Rito Ramón Aroche es crítico literario y poeta, originario de La Habana, Cuba, nacido en 1961. En el 2006 ganó el premio de poesía La Gaceta de Cuba. Entre sus libros publicados se encuentran: Material entrañable (Editora Abril, 1994), Puerta siguiente (Ediciones Extramuros, 1996), Cuasi II (Letras Cubanas, 1998), Cuasi I (Ediciones Unión, 2002), El libro de los colegios reales (Ediciones Extramuros, 2005), Andamios (Ediciones Unión, 2005), Del río que durando se destruye (Letras Cubanas, 2005), Historias que confunden (Letras Cubanas, 2008) y Una vida magenta (Letras Cubanas, 2014).
–¿Qué cosa es la poesía?
Ciertamente es algo que no se puede definir. Todos sabemos que es algo que está ahí, pero el hecho ya de tratar con ella en materia de definición, es algo que cuando menos nos excede. Conozco y me sé montones de definiciones que han vertido otros al respecto. Por tanto, una manera salomónica de tratar de definirla sería apropiarnos de las palabras de San Agustín cuando se le preguntó sobre el tiempo: “si me lo preguntas no lo sé, si no me lo preguntas lo sé”.
–Tú que has estado en otros países, al momento de escribir poesía, ¿crees encontrar más magia o más motivos o más inspiración para escribir en Cuba que en cualquier otro país?
Hasta ahora sólo he podido escribir en Cuba, puesto que no han sido mis estancias en el exterior lo suficientemente reposadas como para poner mis ideas en orden o continuar desarrollando aquellas que me desvelan y me siguen desvelando. Eso sí, tomo muchas notas y observo mucho y converso, toda vez que el idioma me lo permite. De regreso a casa mis experiencias se verán (se ven siempre) muy enriquecidas, sin duda alguna.
–¿Qué papel juega la poesía en la expresión de las preocupaciones y aspiraciones de la sociedad cubana?
No creo que la poesía juegue un papel determinante en ninguna sociedad. Y menos en una sociedad tan específica como la que me preguntas. En el campo literario es la que más se cultiva, pero no es (no llega a ser) un hecho privativo nuestro. Ocurre en todo el mundo, supongo. La poesía da para eso. Las sociedades (cualquier sociedad) en nuestro tiempo es compleja. Antes, y en Irlanda, sobre todo, según Robert Graves, el poeta tenía un papel preponderante dentro de la sociedad, puesto que, según Graves, el poeta era el bufón, el curandero, el maestro, el consejero del Rey, y su cargo estaba incluso por encima del de ministros y no sé qué más… Habría, por otra parte, que preguntarle a Platón qué lo motivó a expulsar a los poetas de La República…. Seguramente por el papel que tenía la poesía dentro de la sociedad en las aspiraciones y preocupaciones de ésta.
-¿Por qué crees que en Cuba, las artes en general se desarrollan con tanta naturalidad? Desde la música, la literatura, la danza, la pintura. ¿Qué fenómeno, político, cultural o social existe para que esto suceda?
Cuba es un ajiaco, como ya se dice y se ha dicho. Un gran ajiaco donde confluyen todas las artes y, hasta voluntades. Tal vez se deba al nivel alcanzado. Todos o muchos abogan por la realización espiritual de sus hijos. Quieren que se desarrollen, lo mismo en talleres literarios, de danza, música, folklor, pintura, teatro, etc., en Casas de Cultura o en talleres particulares y, luego, las escuelas de arte de nivel medio en todo el país y a nivel superior. La única condición es el talento. Sólo el talento a fin de que puedas, como diría Lezama, alcanzar tu definición mejor.
-Me contabas sobre las editoriales y me decías que hay editoriales por todo el país. Cuéntame sobre eso y cómo es el proceso de publicación allá.
Sí, todas las provincias tienen sus editoriales, todas. La tienen las provincias, y los jóvenes agrupados en la Asociación Hermanos Saiz (AHS) en las provincias, también la tienen. Están las editoriales nacionales y… bueno, están por todas partes. Presentas tu manuscrito y hay un comité de lectores que determina o no su publicación. La vía más expedita para publicar es ganar algún concurso de poesía. Hay muchos. Todas las provincias tienen sus concursos nacionales y están otros de carácter nacional, igual, pero de mayor jerarquía. El único con carácter internacional es el que emite Casa de las Américas. Hasta ahí vamos bien. Editoriales hay, papel no, o muy poco, el que aparece incluso para los programas educacionales. Las razones que alguien intente fijar en el asunto, podrá encontrarlas sin mucha dificultad, caso que se decidiera investigar un mínimo por sí mismo. Y todo esto te lo he contado a grosso modo. No se valora el libro en Cuba por su valor mercantil. Se busca que las personas lean. De modo que el libro y todo lo que tiene que ver con él, está subvencionado. El paso entonces ha sido, mientras tanto, pasar a libro digital. Y en eso están. Al menos yo en medio de toda esta barahúnda, sigo perteneciente al libro en papel. Eso.
-Hablando un poco de tu poesía en particular, ¿cómo ha evolucionado a lo largo de los años o qué la ha hecho evolucionar?
