En marzo de 2022, Juan Villoro impartió la plática “Italo Calvino: gramática de la imaginación” en un evento organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y El Colegio Nacional. Durante la charla, exploró la creación y estrategias literarias del autor italiano.
La presentación de Villoro en Monterrey formó parte del seminario Pensar y Escribir, y se realizó tras dos años de pausa en los eventos públicos debido a la pandemia de Covid-19. Rescato esta conferencia porque, como muchos otros contenidos que circulan en Internet, es necesario retomarla para evitar que se pierda en el olvido, además de que me pareció sumamente interesante la exposición del autor de El libro salvaje.
Italo Calvino (1923-1985) fue un periodista y escritor destacado por sus aportaciones en cuentos y novelas, que oscilaban entre el neorrealismo y lo fantástico, ofreciéndonos una visión del futuro a través de una realidad fragmentada. Para muchos, incluido yo, es un gran clásico del siglo XX.
“Hay escritores que se conforman con escribir su obra y escritores que también tienen el gusto y la necesidad de escribir sobre otros escritores. Italo Calvino, en su actividad indiscutible, fue uno de estos últimos, ya que trabajó en editoriales y fue un gran comentarista de la literatura y ensayista”, explicó Villoro al inicio de su conferencia, ante un público con cubrebocas.
Uno de los libros de Calvino, agrega Villoro, se titula Por qué leer los clásicos, donde afirma: “Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir, es decir, que a través de las épocas nos sigue inquietando, interrogando y planteando nuevas cuestiones. No es lo mismo leer El Quijote en el siglo XVIII que en el XIX, XX o XXI. Son libros en los que el lector les da la última palabra, la interpretación final”.
Villoro recorre la vida de Calvino, profundiza en el significado de su nombre y repasa la historia de su padre, destacando la importancia que la botánica tuvo en la obra del autor. Esta influencia le enseñó que todo en el mundo debía ser clasificado, lo que se refleja en su literatura.
La naturaleza, entendida como un libro, juega un papel crucial en la obra de Calvino y en su imaginación, plasmada en su primera novela, El sendero de los nidos de araña, que ofrece una visión periférica de la Segunda Guerra Mundial.
Me gusta ver, leer y escuchar a Villoro cuando escribe o conversa sobre otros autores. En su conferencia, aborda el cuento Por último el cuervo, de Calvino, que forma parte del libro del mismo título, el cual reúne relatos breves: algunos violentos, amargos, misteriosos y hasta grotescos. Villoro disecciona el relato de manera magistral.
Para Calvino, narrar la realidad no servía de nada si no se le sumaba algo: “Agregarle algo a la realidad es parte de la literatura que propone Calvino; para ello, debía sustraerse de la realidad, establecer cierta distancia”.
El italiano, nacido en Cuba, recordó Villoro, “murió en la ciudad de Siena, Italia, mientras preparaba las conferencias para Harvard que serían publicadas como Seis propuestas para el próximo milenio. En ellas, recordaba constantemente el mundo vegetal. Calvino sufrió un derrame cerebral mientras escribía las lecciones, fue internado en un hospital en Siena, donde recuperó el sentido. Las últimas cosas que se le conocen fueron preguntas y respuestas, no sobre los temas originales que trataron sus padres y que él escuchó de niño, relacionados con la naturaleza, sino sobre las personas”.
Villoro indica que “las personas estaban muy preocupadas, como suele pasar con los seres queridos cuando alguien ha sufrido un derrame cerebral, en saber si conservaba el sentido. En un momento dado, llegó la hija de Calvino y le preguntó: ‘¿sabes quién soy?’ Y Calvino le contestó: ‘una tortuga’. Luego entró el médico y le dijo: ‘¿sabe usted quién soy?’ Y Calvino contestó: ‘un comisario de policía’. Estaba jugando, reinventando la realidad en su último momento”.
Muy poco después, Calvino falleció. “Y fue justamente el 19 de septiembre de 1985, el día del terremoto en la Ciudad de México».