[RESACA DE DIOS]
El otro día soñé con Dios.
Se le veía cansado, confundido y derrotado. Me pareció que venía de amanecida, tal vez con ganas de seguir la fiesta
— Estoy cansado, dijo
— ¿Qué te pasa, viejo? Pregunté
— Estoy “hasta acá” de los seres humanos, respondió.
— ¿Y quién no? No exageres.
— Regálame un cigarro, dijo
— Toma los que quieras, flaco, le dije con cariño, pero saca un trago.
— No traigo, contestó.
— No seas cabrón. Ahí hay agua, vamos, conviértela en vino, de preferencia que sea bourbon.
— Creo que la he cagado con los humanos, dijo mientras exhalaba el humo del cigarro.
— Todos hacemos pendejadas, incluso yo, le dije con sabiduría, ¿por qué serías tú la excepción? No seas soberbio, flaco, le dije en buen plan para animarlo, pero no funcionó. Así que decidí lanzarle mis mejores cartas:
— Mira, no todo está perdido, también creaste a las putas, los casinos, el alcohol y la poesía. No es como que tú hubieras inventado la religión o la política.
— Pero los seres humanos son mi creación, argumentó.
— Yo por eso no tengo hijos, dije, y si los tuviera ya los hubiera regalado o me los hubiera comido. Aprueba otro diluvio, le sugerí, pero creo le pareció demasiado radical mi sugerencia. Los tienes demasiado consentidos, a los humanos, me refiero. Deberías volver a ser el Dios del Antiguo Testamento. Antes tenías más onda, más carácter. Te estás volviendo tibio y blando. Por eso ahora los humanos se ofenden por cualquier estupidez. Ponles un buen susto, le dije, para que maduren y dejen de estarte jodiendo todo el santo día. Que entiendan que ser imbécil tiene consecuencias. Es más, vuélvelos estériles a los tarados.
Dios me miraba detenidamente. Sé que consideraba con seriedad mis palabras cargadas de verdad y sabiduría.
— No te preocupes, dije, ya sabes lo que dicen, “un poco de trauma en la infancia ayuda a forjar el carácter”. Ven, te invito unos chilaquiles, te vas a reponer. Esto es sólo una resaca. Créeme. También esto va a pasar.
[EL REY DE COPAS]
El rey de copas el tigre blanco
el que le arrancó a la noche su luz
el que hace incendios
es éste que se presenta y los saluda
Escuchen porque sé de la noche
lo que del desierto sabe la cobra
Escuchen mi sangre que es ácida y dura
Soy el dolor hecho pus,
agua que preña la luna
Nací del tronco de la noche
una lágrima de puta fue mi bendición
Soy el caifán de cada esquina
mis manos son como la hiedra
y donde pongo mi mirada
arden los espejos
Mi vida es un eclipse lunar
Mi corazón me dicta el nombre
del bar de cada noche
Soy aquél que cruza la ciudad descalzo
cuando las putas ocupan su sitio
Soy un ángel que cae entre dos hielos
y un vaso de vino
Tuve la suerte de nacer de un dromedario
y cargar una madre tatuada en fuego
Tuve la fortuna de armar mis huesos
con pedazos de luna
Mi madre me condujo
por las cabelleras de la madrugada
me alejó de los caminos sordos de la luz
Una noche me hizo dormir
para morderme el corazón
Al despertar y salir a la calle
me di cuenta de que era invisible
Era admirable el alacrán que llevaba
por corazón mi madre
Di un salto al sol
y éste se hizo a un lado
Busqué refugio en un atardecer
junto a un río de luz que la tarde olvidó
A causa de la sed
puse mis labios en el agua
y un tiburón mordió mis ojos
desde entonces soy ciego
y puedo ver
Bebo porque mi sed es un sello en la sangre
una línea en la mano una líquida comunión
mis palabras son navajas que liberan
que cortan las cuerdas de la historia
que anda en carrusel
Bebo como un mar enfurecido
como una hiena loca que escupe fuego
Soy mudo
pero canto mejor que el cenzontle
juego en las tierras áridas del desierto
y sé que cuando muera
me encerrarán en una piedra
El que quiera beber que me acompañe
El que quiera morir que duerma en casa
Yo soy el Rey de copas señores
y estoy aquí como una llaga
[SE LLAMABA CLAUDIA]
Supe su nombre y que tenía 22 años hasta que ya llevaba una semana viviendo conmigo
Se llamaba Claudia era bailarina le gustaba coger y beber vodka a diario
No la culpo ¿A quién no?
