Rosina Conde es una de las artistas más reconocidas del país. Así como escribe poesía y narrativa, puede llenar cualquier foro con su extraordinaria voz, que nos hace recordar a las magnas bluseras y jazzistas de todos los tiempos. Además, cocina, teje, confecciona ropa y hace pasteles como los grandes chefs, entre otras muchas cosas en las que se ha especializado, gracias a sus ganas de hacer y ser una mujer libre e independiente desde muy joven.
¿Qué no haces?, le pregunté: “¿Qué no hago? No toco el piano y me gusta mucho. Cuando tenía trece años me metí a estudiar piano y cuando mi papá se enteró y vio que estaba aprendiendo, me sacó en friega y me metió a trabajar en la joyería y ya en la joyería pues ¿a qué hora?… Aunque había piano en la casa”.
¿Cómo fue para ti llegar a la Ciudad de México y ser una escritora de provincia?
Uy, llegué recién salida de la prepa, todavía ni era escritora, aunque ya escribía, yo empecé a escribir desde niña. ¿Por qué?, porque mi papá era compositor, mi mamá escribía poesía y además ambos eran cantantes, entonces nací en un ambiente artístico, fue algo que se dio muy natural. Cuando yo llegué a México tenía 17 años, llegué hacer mi examen de admisión para la UNAM y no tenía en la cabeza el concepto de que era artista, simplemente ya lo era. Desde niños mis papás nos enseñaron a hablar con poemas, a declamar y a cantar y a bailar, era la trayectoria de la familia. Pero bueno, yo cuando me vine a México, me vine directamente a estudiar Letras. ¿Por qué?, porque ya hacía teatro, ya escribía poesía, en la secundaria ya escribía novela, mis novelas de once páginas (risas), para mis lectoras que eran mis compañeras del salón.
Rosina nació en Mexicali, Baja California, un 10 de febrero de 1954. Es dramaturga, narradora y poeta. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la FFyL de la UNAM. También es maestra en Literatura Española por la UNAM y ha sido editora en la SEP, UNAM-A, El Colegio de la Frontera Norte, CECUT, Instituto de la Judicatura Federal, Instituto Nacional de Educación de los Adultos, Delegación Baja California, UNIFEM-ONU, Seminario Diocesano de Tijuana y El Colegio de México.
¿Consideras que existe elitismo dentro de la literatura mexicana?
Pues, ya no, Fidelia, o sea, el país es tan grande y ya con todo lo que tenemos para difundir nuestra literatura, ¿cuál elitismo?
¿Se ha descentralizado ya?
Pues no sólo se ha descentralizado dentro del país, sino en el mundo, ya con el Internet y con todas las revistas electrónicas y todas las posibilidades que tenemos de nosotros mismos hacer nuestros propios libros y nosotros mismos distribuirlos y todo, pues ya no dependemos de las editoriales comerciales, ni de las revistas, entonces, ¿cuál elitismo?, o sea… Quien habla de elitismo es porque no se atreven a autopublicarse ni a autopromoverse. Yo he tenido dos editoriales independientes. Primero en los ochenta tuve una que se llamaba Panfleto y Pantomima, y desde los noventa, ya en Tijuana, fundé una que se llama Desliz Ediciones que es con la que me mantengo hasta la fecha, y bueno, no nada más me publico a mí, publico a un montón de gente. Y hemos demostrado que nos leen en Polonia, en Estados Unidos, España, Inglaterra, en Colombia, Brasil, o sea… Entonces dime cuál elitismo, ya los que hablan de elitismo es porque de plano están encerrados en su torre de marfil esperando que llegue el príncipe…
Que les llegue la beca… (risas)…
Sí, se les olvida que nacimos sin beca, ¡todos nacimos sin beca! Y aun así hemos publicado y nos conocen. Digo, tú lees por todos lados, y no esperaste a que te publicara Planeta ni Herralde ni Alfaguara…
Pues no.
¡Ni Paidós, ni Joaquín Mortiz, ni Era!
Claudina Domingo me decía que no debemos descartarnos nosotros mismos, que lo hagan otros, éntrale a la beca, busca que te publiquen, que te descarten otros, no lo hagas tú.
