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Tres poemas para bramar

Te doy todo Pink Floyd y algo de Sabina…

Por Alfredo Espinosa | 29 septiembre, 2020

Te doy todo Pink Floyd y algo de Sabina,
lo sombrío de mi rostro en el café,
el fagot y el chello cuando tocan la palabra
melancolía, mi culo virgen, mi canuto
escondido, la metódica construcción de mi infarto,
el río sonoro que pasa contento por este verso,
todo Escher, mis bramas orgásmicas, el más alto
vuelo donde toco apenas mi raíz, y la brújula
de mi corazón, para que no te vayas
No te obsequio la luna
porque ya la he regalado a muchas,
ni el ramillete de escalofríos que cosecho
en el cuerpo de mis amantes
A nadie pertenecen las nubes ni las rosas
Te doy New York y la imagen de ti en mis ojos,
la escritura de mis manos enredadas en tu pelo,
mi antología de Kavafis y el Caeiro de Pessoa,
los dioses que entre las rocas florecen,
mi don de lenguas doctorado en tu cunnilinguis,
lo siniestro familiar que no te he contado
y las palabras que te recuerdan la mar que eres:
bella de culo y alma, mi diosa, mi putita,
mi otra ala, para que no te vayas

Tú

Mi spa, mi table dance, mi kama sutra
mi lady, mi geisha, mi concubina
mi flor maldita, mi amour fou, mi sex toy
Mi orgía, mi haschis, mi tabernáculo
mi beso negro, mi lluvia dorada,
mis puntos cardinales, mi extravío
Mi Circe, mi hetaira, mi harem, mi Nadja
Mi adúltera, mi burdel, mi adelita
mi reiki, mi sazón y mi petate
Mi sol, mi zona aúrea, mi caligrama
mi barco ebrio, mi dolor de muelas
mi amada, mi infierno, mi corazón

Música letal

El traqueteo de una AK – 47, su música letal,
rafaguea la flor del árbol seco. Nadie
sabe cómo se llamaba esa muerta
Las ambulancias aúllan por las calles, la policía
acordona la zona: un bebé acribillado,
y con el tiro de gracia
Los gladiolos se abren como siempre
Aparecen cadáveres en las cajuelas de los autos
en los tambos de basura, en lotes baldíos,
en sacos, descabezados, torturados, descoyuntados,
un cementerio de gemidos, canciones
arrancadas al corazón. El país es un mapa agujerado,
una cruz de ceniza. Sólo la mariposa traspasa
la escena del crimen. El sicario desayuna tarde,
agita el café con el movimiento de esas caderas,
el periódico chorrea y se estremece. La silla del político
se apoya en el fango, el desfile fúnebre pasa
silencioso, van juntos, rotos, los corderos y los machos
cabríos, y la sangre en el hocico de los lobos
¿Debo añadir que las encuestas favorecen al príncipe,
la bolsa está a la alza y los pájaros aún gorjean?

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