Son versos rotundos merced a la decantada palabra: “Lo más importante en la vida es no haber muerto”, “antes que buscar una palabra en el diccionario es preferible inventar otra” y, “donde el tiempo está más unido al polvo es en las bibliotecas”. Su nombre: Greguerías y surgen de la invención del escritor español Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), como un género literario (subgénero, dicen algunos críticos) en verdad desafiante.
La lectura de estos asombros me remite inmediatamente a la idea del filósofo Ludwig Wittgenstein, quien sostiene que “el mundo es el conjunto de todos los hechos, la totalidad de lo que acaece y ocurre”. Las greguerías convertidas en historias contundentes, hacen un todo: “Las palabras son peces que pasan en hilera y no necesitan agua sino papel”, es una bellísima metáfora y forma parte del asombroso bagaje cuasi aforístico del escritor, quien fue un apasionado del relato corto.
Quizás lo anterior parezca una hipérbole, sin embargo, la propuesta del autor del portentoso libro Caprichos (Espasa Calpe), en cuyas páginas se encuentra la fervorosa exaltación de los asombros, textos que explican el porqué “el cuento gana por nocaut” frente a la novela (Julio Cortázar dixit), rompió paradigmas en la narrativa.
En México hay una gran riqueza y una pléyade de autores que han cultivado la ficción en ajustada prosa, una práctica permanente que se acostumbra clasificar como microcuentos o minificción.
Javier Lara, un joven entusiasta que reseña de manera generosa a Gómez de la Serna, se refiere a ellos como subgéneros, y me permito compartir de su lista de greguerías otras no menos deslumbrantes porque no tienen desperdicio alguno:
El agua se suelta el pelo en las cascadas.
El arco iris es la cinta que se pone la naturaleza después de haberse lavado la cabeza.
En el diccionario todas las palabras juegan al escondite con uno.
El acento es la vacuna de la palabra.
El ladrido es una risa al revés.
La luna es un banco de metáforas arruinado.
Y, después de estos ejemplos, ¿qué son las greguerías? Son breves composiciones que de forma ingeniosa y humorística expresan pensamientos sobre la vida y asuntos comunes. Se diferencian de los aforismos mediante la siguiente fórmula: humorismo + metáfora+ Metafísica=greguería.
Todo este entramado proverbial, ha sido de gran influencia para muchas generaciones y una muestra del quehacer literario en el que existen los mundos prodigiosos, es El libro de la imaginación (FCE, antología clásica del maestro Edmundo Valadés), obra a la que le entierro el diente de nueva cuenta, ya entrada la noche, con un café doble carga ¿ustedes gustan? lo que redunda en un placentero ejercicio de lectura, diferente a la primera vez.