Pues mira, yo no me voy a esperar a que me den beca para escribir, yo nací escribiendo, nací repitiendo los poemas que me enseñaba mi papá, y ya cuando tuve un poquito de razón, te estoy hablando de tres, cuatro años, comencé a componer, mis tonterías si tú quieres, pero todavía me acuerdo de una canción muy pendejita, de cuando tenía cinco años…
A ver, cántala…
¡No, qué vergüenza! (risas)…
Luego me la cantas, fuera de micrófonos (risas)…
No, qué vergüenza. Cuando tenía 25 años y descubrí mi cuaderno de poemas de la prepa, ¡uta, lloré de vergüenza ajena, cabrón, no, no, no!, lo destruí…
¡Esto no lo tiene que conocer nadie! (Risas). Yo también he destruido cosas de la infancia y de la juventud. ¿Lloraste de vergüenza? (Risas)…
Sí, y tengo ganas de llorar ahorita… (risas)… ¡Te lo juro!, lloré de vergüenza ajena, dije: ¡iiiiih, ¿cómo pude escribir yo esto, dios mío de mi vida! Pues no, mira, el que nace pa tamal, ¿cómo dice?
Del cielo le caen las hojas…
Y el que nace pa, paaa… rosal, del cielo le cae la maceta, ¿o cómo dice? (risas)…
La idea es esa…
Más o menos, por ahí va. Entonces el que nace para poeta o escritor, pues ya, ya vienes con esa cosquillita. Cuándo me iba a imaginar cuando tenía doce, catorce, dieciséis años… ni sabía que había becas para escribir, yo escribía y ya.
Pero sí has tenido becas, ¿no? Del Sistema Nacional de Creadores.
En 24 veces que la he pedido me la han dado una vez, la del Sistema. Desde que surgió la he solicitado. Incluso este año tampoco me la dieron (risas)…. Me la dieron en 2011, imagínate cuántos años tenía pidiéndola.
Fue profesora de literatura en la Escuela de Humanidades de la UABC; cofundadora y profesora en la Academia de Creación Literaria de la UACM; directora de Tercera Llamada y El Vaivén; editora de El Correo Fronterizo. Miembro del grupo literario “Los comensales del crimen”. Ha sido colaboradora en Blanco Móvil, Caravelle, Cultura Norte, El Cuento, El Último Vuelo, La Jornada Semanal, La Línea Quebrada/The Broken Line, Los Universitarios, Tercera Llamada, Tierra Adentro y Zurda.
Rosina ha hecho muchas cosas a lo largo de su vida con las que se ha sentido satisfecha; por ejemplo, fue diseñadora de vestuario de Astrid Hadad por 14 años, y convirtió esta etapa de su vida creadora en un proyecto personal. Estudió Corte y Confección a los 11 años.
¿Qué le hubiera gustado a tu papá que estudiaras?
Él me metió a estudiar Comercio. No una licenciatura, pero sí una carrera técnica de tres años. Pero mi papá nos educó para ser empresarias a las mujeres, y a los hombres, no nos educó para ser amas de casa.
Qué bueno.
No, no, mi papá decía que sus hijas no iban a ser criadas de nadie (risas)… Por eso no quería que estudiara Corte y Confección porque él decía que su hija no iba a ser costurera de nadie; nunca se imaginó que iba a ser la costurera de Astrid Hadad o de Hugo Iriarte (risas). Entonces, te digo, todo eso que he aprendido me ha servido para jugar con mis nietas. De logros, yo creo que el haberme mantenido yo sola para poder estudiar una carrera universitaria. Porque mi papá, como era comerciante, nos puso a estudiar Comercio a todos, y él no creía en las carreras universitarias, él decía que para hacer dinero había que hacer negocios.
Me parece muy inteligente de su parte.
Sí. Entonces todo eso a mí me ha servido porque puedo combinar, tanto lo académico como lo comercial. Muchos años viví, tanto de hacer vestuarios como de hacer grandes producciones editoriales, fue lo que me permitió pagar las carreras de mis hijos y mantenerlos y pagarles viajes y vacaciones y comprar casa y comprar carro; si no hubiera sido por eso yo creo que seguiría ahí arrumbada en Tijuana (risas).
¿De los escritores de tu generación, a quiénes lees? ¿O qué lees en general?
Yo me dedico a la literatura medieval, es lo que he leído durante más de treinta años, es lo que enseño, es lo que estudié. ¿A quiénes leo?, a mis amigos, porque no tengo tiempo de leer más cosas, y bueno, antes de meterme en la literatura medieval, ya había leído a todos los clásicos, y no nada más a los clásicos grecolatinos, también a los renacentistas, humanistas… y otras corrientes, durante muchísimos años, hasta que me clavé en la literatura medieval, pero de veinte años para acá a quienes leo es a mis amigos, afortunadamente tengo amigos que escriben muy bien… (risas)…
Rosina ha ganado los siguientes premios: Premio Obelisco de Literatura, 1990, para obra publicada, otorgado por la Asociación Cultural Río Rita, por El agente secreto. Premio Gilberto Owen de cuento, 1993, por Arrieras somos… Premio Cultura IMAC para obra publicada, 1998, por La Genara. Premio Nacional de Literatura Carlos Monsiváis, 2010. Fue nombrada Creadora Emérita de Baja California, 2010, por sus actividades artísticas y literarias.
