Irineo Álvarez, nació en Ures, Sonora, un 7 de noviembre de 1967, es un actor sonorense que ha participado en películas, series y telenovelas. Ha sido reconocido por sus papeles en producciones como Ladrón de corazones, El roba amor y La patrona.
– ¿Cómo describirías tus primeros pasos en la actuación y cómo llegaste a la Ciudad de México?
– Yo creo que los primeros pasos que di en la actuación fue cuando jugaba de niño en un pueblo de Sonora, donde nada tenía que ver con el entorno de mis sueños. Mi familia era ganadera y yo jugaba con mi imaginación. ¿Cómo llegué a la Ciudad de México?, pues prácticamente el destino me obligó a venir. Yo tenía todo en Hermosillo, Sonora, y tenía que venir a cubrir una temporada porque habían elegido la obra donde estaba, Más encima el cielo, como una de las mejores obras fuera de la capital. Nada más éramos yo y Alicia Encinas como actriz, y no tenía suplente, así que tuve que venir y pedir permiso por tres meses, tres meses que se convirtieron en veinte años ya.
– ¿Cómo transcurrió tu infancia y primera juventud?
– Mi infancia fue en un pueblito que se llama Guadalupe de Ures, como te decía. Cuando llegué a expresar que quería ser actor, ni me escucharon, se burlaron, o dijeron: “sácate”; ni mi familia. Mi primera juventud fue lo más confuso, lo más difícil. Mi adolescencia, así como se dice, adolecí de muchas cosas. Como no estaba siguiendo el camino que yo quería, todo se me complicaba, nada me gustaba, con nada estaba contento, hasta que la vida tomó el camino que debía tomar.
– ¿Cómo te preparas para un papel y qué técnicas utilizas para meterte en el personaje?
– Hay trabajos que son inmediatos, en otros tienes que hacer investigación de campo, algunos te dan más retos y otros ya los tienes dominados. En la televisión te etiquetan en perfiles de personajes que ya los tienes más o menos estudiados, ¿no? Sólo cambia la familia, las circunstancias, pero el tronco y la emoción y el análisis, pueden parecerse mucho, entonces uno como actor tiene que buscarle variaciones para que no sean tan repetitivos, pero básicamente no hay muchos guiones donde yo sea un psicópata y después pase a ser un sacerdote, generalmente te dan los mismos materiales.
Sobre las técnicas de actuación, Irineo nos comenta que existen diferentes técnicas que pueden funcionarle a algunos, pero a otros no. Hoy, como ya somos muchos actores, no es lo mismo que en los sesentas. De repente, como estamos muy globalizados, hago una mezcla y hay unos papeles en los que me funciona y hay otros a los que les fabrico una fantasía, y hay otros donde ataco desde mis emociones; entonces es muy variable y no estoy casado con un solo método. Me ha tocado toparme con actores que llevan un solo método y a la hora de que tienen como compañero a alguien diferente, no fluyen, no se siente esa energía y eso que le da adrenalina a las escenas. Sólo sé que trato de hacerlo con verdad y con honestidad.
Irineo terminó sus estudios en la Ciudad de México. En 1989, decidió estudiar teatro. Después, en 2005, hace su debut en el cine con las películas: Los tres entierros de Melquiades Estrada, Ciudad del silencio y La misma luna. Le seguirían Cambio de vida en el año 2008, obteniendo un papel secundario. Compartió créditos con Augusto Di Paolo, Hugo Catalán y Mónica Farías. En el 2009, hace su cuarta película, El hijo de Judas. Ese mismo año participa en la serie Gregoria «La Cucaracha» y en la telenovela Mujer comprada.
– Me gustó mucho la película Los tres entierros de Melquiades Estrada, ¿cómo describirías tu experiencia en esa película en particular y cómo fue trabajar con un actor de la talla de Tommy Lee Jones? ¿Tienes alguna anécdota?
– Fíjate que fue mi primer trabajo. Yo venía llegando, ranchero, con mi caja de 360 huevos de Bachoco (risas)… Y me citan para un casting, yo ni sabía lo que era vivir un casting, vivir esa experiencia. Pero me quedé con el papel, les gustó mi frescura, pues venía llegando del pueblo; le gustó al autor, Guillermo Arriaga, y cuando le mandan el video a Tommy Lee Jones, le gustó mucho, entonces me quedé. Todo fue nuevo para mí, todo, el ir a Estados Unidos, el tener tantas cosas como actor me apabullaba, me desviaba, quería concentrarme siempre a lo que iba y no maravillarme de toda esa… ese hospedaje y ese trato; es como ir a un primer mundo, y yo estaba viviendo muchos cambios juntos y traté de hacer lo mismo que había hecho, solamente que creo que debí de haberle bajado… cuando vi mi trabajo, pensé que debí haber bajado un poco más el tono, porque Tommy Lee Jones es de los actores que casi habla entre dientes, y yo, norteño, pues era como más dibujado, mis expresiones, mis visajes y mi tono, entonces creo que debí haber bajado un poco.
Una anécdota: estábamos en un rancho que tenía lago, tenía gansos, yo abría la ventana y tenía mi propio lago, entonces todo se me hacía como… ¡no mames!, ¡no mames! Y había un trailer donde veía que la gente bajaba con litros de nieve, papas fritas y todas estas cosas que nos encantan y yo nada más los veía de mi ventana y decía: “quiero ahorrar el dinero, no quiero gastarme los viáticos”, entonces por tratar de ahorrar, (y yo soy fan de la nieve), nunca me arrimé a ese trailer, y horas antes de regresarme a México, me dijeron que todo era completamente gratis para los actores (risas)… pendejo, ¿vedá?…
– (Risas)… ¿Cuál ha sido la experiencia más divertida que has tenido en el set o en el escenario?
– Son muchas las que se me vienen a la mente, pero, en una ocasión estaba en un set de televisión en vivo, yo era conductor en Sonora de un programa de Televisa, entonces entra un compañero que yo no sabía que iba a entrevista y me asustó, y dije al aire: “chinga tu pinche, puta madre, culero, puto” (risas)… ¡pero porque me asusté!, o sea, del susto sale la expresión verbal, no con conciencia, pues, ¡y puta madre!, duré fuera una semana.
En 2011 participa en La ruta blanca, como Félix, y ese mismo año actúa en Capadocia. Su fama se incrementa por su participación en La patrona, donde interpreta a Ramón Izquierdo. Compartió créditos con Christian Bach, Aracely Arámbula, Jorge Luis Pila, Gonzalo García Vivanco y Erika de la Rosa.
– ¿Cómo describirías la situación actual de la industria del cine y la televisión en México?
– Mira, me puedo echar encima a muchos directores, a mucha parte de la industria, pero… yo estoy un poco como enojado… nunca he metido proyectos, ni he mantenido mi carrera de estas becas que dan, entonces, a veces siento que las becas han dañado un poco la industria del cine, por lo menos como yo lo veo, lo que yo quisiera ver del cine como expresión. En todo hay corrupción, porque a veces he visto historias que son películas becadas y que termino de verlas y digo: “¿qué me dijo?, ¿qué dijo?” Películas que yo sé que no tienen un guion, entonces no invirtieron en guion porque no les daba, quizás, la lana. ¿Hacia dónde van los dineros y que es lo que tú quieres contar? Veo que puede haber historias muy sosas y son las que tienen más gente. Yo tengo una visión muy personal, yo quisiera que hubiera muchas películas como las de Luis Estrada. No he logrado trabajar con él, pero son películas y guiones que tienen fundamento, que te dicen algo, que se ve que hay un trabajo y no solamente se van por el dinero. Para hacer una película, hay un fotógrafo, directores, productores, vestuaristas, y es un conjunto de muchas artes, y todos se juegan el nombre. Aunque se esté pareciendo mucho la tele o las series al cine, en una película, ninguna de esas profesiones como de vestuario y fotografía, por ejemplo, se juegan su carrera por ganar dinero, todos quieren un nombre y un reconocimiento, entonces el trabajo es más limpio, más puro y es más chingón.
Y la televisión en México, pues… uta, ¿cuándo se iban a imaginar que el Internet les iba a quitar toda la gloria? Yo tengo cincuenta y cinco años, por eso tengo una opinión, porque me tocó la gloria y me tocó también todo este tiempo difícil. Me dicen que la televisión la ve la gente que no tiene cómo pagar Internet, pero creo que, según yo, puede que el setenta por ciento tenga Internet, pero me dicen que no, que es al revés, que el setenta por cierto no tiene; cómo me cuesta creer eso. Todo mundo trae celular hoy en día y si traen celulares pueden tener acceso a Internet. Creo que la tele debe dejar de ser ese negocio que tenía el cien por ciento de ganancias y debe invertir, arriesgarse y contar historias que no sean solamente el romance, que podamos tener thrillers, policíacas, alguna especie de documentales, que no sólo tengamos telenovelas, noticieros y programas de comedia, que tengamos muchísimas cosas más; pienso, creo, es mi opinión.
– ¿Qué películas de Luis Estrada?
– Todas las pelis de Luis Estrada, mija; yo soy fan y me parece que es un hombre que ha bateado macizo, La última dictadura y El infierno, siento que son de las más vistas. ¿Qué pasará?, ¿no habrá más talento?, ¿o es el que tiene los huevos para contar lo que quiere? No lo sé porque no hay más, porque no se establece el cine como una forma de expresarte, de hablar, de decir, y la verdad, la gente se divierte, cuando ve sus pelis dice: “a la verga”, ¿no?, “qué jodidos estamos, es cierto eso”. Creo que eso es maravilloso.
