora regiomontana de maquinarias verbales devastadoras que muestran una sociedad retrógrada e hipócrita: hermosos poemas que caen sobre una ciudad acostumbrada a destruir la belleza natural con la construcción inmobiliaria y apreciar la estética humareda de las portentosas chimeneas de las fábricas
claudia villarreal es una artista autónoma y libre que no pretendía el exhibicionismo frívolo ni el reconocimiento ramplón: ajena al producto servil de ser empleada de la falsedad: claudia villarreal parece que siempre estuvo preocupada en generar obras donde los atisbos de una raíz rebelde insatisfecha fresca con tintes de anarquía y enfado se conectaran con la posibilidad de imaginar una literatura distinta: