Mallas
¿Cómo se verá tu tristeza desde las alturas?
¿Desde los cirrocúmulos,
desde el espacio exterior?
¿Tiene algún influjo la tristeza de los extraterrestres
en nosotros? ¿En nuestra piel?
Si pusiéramos en un microscopio
tu rencor, ¿qué veríamos?
Si llegaras a un museo y te encontraras con tu ira,
¿le aplaudirías?, ¿le tomarías una foto?
Y si fuéramos arqueólogos y viajáramos al futuro,
hasta las ruinas de la colonia Anáhuac en la Ciudad de México
y encontráramos nuestra felicidad,
llena de polvo y cascajo,
¿la reconoceríamos?,
¿o la dejaríamos ahí, entre los otros restos quebrados
de felicidad y pena?
Y si mi amor apareciera detallado en una monografía
escolar hallada en un tiánguis
en la zona de chácharas y joyitas del chacharero.
¿La tomarías sin pagar? ¿O darías las monedas
y la llevarías contigo para pegarla en tu cuarto o en la calle,
o la esconderías?
¿La dejarías ahí para que alguien más la encuentre?
¿Y si vieras tu dolor,
cruzando velozmente entre los barrotes doblados
de una jaula del zoológico en llamas,
¿llorarías?
¿huirías con él?
En su lecho de muerte,
Bart le confiesa a Milhouse que son una caricatura
Al principio decir Paty era lo mismo que decir Selma.
Sólo el cabello las diferenciaba
porque el de una formaba una M de SelMa
y el otro una P de Paty.
Pero luego la vida cambió
y Paty salió del clóset.
Demostrando que su aversión por el ballet y los hombres
no era simple amargura:
era energía mal enfocada.
La vida cambió y las caricaturas se pusieron calientes
hasta quemar el papel en que las habían dibujado.
Una noche Springfield entero escaló a los techos en llamas color arcoíris de su locura
y suplicaron a sus creadores
que se emborracharan de amor con ellos:
El cielo permaneció gris por años
hasta que un día una lluvia de lágrimas equilibró el incendio.
Entonces los personajes de los Simpson migraron.
Comenzaron a envejecer por fin y eso fue una bendición.
Marge se separó de Homero.
Maggie creció como un hongo
y formó una colonia simbiótica de hermosas criaturas que no hablaban.
Selma y Paty se tiñeron los pelos.
«Somos caricaturas, Milhouse»,
dijo Bart a su mejor amigo
en su lecho de muerte en una cabaña escondida en una playa de Oaxaca.
«Ya no tienes que buscar un lugar secreto para llorar, Mil.
Llora en el mundo conmigo.
Llora hasta confundir las emociones con las ideas.
Llora hasta que tu corazón sea imposible de dibujar
y sólo puedas entregarte a él y descubrirlo.
Hora de morir, amigo mío».
Los anteojos de Milhouse se empañaron de lágrimas
que pintaron el lecho de Bart
de miel azul
y todos fuimos libres para decir adiós.
Lo visible nunca abandona lo invisible,
siempre van tomados de la mano
I.
Todo lo que no existe me causa una gran ternura.
También lo que nadie se va a imaginar nunca.
Todo lo que nunca se juntó ni se juntará
en eso algo que llamamos “nuevo”
me parece esencial.
Todo es raro y único
y nuevo, siempre.
Pero estamos desenfocados.
Aquellos que se conocen y se quieren son lindos,
e incluso quienes se conocen y no se quieren
son desde algún punto de vista, lindos.
Pero, ¿no te parecen muy bellos también aquellos que jamás se
conocen…?
Que, claro, pueden llegar a conocerse
en la imaginación de alguien.
Pero aquellos que no se tocaron nunca
de ninguna forma,
¿no te parecen íntimos
de una forma inexplicable?
II.
Hay un Sol que se puede sentir y oler
y uno que nunca vemos.
Un Sol ininteligible.
Después de que los astrónomos lograron fotografiar al sol
y conocer sus dimensiones exactas,
su comportamiento y de qué está hecho,
el Bien ininteligible se ha movido a otras partes del Universo.
¿Es el agujero negro en el centro de la Vía Láctea
nuestro nuevo Sol del Bien?
¿El verdadero comienzo de esta felicidad?
¿Y más allá…?
Gracias agujero negro por estas chanclas.
Gracias agujero negro por esta alberca en Oaxaca.
Gracias agujero negro por este ceviche.
Gracias agujero negro por el Amor en bikini.
No te puedo comprender
pero te puedo sentir.
III.
No te das cuenta siempre,
pero todo, desde el cuerpo hasta el paisaje,
está cubierto de ramas.
Y éstas están llenas de bichos y bayas.
De estas ramas salen otras ramas.
Y detrás de cada una
siempre hay otra rama mayor.
Los troncos de los árboles
son las ramas de la tierra.
Y la tierra es una de las ramas
del fuego y de la luz.
El sol
es un fruto en el centro del Amor.
Gracias hermosa Nada,
que tienes siempre los mejores frutos brotando de Ti
y sigues aún
así siendo siempre
sólo una rama más.

Jaime Tzompantzi (México, CDMX, 1994). Escritor y pangolín sufi. Publicó los libros Fantasmophilia (2018), Isla de Encantos (2019) y Semblanza (2022) en Súper Ediciones Prisma, proyecto editorial multidisciplinario del cual fue coeditor y diseñador de acontecimientos hasta 2023. Así mismo Tres Poemas (Niño Down Editorial, 2021), Mora (Red de Apoyo Diverso, 2024) y su más reciente: Libro de Historia de los Animales (Juan Malasuerte, 2024).