– ¿Cómo crees que los artistas y actores pueden contribuir al cambio social y político en el país?
– Creo que no podemos, creo que podemos empujar junto con ustedes, junto con la gente que alza su voz, porque tenemos un escaparate que se ve un poco más. Yo te regreso la pregunta, todos esos actores que apoyaron a López Obrador, muchos, la mayoría, hoy no lo apoyan, ¿ha habido una diferencia?, no, no creo. En su momento alzas la voz contra alguna injusticia, contra un acto que te parezca corrupto o injusto y puedes darle un poco más de visibilidad, pero tendríamos que ser políticos o luchadores sociales, y cuando yo actúo o entro a un proyecto que cuente algo sobre problemas sociales, yo estoy actuando, no soy quien escribió el guion. Por ejemplo, esta peli nueva de Luis Estrada, que no la he visto, es él el que está diciendo, los demás son actores y los actores son de diferentes colores, para eso somos actores. Creo que sólo somos más visibles, pero para hacer esto que tú me preguntas, necesitas ser un activista.
– ¿Cuáles son tus poetas, escritores o artistas favoritos de Sonora?
– Bueno, en el teatro en Sonora tenemos un orgullo muy grande que es Sergio Galindo; él ha escrito dramaturgia y es quien retrata la vida del pueblo, esos personajes que son típicos en Sonora. Es un gran orgullo para todos. Sus obras retratan mucho la forma en que somos. Es un embajador de nosotros, tanto en México como en Estados Unidos. Gracias a dios yo de ahí salí, salí de su pluma. Ahorita estoy fascinado leyendo una novela que se llama Pepe el Pensador y el enigma de San Miguel del Sahuaral, el autor es Miguel Méndez, estoy fascinado de conocer a estos dos autores.
– ¿Cuál es el deporte que más te gusta y cuál es tu equipo favorito?
– Ninguno, mija, ninguno, al contrario, me da una impotencia que el deporte hoy es un negocio; prefiero ir al gimnasio, hacer yoga, los deportes no me producen nada, mi pasión no está ahí, y ver en qué se ha convertido el box, el fútbol y todo eso, me da una güeva profunda, porque, con perdón de todos, se me hace muy idiota que sueñes con un equipo que tú sabes que no va a llegar a ningún lado, porque la estructura que tiene no es para eso. Se me hace muy chiquitito el pensamiento de la persona que se apasiona y que grita y que sueña que México va a llegar a ser campeón, cuando estás viendo el potencial de los otros, o sea, ¿cómo, wey? Eso es lo que yo pienso, perdón.
– No sé por qué te imaginaba bien beisbolero (risas)…
– Nooo… (risas), por ser sonorense, no; no como carne; digo, por ser sonorense la gente nos etiqueta, es como decir: todos los chilangos son así, pues no; todos los de Monterrey son codos, pues no, nada de eso.
– ¿Te consideras una persona espiritual? ¿Meditas? ¿Qué haces para mantenerte enfocado en lo que quieres lograr?
– Esto sí, sí me considero una persona espiritual, sí medito y hago oración. ¿Qué hago para mantenerme enfocado?, siempre tengo cosas que me lo están recordando. Fíjate, yo siempre cargo con un collar que es como un tubito, que puede ser para que eches pastillas, pero la mayoría de la gente en Internet me habla y me pregunta que si traigo coca en el tubito; en realidad no, solamente callo; lo que yo traigo son mis sueños que quiero lograr y cada que lo toco mi mente se enfoca en eso y mis sueños vienen con conciencia, y trato de tener dentro de mi casa todo lo que me conecte con esa conciencia, trato de no ver muchas cosas en Internet que me provoquen ruido, inquietud y que yo no puedo cambiar. El morbo se me hace muy… pues muy culero.
– ¿Qué proyectos tienes a futuro?
– No te puedo hablar mucho de eso porque, ya ves, ahora la cosa ha cambiado. Quizás un proyecto del que los actores podemos hablar un poco más fácil es sobre una telenovela, porque las telenovelas regularmente salen más pegadas al aire y a las empresas sí les interesa que hables del proyecto porque está al aire y quieren ruido; pero esas empresas que hacen series y las sacan a los dos años, o al año, o al medio año, no quieren ni que te atrevas a abrir la boca. Después pasamos a las plataformas, las plataformas te hacen firmar que, si tú hablas y dices, tendrás multas porque ellos se reservan todo el movimiento de difusión; entonces los tiempos van cambiando y van llegando muchas más opciones. Difícilmente los actores te podemos responder esta pregunta; pero sí, gracias a Dios, pronto entro a una película muy importante.
Su película más conocida hasta ahora es Flor de fango en el 2011, en la que comparte créditos con Odiseo Bichir, Claudia Ramírez e Isabel Martínez “La Tarabilla”.