¿Cómo has visto la actuación de la 4T en cuanto a cultura?
Pues no he visto gran cosa.
¿Estás decepcionada?
No, no estoy decepcionada, con todos los sexenios es lo mismo. Así como una no puede esperarse a tener becas, tampoco puede una esperarse a lo que haga el gobierno. Porque el gobierno siempre va a difundir y promover lo de sus agremiados, de sus simpatizantes… Mira, yo soy una persona que no espero, como ya lo has comprobado tú desde que me conoces, yo no me espero a que el gobierno o las instituciones me den, ni dinero ni cultura ni nada, desde los años ochenta he formado parte de varios grupos de cuates que nos hemos dedicado a promover la literatura y la cultura en ámbitos particulares.
¿Cuáles grupos?
No son grupos que tengan un nombre, algunos sí, como Los Comensales del Crimen, los de Biombo Negro. Somos un grupo de amigos multidisciplinarios que nos reunimos ya hace treinta años aquí en México, originalmente en casa de Felipe Ehrenberg y Lourdes Hernández. Y todos los martes nos reuníamos y nos seguimos reuniendo ahora por Zoom y hemos organizado presentaciones de libros. Tuvimos un centro cultural en casa de Felipe y de Bebis en la Portales, se llamaba La Cúpula; había conciertos, danza, tertulias, presentaciones de libros. En Tijuana teníamos un grupo que se llamaba El Nopal Centenario, ahora se llama El Lugar del Nopal, que ya es un centro privado.
Un amigo me decía que por lo menos los artistas deberíamos de tener seguridad médica.
Es que no es obligación del Estado, Fidelia, imagínate, eso solamente sucede en un país comunista y este no es un país comunista, como Cuba, como China y como lo fue Rusia. Este es un país capitalista, donde hay libre competencia, y todos vivimos de lo que producimos, de los que vendemos, de lo que intercambiamos…
Pero en un país donde no existe la cultura del consumo del arte, estamos bien jodidos…
¿Cuál que no hay consumo del arte?, nada más ve la cantidad de conciertos y de música y de teatro comercial que se vende.
Por ejemplo, los pintores, yo no veo que la gente se aglomere para comprar arte.
Yo veo un chingo de pintores que venden y venden caro. Muchos cantantes, muchos trovadores, por muchos años, tuvieron más chamba que yo, y ahora que no hay chamba se están quejando. Todos tenemos obligaciones, no podemos estar dependiendo de las becas y de estar mamando del gobierno. Ya veo yo a un empresario exigiendo que el gobierno le dé seguro de vida y seguro médico. ¿Cuándo has visto a un comerciante pidiendo que le den seguro? ¿El señor del abarrotes de la esquina?
Deberíamos de hacer un sindicato, en ese caso.
De que hay artistas más privilegiados que otros, pues, ni modo. Yo no vivo de mis regalías, a diferencia de García Márquez, ¿verdad? ¿Y quién dice que yo soy menos que García Márquez? Yo no me considero menos valiosa que García Márquez, sin embargo, la literatura de García Márquez, bueno, tuvo mucho más éxito que la mía, ¿verdad? Y, además, estuvo en los planes de estudio, entonces ya se venden solitos sus libros, no tiene que… A mí, desafortunadamente, todavía no me han incluido en los programas de estudio de secundaria y prepa (risas)…
Ya te incluirán cuando te mueras, como hacen con todos (risas)…
Lo que te digo es que uno no puede esperar a que le lleguen las cosas del cielo. Algunos tienen que vivir de su trabajo, Fidelia. Tenemos que talonearle.
Pero si hay un presupuesto para cultura, ¿cómo debe de repartirse?
Es que el presupuesto para cultura y la función del Estado no es mantener gente, el presupuesto es para promover y difundir lo que produce el pueblo.
Tampoco eso hacen.
Sí, sí se hace, ve todo lo que hace Bellas Artes.
Veo un grupo muy gordo de muchos artistas que no están incluidos en esos programas.
Pues que somos miles. Somos muchísimos, Fidelia, somos un montón.
Y cada vez somos más.
Sí, y cada vez son más los que quieren ser artistas para que los mantenga el Estado. Aunque no sirva lo que escriben. Creen que ya por ser artistas ya somos privilegiados y somos diferentes del resto de la población, ¡no!, tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos que el señor de la tienda de abarrotes de la esquina, ¿por qué voy a tener más privilegios como ciudadana que él, nada más porque soy artista?
Conde ha publicado 22 libros de cuento, dramaturgia, ensayo, novela y poesía; ha grabado tres discos de blues; ha creado y representado cinco obras de arte-acción (performance) con guion, vestuario y escenografía original, y ha sido traducida al inglés y alemán. Su obra ha sido merecedora de 12 reconocimientos nacionales, estatales y municipales.