No suelo hablar de mi trabajo. Ignoro si he evolucionado (qué palabra ésta) o no. Lo que sí te puedo decir es que he tratado de que mis libros no sean iguales, hablo de ese asunto de no repetirme. ¿Riesgos?, todos los que aparezcan. Si lograra que no se parecieran, puede que se deba más a ese verso de Neruda: “Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”, que a un tema, a asunto de evolución. Cercano ya a la veintena de libros publicados, te cuento que otros tantos esperan en gaveta una oportunidad, no sé cuál, para ver la luz, y tantos otros por ser “terminados”. Las comillas se deben a ese asunto por todos ya conocido, de que un libro nunca se termina de escribir; de modo que no tengo la percepción de que el lector tenga una idea clara de lo que he querido expresar, si es que algo ha merecido la pena, desde lo que he podido ser y hacer. Eso sí, son como diría un trovador, libros muy artesanales, trabajo de muchos, muchos años… y como seguro sabes, primero el poema, que no sobre nada, búsqueda ansiada de la perfección, en todos sus órdenes. Luego el libro. Ansiada búsqueda en toda su estructura o, “como los versos bien tramados de un salmo”, tal como diría Eliseo Diego. Trabajo paciente, no es trabajo de un día. Trabajo de años y años y años en ocasiones. A saber si habrá valido la pena tamaño esfuerzo del que, por lo menos, pondría fe. Ya veremos.
-Platícame cómo es un día ordinario en tu vida, qué haces comúnmente.
No creo exista algo fuera de lo normal. Tan normal es un día cualquiera de mi vida, que lo menos que piensan mis vecinos o cualquiera que ve, es que escribo y ese tipo de cosas, al punto que pudiera contarte un montón de anécdotas de cosas que me han ocurrido por ese asunto. Pues suelo dejar fuera “la toga del rimador” (verso aquí mutilado de Martí) y vivo como el más común de mis días mortales. Discúlpame la retórica… pero, aún así, no sé si esperas que por ahí vayan las cosas con arreglo a tu pregunta. No sé tú, pero yo….
-Esa es una canción de Manzanero.
Ajá.
-¿Has experimentado algún tipo de censura por tu trabajo poético?
Mmmmm…
-Creo que esa será tu respuesta, jajaja…
Ajá…
-¿Crees que los poetas tienen una obligación social o política al momento de escribir poesía? (Esta pregunta se la he hecho a casi todos los poetas, independientemente de dónde vivan, ¿eh?, no vayas a pensar que la hago porque vives en Cuba, nada qué ver.
Ya se ha dicho que la labor del poeta, primero que nada, es escribir bien. La labor del poeta es, primero que nada, con la poesía. Al momento de escribir, no creo que un poeta esté pensando en labor social alguna o labor política. Puedo entender perfectamente tú pregunta. ¿Sería esa la razón por la cual Platón terminó echándonos de La República, aún cuando el poeta estuviera pensando a la hora de ser visitado por las musas, que su labor primera es con la poesía? ¿O preveía el papel que jugaría o no, luego de haber sido concebido, el poema (tú dices el poeta) dentro de la sociedad?
Nota bene: la labor social o política, podría estar antes o después de haber escrito. Pero no durante, no a la hora de… a menos que se ande proponiendo otro asunto. Así las cosas, puedo entender que sea a eso a lo que se le llame hoy, según la variedad de apellidos que lo acompañen “activista social”, activista por los derechos tal o activista por los derechos más cuales. Eso creo.
-¿Te interesa la transcendencia? ¿Cómo te gustaría ser recordado?
Unos versos de Antonio Machado son más que lapidarios: “Nunca perseguí la gloria / ni dejar en la memoria / de los hombres mi cantar”.
-¿Proyectos en los que estás trabajando?
Muchísimos. No menos de diez. Andan a distintas velocidades. Parece tuvo que ver con todo un proceso de acumulación al momento de llegar la pandemia… ando lleno de proyectos. Me interesa concretar los inconclusos y no seguir abriendo nuevos frentes. Todos por igual, me los tomo como proyectos muy ambiciosos. Eso sí, con lo que no cuento es con sosiego, que es lo único que necesito para leer (leer y leer más que nada) y escribir.
-¿Cómo te das tiempo para tanto? ¿Cómo te organizas?
Todo cuanto hago o se me puede ver haciendo durante el día, es para al final, abrir mis libros, mi agenda, y ponerme a trabajar. No tengo horarios, en tanto cuente, como ya te decía, con sosiego. Para esas cosas, tengo con la literatura una relación más de amante que de otra cosa, tal como más o menos diría Juan Carlos Onetti. Pero no con todos los trabajos uno funciona igual. Los hay muy absorbentes y posesivos. No te dejan tranquilo ni siquiera después de estar luchando con ellos durante años y haberlos publicado. Tengo anécdotas. Otros son más dóciles, pero los trato con dureza igual. Mi casa es ruidosa, mi calle lo es hasta en las noches… Me alimentan. Me alimento. Al final, si pudiera decirse que tienes algo de oficio, cualquier momentico libre es útil.