Recuerdo que tuve la oportunidad de conversar con Fabiola Sánchez Palacios en una de estas reuniones ya legendarias en la casa de Lilia Barajas y Mauricio Bares. En el transcurso de la noche y la plática me despertó gran interés su capacidad anecdótica, la forma en que estructuraba, sabrosamente, la charla. Cuando conozco personas así, siempre me engancho, pues una buena plática, siempre será lo mío. Más allá de la charla, la capacidad anecdótica se extiende naturalmente a la escritura, y una buena escritura nace de una atenta observación de la realidad circundante.
Unas semanas después de aquella reunión, ya estaba Fabiola invitada a platicar conmigo en uno de mis programas de radio, y también estaba invitada a ser colaboradora de la revista Cultura Urbana, que edito. Recuerdo que durante aquella plática me reveló pasajes entrañables sobre la vida de su padre, sobre los paisajes en la Sierra de Puebla, de donde es oriunda; me habló sobre su libro El reposo de la sombra, que editó Josefina Larragoitti, y sobre un libro de título inquietante, Que baje Dios y diga que no es cierto el cual puede descargarse en la red, gratis, y que es el que más la representa. También me habló acerca del trabajo que estaba pergueñando en aquel momento: Historia de una mujer sin nalgas.
La verdadera historia de La Mujer Lagarto es una obra que yo definiría como novela, porque a lo largo de sus páginas escucho una voz familiar, cómplice, que me guía todo el tiempo. Pero por otro lado encuentro en ella una serie de relatos que puedo ir leyendo aisladamente y nunca me pierdo, siempre encuentro un sentido… El sentido es hablar sin filtros, con toda honestidad, sin pelos en la pluma, acerca de los vicios y verdades de la vida oficinesca, de la gestión burocrática y su inutilidad, de la licenciosa y hasta vergonzosa farándula mexicana, los vicios e incorrecciones de la sociedad pudiente y no pudiente, el loco amor por un hombre adinerado y famoso, y ciertas brujerías…
La escritora Ana Clavel, a quien admiramos mucho, fue la consejera para que aquella mujer sin nalgas contara su historia con otro mote: «La Mujer Lagarto». Esta mujer desprovista de nalgas, trasero o derriere, no ceja en su deseo por existir, y su creadora planea darle gusto con su próxima novela.
El punto de partida de La verdadera historia de La Mujer Lagarto es el presentimiento de la muerte, este augurio funesto, lleva a la personaje, Paola —una exitosa guionista de telenovelas de una millonaria televisora—, a planear un gran guateque, una gran fiesta como velorio, una experiencia gozosa de la muerte. Una experiencia gozosa es, pues, la lectura de este libro, lleno de cinismo, ironía y sí, por qué no decirlo, cierta incorrección política, un desencanto por la vida y la relaciones humanas, que, paradójicamente nos lleva a la risa, a la complicidad.
Cada asunto literario que se plantea Fabiola incluye algo profundo, una circunstancia de la que ella misma es parte, que le concierne porque la ha vivido, o porque en su gran capacidad de observación, la ha recogido de otras personas. Escribe para su padre, para su familia, para estructurar sus reflexiones y llevarlas al papel donde cobran formas que van desde la anécdota picaresca hasta una fina prosa poética.
Una de las primeras cosas que saltaron a mi vista es la presencia de la amistad con otras mujeres, nombres reales de mujeres conocidas por mí: Rosa Nissan, Josefina Larragoiti, Susana Nolasco, entre muchas otras. La amistad, pues, este valor que para mí es fundamental, late constantemente entre los muy diversos tópicos de La verdadera historia de La Mujer Lagarto. Fabiola es una mujer que a nivel personal tiene un gran cultivo de este arte peculiar de hacer amigas, y La Mujer Lagarto, Paola, su personaje, también. Las palabras extraordinarias de estas amigas —mujeres de letras muchas de ellas—, la inspiran de oído, le dictan caminos literarios, la nutren de anécdotas para contar. Este libro es, también, un homenaje a la solidaridad entre mujeres, una antología de todas esas charlas entrañables que hemos tenido a lágrima suelta o a carcajada limpia con nuestras buenas amigas ante una taza de café.
Fabiola, sin mayor ambición o persecución que el placer de contar, habla, como ella misma dice, «desde la esquina de sus ojos», para mostrarnos la hipocresía del ámbito político, el amor a los animales, a los perros, la alegría de estar aquí, la ingratitud, la brujería, el abigarrado mundo esotérico, la caprichosa vida, la risa, la carcajada culposa… en esta persecución pasan corriendo personajes como Vladimir Putin, Pedro Infante, la Doña, El gordouuuu Slim, y muchos más…
Esta sencillez, esta falta de pretensiones que caracteriza a la personalidad de Fabiola, no omite una escritura perfeccionista, que evoluciona lentamente, en los breves tiempos que su trabajo en atención al público le deja. Mucho más podría decir sobre este libro, pero no hay tanto tiempo, solo me queda, pues, felicitar nuevamente a Fabiola, y a los sabios editores que decidieron publicarla.
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La verdadera historia de La Mujer Lagarto, Fabiola Sánchez Palacios; novela; Nitro/Press – SACPC, col. Habitaciones Propias núm. 4; 2023.
Rowena Bali publicó las novelas Amazon party, El ejército de Sodoma, El agente morboso (reed. Nitro/Press, 2019), los libros de cuentos Indiscriminable, Cigoto y La herida en el cielo. El agente morboso y La herida en el cielo, fueron elegidas por Ana Clavel y Sergio González Rodríguez, respectivamente, entre las mejores en sus años de aparición.
La UNAM publicó su Material de Lectura. Ha sido antologada, entre otros, por el Fondo de Cultura Económica, Editorial Cal y Arena, la UNAM, Nitro/Press (Lados B 2014). Ha sido conductora de radio en las estaciones Ibero 90.9 y Código CDMX, entre otras, y editora de la revista Cultura Urbana de la UACM.
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