¿Para qué complicarse la existencia?
Le envié dinero y la invité a mi casa en Ciudad de México
Esa noche tuve una presentación en un bar
y Claudia se puso un vestido que la hacía verse deliciosamente obscena:
¡La adoré!
Nos bebíamos todo lo que ganaba en aquel entonces
Nos robaron en el barrio bravo de Tepito
cuando quisimos comprar
algo de cocaína
El dinero iba y venía mientras nosotros cogíamos
con total impunidad
También comíamos de vez en cuando
pero bebíamos y cogíamos más
mientras reproducíamos la música
que nos gustaba
Le presenté la cocaína
y ambas se gustaron de inmediato
Al día siguiente fuimos a conseguir más
pero nos robaron
Fueron sólo 500 pesos, aunque pudo ser peor
Claudia quería la coca para disfrutar del sexo anal
Esa noche no hubo rayas,
ni pude metérsela por atrás / pero vimos las peleas de box
y le hice muchas fotografías desnuda
Si me preguntas por el infierno
puedo decir que espero exista un lugar reservado
para ese imbécil que nos robó en Tepito
Por su culpa esa noche no hubo coca, ni sexo anal
¡Maldito calvo!
Ojalá y lo pongan a rezar
y a escuchar misa todo el tiempo
en el infierno
[MOTEL 21]
La vi salir del motel 21
a Elba
la que fue mi novia en preparatoria
la que fue linda
la que me enseñó a amar
Todos sabían que era una puta
—sólo yo sabía que además de puta
era un ángel
Me besaba como si anticipara que me volvería poeta
Me abrazaba como si fuera de ella
La vi salir tan plena que me gustó
(otra vez)
porque en el motel 21
sólo colchones viejos
y cucarachas puedes encontrar
Descubrí escondido
en un oscuro rincón de su mirada
el deseo satisfecho
—tanto que casi sentí su orgasmo—
Esto me hizo creer en Dios de nuevo
Supe que los ángeles andan entre nosotros
y que no sólo hice un día el amor con una puta
sino que lo hice con una
que también era un ángel
[YO SÍ FUI AL HILTON]
Días antes de su cumpleaños le sugerí a mi chica que para celebrar nos encerráramos todo el día en el Hilton. Nomás me dio el avión. —como siempre—
Le dije: reserva hoy mismo y el día de tu cumpleaños la pasaremos desnudos y borrachos. Con un poco de suerte también drogados.
— ¿Por qué el Hilton? preguntó
— La piscina del Hilton es el mejor bar de la ciudad cariño.
Ni siquiera era tan caro, pero me dio el avión —como siempre— porque ya tenía otros planes —como siempre—.
Ella quería ir a celebrar con sus amigos a un bar de gente sin alma. ¡Como si fuéramos del montón! Yo me corté de inmediato de sus planes —como siempre—.
Con lo que ella no contaba era con que ese día habría ley seca en la ciudad y todos los bares estarían cerrados. No hubo bar ni amigos ni festejos. Ese día mi chica se bebió dos cervezas de lata que tenía guardadas en la nevera y estuvo trabajando en casa como un día cualquiera.
Yo sí fui al Hilton y me emborraché con un par de prostitutas.
—Como siempre, pues.
***
Torreón, Coahuila, México 1976. Poeta y novelista. Ha publicado 9 libros de poesía, 4 novelas y 1 libro de cuentos. Entre sus premios se encuentran: Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Mérida”, 2021. El Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano” Premio Nacional de Poesía Tijuana 2003, Premio Binacional de Novela Joven “Frontera de Palabras / Border of words” 2009. Fue finalista en el II Premio Internacional de Poesía “Vicente Huidobro”, 2020. Ha publicado sus poemas en Tierra Adentro, La Jornada, El Financiero, Carruaje de Pájaros, Letralia, Neotraba, Vanguardia, Milenio, Diario de Xalapa, Punto de Partida de la UNAM, Letralia, de Venezuela y La Poesía Alcanza, de Argentina.
