Fue un 9 de octubre de 1967 cuando el sargento boliviano Mario Terán asesinó al líder revolucionario, Ernesto ‘El Che Guevara’.
Hay un dato curioso que no mucha gente conoce acerca de la relación de un agente nazi con el homicidio del guerrillero latinoamericano.
El diario español ABC publicó en el 2017 la historia de Klaus Barbie, conocido como ‘El Carnicero’ de Lyon.
“Este oficial de las temibles SS participó a nivel operativo en la captura del «Che» bajo el paraguas de los Estados Unidos. El mismo país que le ayudó a escapar de la justicia alemana una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y que, posteriormente, le contrató como espía para combatir el comunismo de Iósif Stalin. Esta curiosa colaboración saltó a los medios en 2007, año en que el director de cine británico Kevin Macdonald estrenó un documental (llamado «My enemy’s enemy») en el que demostraba su veracidad. Y a él se han unido, desde entonces, decenas de expertos”, difundió ABC en 2017en su sitio digital.
El trabajo periodístico informó que Barbie nació el 25 de octubre de 1913 en Bad-Godesberg (Bonn, Alemania).
“Su futuro, que parecía dirigido hacia la vida monástica, quedó truncado cuando conoció a Adolf Hitler. De manos del futuro «Führer», este joven accedió primero a las Juventudes Hitlerianas y, en 1935, al SD (o «Sicherheitsdienst», una rama del partido «especializada en espionaje y contrainteligencia», en palabras del autor) y a las SS. Pronto logró convertirse también en un miembro de la Gestapo, la policía secreta del Estado”, añadió ABC.
Cuando tenía 21 años, fue ascendido a jefe de la Gestapo en Lyon, detalló el periódico.
“La tarea que se le otorgaba no era sencilla, pues en la zona se hallaba una de las células más destacadas de la mitificada Resistencia. «En Lyon había un fuerte movimiento antinazi: el Consejo Nacional de la Resistencia (CNR), al mando del cual el general De Gaulle había puesto a Jean Moulin», explican Jorge Camarasa y Carlos Basso Prieto en su obra «América nazi». En palabras de los mismos autores, «el CNR tenía un aparato militar que utilizaba tácticas de guerrilla, instalaba explosivos, ‘saboteaba’ trenes y puentes, y atacaba a los soldados alemanes». El destacado miembro del partido se transformó además en un cargo con el suficiente poder como para tener a sus órdenes a multitud de hombres, pero no tanto como para evitar mancharse las manos con la sangre de sus enemigos”, indicó ABC.
Luego Barbie formó parte de los servicios secretos americanos para luchar contra el comunismo. A partir de entonces, el «Carnicero de Lyon» ejerció como espía contra la entonces Unión Soviética.
De acuerdo con ABC, su llegada a Bolivia, de acuerdo con distintos estudios, “El Carnicero de Lyon halló su descanso en latinoamérica en 1951. Y lo hizo tras perpetrar todo tipo de brutalidades contra la vida humana… y gracias a los Estados Unidos. Al país que enarboló la bandera de la libertad en la Segunda Guerra Mundial no le valieron las dos condenas dictadas en Francia contra el oficial de las SS. Por el contrario, le enviaron a Bolivia, donde esta bestia nazi se forjó un nuevo futuro. El mismo que jamás pudieron disfrutar aquellas personas a cuya vida había puesto fin. Hombres, mujeres y niños”.
Los estadounidenses usaron su experiencia haciendo este tipo de trabajos en la Segunda Guerra Mundial, debido a que era el único en Bolivia en aquellos tiempos que sabía combatir a estos grupos y todo indica que la participación del nazi fue únicamente logística y no sobre el campo.
Sin la participación del El Carnicero de Lyon quizá otra habría sido la historia de El Che en Bolivia.
Fue detenido en Bolivia y procesado por crímenes contra la humanidad.
El juicio, celebrado en Lyon acaparó la atención internacional. Barbie fue condenado a cadena perpetua, pese a los esfuerzos de su brillante abogado, por crímenes contra la Humanidad. Se salvó de la pena capital porque ésta ya había sido derogada en Francia.
Murió 8 años después, a los 78 años víctima de la leucemia.
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