Platícame un poquito, ¿cómo has pasado la cuarentena? ¿Qué has hecho nuevo, qué has dejado de hacer?
Pues no he dejado de hacer nada, mi vida ha seguido normal. Tengo muchas y largas temporadas de autismo escritural (risas)… Me considero una gran autista.
¿Hay un futuro para la industria editorial con toda la tecnología que hay actualmente?
Todo tiene futuro. La poesía existe desde antes que la tecnología.
Entonces la poesía seguirá igual, los libros publicados en físico…
Va seguir habiendo libros en físico, libros electrónicos que tienen una mayor capacidad de difusión y de venta también, y además se va a seguir produciendo poesía, la poesía no va a acabar nunca. Yo o me imagino a un pájaro sin cantar. y aunque se acabe el libro, lo cual no va a suceder, la poesía va a seguir produciéndose.
¿Las nuevas generaciones están escribiendo valiosa poesía?
Toda la vida se ha escrito buena poesía y se va a seguir escribiendo buena poesía toda la vida. Cambian los gustos, cambian los estilos, las temáticas, se recuperan estilos, se vuelven a recuperar temáticas, vocablos, y pasan de moda y vuelven y vuelven a cambiar… Hay muy buena poesía en México, tanto trovadoresca, como declamatoria y de texto escrito.
¿Cómo fue que llegaste al soul, al blues?
Desde chiquita aprendí a cantar en español, pero también en inglés porque vivía en la frontera, a un ladito de Estados Unidos, las ondas sonoras no tienen fronteras y escuchaba mucha música en inglés y fue una música que formó parte de mi generación. Y cuando llegué aquí, fue mi único vínculo con esa parte de mi cultura que aquí no tengo, que aquí no existe. No nada más canto blues, canto bolero, canto rancheras. De hecho, cuando compongo canciones, compongo con melodías…
¿Compones canciones? ¡No sabía!, ¿por qué no sabía?
No sé (risas)…
¿Tienes alguna grabación?
Pues, nada más en el disco que grabé con Follaje tengo una, y otras canciones que grabé con las otras bandas… O sea, grabadas en disco hay dos, y que he cantado en festivales y eso, que no están grabadas, tengo otras.
¿Escribes la letra y la música?
Letra y música. No la escribo porque no sé escribir… sí se escribir, pero no identifico las notas, te digo, como no seguí estudiando, no domino la escritura musical, la grafía musical. Normalmente le canto las canciones a Omar Ortiz y luego él hace los arreglos. Cuando tuve la beca de Sistema estuve trabajando con géneros híbridos, hice todo un espectáculo, nada más que, originalmente era un espectáculo dedicado a los 40 años del Llano en llamas, y primero los herederos de Juan Rulfo me dijeron que sí, y cuando ya tenía todo listo para presentarlo en Bellas Artes, ya con vestuario y todo, me dijeron que siempre no. Se quedó en el cajón el proyecto.
Tijuana le rindió un homenaje por su actividad como escritora. Actualmente, forma parte de la Academia de Creación Literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
¿Proyectos en puerta? ¿Qué estás haciendo?, ¿qué vas a hacer?
Ahorita estoy escribiendo… bueno, ya terminé una novela, ahorita estoy en etapa de corrección. Estoy también con un poemario largo y poemas sueltos que he hecho, por ejemplo, acabo de escribir un romance, para otro espectáculo que he estado trabajando, con canciones y poemas a mis amigos que ya se adelantaron. Son canciones para Daniel Sada, Federico Campbell, Jesús Gardea. Ahorita acabo de publicar un romance que escribí para David Muñoz, Romance al Peregrino, ¿te acuerdas de David?
Claro que sí, mi gran amigo.
Ah, pues le acaban de hacer un homenaje este fin de semana en Arizona, y ahí leí el romance.
Muy lamentable la muerte de David, me dolió mucho.
Sí, y además nunca dijo nada de que estaba enfermo, ahí lo veías cantando y brincando y haciendo cosas.
Era muy alegre.
Muy optimista, mucha energía…
A Rosina le entregaron un merecido reconocimiento en San Luis Río Colorado, Sonora, mi pueblo natal, por su amplia y prolífica trayectoria, no hace mucho. Además de ser una gran persona, es una gran amiga. Actualmente vive en Metepec con su perra Corica, la recién adoptada Yuca y su gata de 4 años, Mandala, todas conviven en sana armonía. Imagino a Rosina en su jardín, con su taza de café y sus pensamientos lejos, hasta donde nace y crece la poesía.
Sigue con Desliz Ediciones y dando clases en la UACM.